Joyas de los Testimonios 3

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La centralización*

Santa Elena, California,

4 de septiembre de 1902.

A los hermanos dirigentes de nuestra obra médica.

Estimados Hermanos,

El Señor trabaja imparcialmente en favor de todas las partes de su viña. Son los hombres los que desorganizan su obra. El no concede a su pueblo el privilegio de recoger grandes sumas de dinero para establecer instituciones en algunos puntos solamente, de modo que no quede nada para instalar instituciones similares en otros lugares. 3JT 121.1

Deben fundarse muchas otras instituciones en las ciudades de Norteamérica, especialmente en la parte sur de los Estados Unidos, donde se ha hecho muy poca cosa hasta ahora. En los países extranjeros, deben iniciarse y dirigirse con éxito muchas empresas médico misioneras. El establecimiento de los sanatorios es tan importante en Europa y otros países extranjeros como en los Estados Unidos. 3JT 121.2

El Señor desea que sus hijos comprendan qué clase de trabajo debe realizarse, y que, como administradores fieles, obren prudentemente en la inversión de recursos. En cuanto concierne a la construcción de edificios, desea que se calcule el gasto a fin de saber si hay bastante dinero para terminar lo emprendido. Quiere también que se recuerde que no hay que concentrar todo el dinero de un modo egoísta en algunos lugares solamente, sino que conviene tener en cuenta las muchas otras localidades donde deben establecerse instituciones. 3JT 121.3

De las instrucciones que he recibido se desprende que los administradores de todas nuestras instituciones, especialmente de los sanatorios recién establecidos, deben ahorrar con cuidado para poder auxiliar a otras instituciones que deben establecerse en otras partes del mundo. Aun cuando tengan una buena cantidad de dinero en caja, deben hacer sus planes teniendo en cuenta las necesidades del gran campo misionero de Dios. 3JT 121.4