Consejos sobre Mayordomía Cristiana

274/353

En la casa editora

La obra de publicaciones se fundó con abnegación y debería dirigirse mediante principios de estricta economía. El asunto de las finanzas puede controlarse, si cuando hay exigencia de recursos, los obreros consienten en que se haga una reducción de los sueldos. Este fue el principio que el Señor me reveló que debía introducirse en nuestras instituciones. Cuando el dinero escasea, deberíamos estar dispuestos a restringir nuestras necesidades. CMC 280.3

Hágase un cálculo correcto en relación con las publicaciones, y luego que todos en nuestras casas editoras procuren economizar en toda forma posible, aun cuando esto implique inconvenientes considerables. Vigílense los gastos pequeños. Deténgase toda fuga. Son las pequeñas pérdidas las que significan mucho al final de cuentas. Reunid los fragmentos; que nada se pierda. No desperdiciéis los minutos en conversaciones; los minutos perdidos echan a perder las horas. La diligencia perseverante y la fe que obra siempre serán coronadas por el éxito. CMC 280.4

Algunos piensan que ocuparse de las cosas pequeñas está por debajo de su dignidad. Piensan que esto es evidencia de una mente estrecha y de un espíritu mezquino. Pero las vías de aguas pequeñas han hecho naufragar a más de un barco. No debería permitirse que se pierda nada que pueda ser utilizado por alguien. La falta de economía con seguridad acarreará deudas sobre nuestras instituciones. Aunque se reciba mucho dinero, se perderá en los pequeños derroches que ocurren en todos los ramos de la obra. La economía no significa tacañería. CMC 281.1

Cada hombre y mujer empleados en la casa editora deberían ser centinelas fieles que vigilen para que nada se desperdicie. Todos deberían precaverse contra las necesidades supuestas que requieren gasto de dinero. Algunos hombres viven mejor con una entrada de cuatrocientos dólares al año que otros con ochocientos. Así también ocurre con nuestras instituciones; algunas personas pueden administrarlas con mucho menos capital que otras. Dios desea que todos los obreros practiquen la economía, y especialmente que sean contadores fieles.—Testimonies for the Church 7:206, 207. CMC 281.2