Joyas de los Testimonios 2

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Su ejemplo en la reforma pro salud

En nuestro trato con los incrédulos, no permitamos que nos desvíen de los principios correctos. Al sentarnos a sus mesas, comamos con templanza, y únicamente alimentos que no confundan nuestra mente. Evitemos la intemperancia. No podemos debilitar nuestras facultades mentales o físicas, e incapacitarnos para discernir las cosas espirituales. Mantengamos nuestra mente en tal condición que Dios pueda inculcarle las preciosas verdades de su Palabra. 2JT 551.5

Así ejerceremos influencia sobre los demás. Muchos procuran convertir la vida ajena y atacan los hábitos que para ellos son malos. Van hacia aquellos que consideran en error, les señalan sus defectos, pero no hacen un esfuerzo ferviente y atinado para dirigir las mentes a los principios verdaderos. Una conducta tal deja con frecuencia de obtener los resultados deseados. Al procurar corregir a otros, con frecuencia despertamos su espíritu combativo y así hacemos más mal que bien. No vigilemos a los demás para señalarles sus faltas o errores. Enseñemos por el ejemplo. Sean nuestra abnegación y nuestra victoria sobre el apetito una ilustración de cómo se obedece a los principios correctos. Dejemos que nuestra vida dé testimonio de la influencia santificadora y ennoblecedora de la verdad. 2JT 552.1

De todos los dones que Dios ha concedido a los hombres, ninguno es más precioso que el don del habla. Si está santificado por el Espíritu Santo, es una fuerza para el bien. Con la lengua convencemos y persuadimos; con ella ofrecemos oración y alabanza a Dios; y con ella transmitimos ricos pensamientos acerca del amor del Redentor. Por el uso correcto del don del habla, el colportor puede sembrar en muchos corazones las preciosas semillas de la verdad. 2JT 552.2