Joyas de los Testimonios 2

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Cuadros que alegran el alma

Hay, gracias a Dios, cuadros más brillantes y halagüeños que el Señor nos ha presentado. Agrupemos las bienaventuradas seguridades de su amor, como tesoros preciosos, para que podamos mirarlas de continuo. El Hijo de Dios abandonando el trono de su Padre, vistiendo su divinidad de humanidad, a fin de rescatar al hombre del poder de Satanás; su triunfo en nuestro favor, abriendo el cielo al hombre, revelando a la visión humana la cámara de la presencia donde la divinidad revela su gloria; la especie caída levantada desde el abismo de la ruina en que el pecado la había sumido, y puesta de nuevo en relación con el Dios infinito, habiendo soportado la prueba divina por la fe en nuestro Redentor, revestida con la justicia de Cristo y exaltada a su trono, éstos son los cuadros con los cuales Dios nos invita a alegrar las cámaras del alma. Y mientras no miremos “a las cosas que se ven, sino a las que no se ven” resultará cierto que “lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria.” 2 Corintios 4:18, 17. 2JT 342.1

En el cielo, Dios es todo en todos. Allí reina suprema la santidad; allí no hay nada que estropee la perfecta armonía con Dios. Si estamos a la verdad en viaje hacia allá, el espíritu del cielo morará en nuestro corazón aquí. Pero si no hallamos placer ahora en la contemplación de las cosas celestiales; si no tenemos interés en tratar de conocer a Dios, ningún deleite en contemplar el carácter de Cristo; si la santidad no tiene atractivos para nosotros, podemos estar seguros de que nuestra esperanza del cielo es vana. La perfecta conformidad a la voluntad de Dios es el alto blanco que debe estar constantemente delante del cristiano. El se deleitará en hablar de Dios, de Jesús, del hogar de felicidad y pureza que Cristo ha preparado para los que le aman. La contemplación de estos temas, cuando el alma se regocija en las bienaventuradas seguridades de Dios, es comparada por el apóstol al goce de “las virtudes del siglo venidero.” 2JT 342.2

Está por sobrecogernos la lucha final del gran conflicto, cuando con “grande potencia, y señales, y milagros mentirosos, y con todo engaño de iniquidad,” Satanás obrará para representar falsamente el carácter de Dios, a fin de seducir, “si es posible, aun a los escogidos.” Mateo 24:24. Si hubo alguna vez un pueblo que necesitase un aumento constante de la luz del cielo, es el pueblo que, en este tiempo de peligro, Dios llamó a ser depositario de su santa ley y a vindicar su carácter delante del mundo. Aquellos a quienes se confió un cometido tan sagrado deben ser espiritualizados y elevados por las verdades que profesan creer. 2JT 343.1

Nunca la iglesia ha necesitado tanto, y nunca ha estado Dios tan deseoso de que ella obtuviese la condición descrita en la carta de Pablo a los colosenses cuando escribió: “No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría y espiritual inteligencia; para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.” Colosenses 1:9, 10. 2JT 343.2