Joyas de los Testimonios 2

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Finanzas de las escuelas de iglesia

Los mismos principios que, si se siguiesen, acarrearían éxito y bendición a nuestras escuelas preparatorias y superiores, debieran gobernar nuestros planes y trabajo en pro de las escuelas de iglesia. Participen todos en los gastos. Repare la iglesia en que aquellos que deban recibir sus beneficios estén asistiendo a la escuela. Se debe ayudar a las familias pobres. No podemos llamarnos verdaderos misioneros si descuidamos a aquellos que están a nuestras mismas puertas, que se hallan en la edad más crítica y que necesitan nuestra ayuda para obtener el conocimiento y la experiencia que los capacite para el servicio de Dios. 2JT 475.3

El Señor quiere que se hagan afanosos esfuerzos en la educación de nuestros niños. La verdadera obra misionera hecha por maestros que son enseñados diariamente por Dios, hará conocer a muchas almas la verdad tal cual es en Jesús; y los niños así educados impartirán a otros la luz y el conocimiento recibidos. ¿Darán los miembros de la iglesia recursos para adelantar la causa de Cristo entre los demás y dejarán de paso a sus propios hijos fomentar la obra y el servicio de Satanás? 2JT 475.4

A medida que se establezcan escuelas de iglesia, el pueblo de Dios recibirá una valiosa educación al aprender a dirigirlas con éxito financiero. Si esto no puede hacerse, ciérrese la escuela hasta que, con la ayuda de Dios, puedan idearse planes para sostenerla sin que pese sobre ella el oprobio de las deudas. Hombres aptos para las finanzas debieran revisar las cuentas una, dos o tres veces al año, para comprobar la verdadera situación de la escuela y ver que no se hagan gastos enormes que produzcan una acumulación de deudas. Debemos esquivar las deudas como esquivaríamos la lepra. 2JT 476.1

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Muchos de nuestros jóvenes que desean educarse manifiestan demasiada indiferencia en lo que se refiere a verse envueltos en deudas. Contemplan el estudio de los libros como el medio principal de educarse. No reconocen el valor de una educación comercial práctica y se sienten satisfechos con cursar años de estudio a costa de otras personas más bien que abrirse camino por sí mismos. No contemplan con ojo crítico las consecuencias de esto. No estudian partiendo de causa a efecto. 2JT 476.2

Con frecuencia el resultado de semejante proceder es un desarrollo desequilibrado de las facultades. El alumno no comprende los puntos débiles de su carácter; no se da cuenta de sus deficiencias. Al depender de otros se priva de una experiencia de la vida práctica que le será difícil recuperar. No aprende a depender de sí mismo. No aprende a valerse de la fe. La verdadera fe habilita al alma para elevarse de un estado imperfecto y embrionario y para comprender en qué consiste la verdadera sabiduría. Si los estudiantes desarrollan armoniosamente cerebro, huesos y músculos, estarán mejor capacitados para estudiar y para hacer frente a las realidades de la vida. Pero si siguen sus propias ideas erróneas acerca de aquello que constituye la educación, no llegarán a ser hombres y mujeres cabales y de iniciativa propia. 2JT 476.3