Joyas de los Testimonios 2

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Insondable profundidad de la verdad

Hay misterios en el plan de la redención: la humillación del Hijo de Dios, para que fuese hallado como hombre, el admirable amor y la condescendencia del Padre al entregar a su Hijo; y esos misterios constituyen temas de continuo asombro para los ángeles celestiales. El apóstol Pedro, hablando de la revelación dada a los profetas en cuanto a “las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas,” dice que son cosas “en las cuales desean mirar los ángeles.” 1 Pedro 1:11, 12. Constituirán el estudio de los redimidos a través de las edades eternas. A medida que contemplen la obra de Dios en la creación y la redención, nuevas verdades se revelarán continuamente a su mente asombrada y deleitada. Y a medida que vayan aprendiendo más y más de la sabiduría, el amor y el poder de Dios, su mente se irá ampliando constantemente y su gozo aumentará de continuo. 2JT 307.2

Si para los seres creados fuese posible obtener una comprensión plena de Dios y sus obras, después de lograrla no habría para ellos mayor descubrimiento de la verdad, ni crecimiento en el conocimiento, ni ulterior desarrollo del intelecto o el corazón. Dios no sería ya supremo; y los hombres, habiendo alcanzado el límite del conocimiento y del progreso, dejarían de avanzar. Demos gracias a Dios de que no es así. Dios es infinito; en él están “escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento.” Colosenses 2:3. Y durante toda la eternidad los hombres podrán estar investigando y aprendiendo siempre, y sin embargo no podrán agotar los tesoros de su sabiduría, bondad y poder. 2JT 307.3

Dios quiere que, aun en esta vida, la verdad se vaya desarrollando siempre ante su pueblo. Hay tan sólo una manera en que puede obtenerse este conocimiento. Podemos alcanzar a comprender la Palabra de Dios únicamente por la iluminación de aquel Espíritu por el cual fué dada la Palabra. “Nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios;” “porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.” Y la promesa del Salvador a quienes le siguen es: “Cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; ... porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.” 1 Corintios 2:11, 10; Juan 16:13, 14. 2JT 308.1