Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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Capítulo 19—Apoderándose de los fondos que Dios se reserva

El Señor me ha dado últimamente testimonios especiales concernientes a las advertencias y promesas que él ha dado por medio de Malaquías. Después de hablar con gran claridad en la iglesia de Sydney [Australia], y mientras me ponía mi ropa de abrigo en el cuarto de vestir, se me hizo esta pregunta: “Hna. White, ¿cree Ud. que mi padre debería pagar el diezmo? Ha tenido grandes pérdidas recientemente, y dice que tan pronto como cancele su deuda, pagará el diezmo”. Le pregunté: “¿Cómo considera Ud. las obligaciones hacia Dios, quien nos da la vida y la respiración, y todas las bendiciones de que disfrutamos? ¿Le parece a Ud. que nuestra deuda con Dios debe aumentar continuamente? ¿Quitará Ud. a Dios la parte que él nunca nos ha dado para que la empleemos con otro propósito que no sea la promoción de su obra, para sostener a sus siervos en el ministerio? Para responder a su pregunta, el profeta Malaquías dice: ‘Robará el hombre a Dios?... y dijisteis: ¿En qué te hemos robado?’—como si voluntariamente se quisiera entender mal este tema. Pero a continuación se da la respuesta: ‘En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado’. Después de esta declaración, ¿me atrevería a decirle: Ud. no necesita pagar el diezmo mientras esté endeudado? ¿Debería decirle que debe pagar todo lo que debe a cualquier persona, aunque robe a Dios para hacerlo?” CMC 97.1

Si todos aceptaran lo que dice la Escritura, y abrieran sus corazones para comprender la palabra de Dios, no dirían: “No puedo comprender el asunto del diezmo. No puedo entender que en mis circunstancias tenga que pagar el diezmo”. “¿Robará el hombre a Dios?” El resultado de hacerlo ha sido claramente expresado, y yo no arriesgaría las consecuencias. Todos los que decidan obedecer a Dios de todo corazón; los que no se apoderen de los fondos reservados de Dios—su propio dinero—para pagar sus deudas; los que devuelvan al Señor la parte que él reclama como suya, recibirán la bendición de Dios que se promete a los que le obedecen.—Special Testimony to Battle Creek Church, 9, 10 [agosto, 1896]. CMC 97.2