Joyas de los Testimonios 3

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La obra misionera de la iglesia*

JESÚS acepta con gozo los servicios de cualquier ser humano que se entrega a él. Asocia lo humano con lo divino, a fin de comunicar al mundo los misterios del amor encarnado. Sea este amor el objeto de vuestras conversaciones, de vuestras oraciones y de vuestros cantos: llenad el mundo con el mensaje de su verdad, y llevad este mensaje hacia las regiones lejanas. 3JT 298.1

Los seres celestiales están listos para cooperar con nosotros, a fin de revelar al mundo lo que pueden llegar a ser los seres humanos, y lo que puede cumplirse por su influencia, para la salvación de las almas que están a punto de perecer. Una persona verdaderamente convertida está tan llena del amor de Dios, que anhela comunicar a otros el gozo que posee. El Señor desea que su iglesia manifieste al mundo los esplendores de la santidad y que demuestre el poder de la religión cristiana. El cielo se ha de reflejar en el carácter del cristiano. El cántico de agradecimiento y alabanza debe ser oído por aquellos que están en las tinieblas. Esforzándonos por hacer bien a otros, hemos de expresar nuestra gratitud por las buenas nuevas del Evangelio, por las promesas que encierra y las seguridades que nos da. Al realizar esta obra, impartiremos rayos de justicia celestial a las almas cansadas, inquietas y dolientes. Este ministerio es como un manantial abierto al viandante cansado y sediento. Los ángeles de Dios asisten a cada obra de misericordia y amor. 3JT 298.2