Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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Una experiencia religiosa enana

Los ricos se sienten tentados a emplear sus recursos en la complacencia de sí mismos, en la gratificación del apetito, en el adorno personal o en el embellecimiento de sus hogares. Los cristianos profesos no vacilan en gastar su dinero libremente, y aun con extravagancia, para conseguir estos objetivos. Pero cuando se les pide que den para la tesorería del Señor, para edificar su causa, y para promover su obra en el mundo, muchos presentan objeciones. El rostro que brillaba de interés al hacer planes para la gratificación de sí mismo, no se enciende de gozo cuando la causa de Dios recurre a su generosidad. Tal vez, sintiendo que no pueden hacer de otro modo, dan de limosna una suma limitada, muy inferior a lo que gastan liberalmente en la complacencia en cosas innecesarias. Pero no manifiestan ningún amor real por Cristo, ningún interés fervoroso en la salvación de las almas preciosas. ¡No es extraño que la vida cristiana de esta clase de gente sea, en el mejor de los casos, tan sólo una existencia enana y enfermiza! A menos que tales personas cambien su conducta, su luz se convertirá en tinieblas.—The Review and Herald, 16 de mayo de 1882. CMC 161.3