Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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Fortaleciendo los vínculos de unidad

El Señor nos ha hecho sus mayordomos. Coloca en nuestras manos sus dones para que los compartamos con los necesitados; y esta generosidad práctica constituirá una infalible panacea para nuestro orgullo. Expresando en esta manera amor hacia los que necesitan ayuda, haremos que los corazones de los necesitados agradezcan a Dios porque él ha derramado la gracia de la generosidad sobre los hermanos, y les ha hecho aliviar las necesidades de los afligidos. CMC 357.3

Mediante el ejercicio de este amor práctico es como las iglesias se acercarán a Cristo en unidad. Mediante el amor de los hermanos aumenta el amor a Dios, porque él no ha olvidado a los que están en aflicción, y en esta forma las ofrendas de gratitud ascienden hacia Dios por su cuidado. “Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios”. 2 Corintios 9:12. La fe de los hermanos aumenta en Dios, y éstos son inducidos a encomendar sus almas y sus cuerpos a Dios como a un Creador fiel. “Pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al Evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos”. 2 Corintios 9:13.—The Review and Herald, 21 de agosto de 1894. CMC 357.4