Joyas de los Testimonios 1

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El poder de la oración en la tentación*

¡Cuán misericordiosa y tiernamente obra nuestro Padre celestial con sus hijos! Los guarda de mil peligros que ellos no ven, y los protege contra las artes sutiles de Satanás, para que no sean destruídos. Debido a que nuestra corta visión no discierne el cuidado protector de Dios mediante sus ángeles, no procuramos contemplar y apreciar el interés siempre vigilante que nuestro bondadoso y benevolente Creador tiene en la obra de sus manos; y no nos mostramos agradecidos por la multitud de mercedes que nos concede diariamente. 1JT 356.1

Los jóvenes ignoran los muchos peligros a los cuales están expuestos diariamente. No podrían nunca conocerlos plenamente todos; pero si velan y oran Dios mantendrá sus conciencias sensibles y claras sus percepciones, para que disciernan las operaciones del enemigo y sean fortalecidos contra sus ataques. Pero muchos de los jóvenes han seguido durante tanto tiempo sus propias inclinaciones, que el deber es una palabra que no tiene significado para ellos. No comprenden los altos y santos deberes que han de cumplir para beneficiar a otros y glorificar a Dios; y descuidan en absoluto su cumplimiento. 1JT 356.2

Si los jóvenes pudiesen tan sólo despertarse y sentir profundamente su necesidad de fuerza divina para resistir las tentaciones de Satanás, obtendrían preciosas victorias y una experiencia valiosa en la guerra cristiana. ¡Cuán pocos de los jóvenes piensan en la exhortación del inspirado apóstol Pedro: “Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devore: al cual resistid firmes en la fe”! 1 Pedro 5:8, 9. En la visión dada a Juan, él vió el poder de Satanás sobre los hombres, y exclamó: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” Apocalipsis 12:12. 1JT 356.3

La única seguridad de los jóvenes estriba en velar y orar humildemente, sin cesar. No deben hacerse la ilusión de que pueden ser cristianos sin esto. Satanás oculta sus tentaciones y designios bajo un manto de luz, como cuando se acercó a Cristo en el desierto. Se presentó entonces como uno de los ángeles celestiales. El adversario de nuestras almas se acercará como huésped celestial; y el apóstol recomienda como nuestra única seguridad la sobriedad y la vigilancia. Los jóvenes que se entregan a la negligencia y la liviandad y que descuidan los deberes cristianos, caen continuamente bajo las tentaciones del enemigo, en vez de vencer como Cristo venció. 1JT 357.1

El servicio de Cristo no es pesada rutina para el alma plenamente consagrada. La obediencia a nuestro Salvador no nos resta felicidad ni verdadero placer en esta vida, sino que ejerce un poder refinador y elevador sobre nuestro carácter. El estudio diario de las preciosas palabras de vida halladas en la Biblia fortalece el intelecto y nos permite conocer las obras grandiosas de Dios en la naturaleza. Por el estudio de las Escrituras obtenemos un conocimiento correcto de cómo vivir a fin de disfrutar la mayor felicidad sin sombra. El que estudia la Biblia se arma también de argumentos bíblicos para hacer frente a las dudas de los incrédulos y eliminarlas por la clara luz de la verdad. Los que han escudriñado las Escrituras pueden estar siempre fortalecidos contra las tentaciones de Satanás, cabalmente equipados para toda buena obra, y preparados para dar a todo aquel que los interrogue una razón de la esperanza que hay en ellos. ... 1JT 357.2

Mientras oráis, amados jóvenes, para no ser inducidos en tentación, recordad que vuestro trabajo no termina con la oración; debéis luego contestar hasta donde podáis vuestra propia plegaria, resistiendo a la tentación y dejando a Jesús que haga por vosotros lo que no podáis hacer. Nunca seréis demasiado cautelosos en vuestras palabras y vuestra conducta para no invitar al enemigo a tentaros. Muchos de nuestros jóvenes, por su negligente descuido de las amonestaciones y reprensiones que se les dirigen, abren la puerta de par en par para que entre Satanás. Teniendo la Palabra de Dios como nuestra guía y a Jesús como nuestro Maestro celestial, no necesitamos ignorar sus requerimientos ni los designios de Satanás, ni ser vencidos por sus tentaciones. No será tarea desagradable obedecer a la voluntad de Dios, cuando nos entreguemos completamente a la dirección de su Espíritu. 1JT 357.3