Joyas de los Testimonios 3

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En diversos ramos

Dios nos ha confiado una obra de las más sagradas, y debemos reunirnos con el objeto de recibir instrucciones que nos hagan capaces de cumplir esa obra. Debemos comprender cuál es nuestra parte individual en la causa del Señor en esta tierra, para reivindicar los derechos de la santa ley de Dios y presentar a los hombres el Salvador, “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Juan 1:29. Debemos congregarnos para recibir la llama divina que nos hará comprender nuestro deber en el hogar. Los padres deben saber cómo pueden enviar del santuario del hogar a sus hijos e hijas criados de tal modo que puedan brillar como luces en el mundo. Debemos comprender la división del trabajo y la manera en que cada ramo de la obra debe ser desempeñado. Cada cual debiera saber qué parte le toca en este trabajo, a fin de que la armonía de propósito y de acción sea mantenida en el trabajo de todos. 3JT 322.3

Bien dirigido, el congreso es una escuela en la cual los predicadores, ancianos y diáconos pueden aprender a trabajar para el Maestro de una manera más perfecta. En esta escuela, los miembros de la iglesia, jóvenes y ancianos, deben tener ocasión de aprender a conocer mejor el camino del Señor; los creyentes deben recibir en ella una educación que los habilite para ayudar a otros. 3JT 323.1

La mejor ayuda que los predicadores pueden dar a los miembros de nuestras iglesias, no consiste en sermonearlos, sino en trazarles planes de trabajo. Dad a cada uno un trabajo que ayude al prójimo. Enseñad a todos que, por haber recibido la gracia de Cristo, tienen el deber de trabajar por él. Especialmente a las personas que hace poco aceptaron la fe, debe enseñárseles a colaborar con Dios. Si se los pone a trabajar, los abatidos se olvidarán muy pronto de su desaliento; el débil se tornará fuerte; el ignorante, inteligente; y todos aprenderán a presentar la verdad tal cual es en Jesús. Hallarán una ayuda segura en Aquel que prometió salvar a quienes se allegan a él. 3JT 323.2

En algunas de nuestras asociaciones, los miembros dirigentes han vacilado en introducir esos métodos prácticos de instrucción. Algunos son más propensos a sermonear que a instruir. Pero con motivo de nuestros congresos, no debemos perder de vista la posibilidad que se nos brinda de enseñar a los hermanos y hermanas a hacer trabajo misionero práctico donde viven. En muchos casos, en esas asambleas, convendrá designar a ciertos hombres escogidos para la responsabilidad de impartir enseñanza en los diferentes ramos de actividad. Enseñen algunos a los miembros a dar estudios bíblicos y a dirigir reuniones familiares. Otros pueden tener el cargo de enseñar los principios de la salud y de la temperancia, y la manera de tratar a los enfermos. Otros aún pueden trabajar en favor de la obra con nuestros periódicos y libros. ... 3JT 323.3

Nuestra preocupación principal no debiera consistir tanto en obtener dinero como en salvar almas. Por esto, debemos, por todos los medios posibles, tratar de enseñar a los alumnos cómo impartir a las almas un conocimiento del mensaje del tercer ángel. Cuando logramos salvar almas, aquellos que hemos añadido a la fe emplean a su vez sus talentos para comunicar la verdad a otros. Cuando trabajemos con diligencia para la salvación de nuestros semejantes, Dios dará éxito a todos nuestros esfuerzos. 3JT 324.1