Consejos sobre Mayordomía Cristiana

157/353

Una aptitud original que fue pervertida

El deseo de acumular riquezas es una propensión original de nuestra naturaleza que fue implantada allí por nuestro Padre celestial para que sirviera a fines nobles. Si preguntamos al capitalista que ha dedicado todas sus energías al sólo objeto de acumular riqueza y que trabaja con perseverancia y laboriosidad para acrecentar sus bienes, cuál es el propósito que lo anima en sus esfuerzos, no podría darnos una razón de él ni podría presentar una finalidad que justifique sus esfuerzos por ganar dinero y por acumular riqueza. No podría definir ningún gran blanco o propósito que tuviera en vista, o ninguna fuente de felicidad que esperara alcanzar. Sigue acumulando bienes porque ha aplicado todas sus habilidades y capacidades en esa dirección. CMC 154.4

El hombre mundano siente un deseo vehemente por algo que no posee. La fuerza del hábito lo ha inducido a orientar cada pensamiento y propósito hacia la tarea de hacer provisión para el futuro, y a medida que envejece se pone más ansioso que nunca por adquirir todo lo que sea posible. Es tan sólo natural que el codicioso se torne cada vez más codicioso a medida que se aproxima al tiempo cuando ha de perder su dominio sobre todas las cosas terrenales. CMC 155.1

Toda esta energía, perseverancia, determinación y laboriosidad aplicada a la obtención de poder mundano es el resultado de la perversión de sus facultades aplicadas a un objetivo equivocado. Habría podido cultivar mediante el ejercicio cada facultad hasta su grado más elevado en su preparación para la vida celestial e inmortal, y para un sobremanera grande y eterno peso de gloria. Las costumbres y las prácticas del hombre mundano, su perseverancia y su energía, y su aprovechamiento de cada oportunidad de añadir a lo que ya tiene, deberían constituir una lección para los que pretenden ser hijos de Dios, que buscan gloria, honra e inmortalidad. Los hijos del mundo son más sabios en esta generación que los hijos de la luz, y en esto se ve su sabiduría. Su objetivo consiste en la ganancia de cosas terrenales y aplican todas sus energías para conseguir esta finalidad. ¡Ojalá que este celo caracterizase a los que trabajan por las riquezas celestiales!—The Review and Herald, 1 de marzo de 1887. CMC 155.2