Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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Capítulo 51—Liquidando las deudas de construcción de las iglesias

Me alegro juntamente con Ud. ante la perspectiva de sanear de toda deuda los edificios de la iglesia. Cuánto habría podido ahorrarse si cada año se hubiesen realizado esfuerzos extraordinarios para hacer esto. Nuestras casas de culto no necesitan continuar endeudadas año tras año. Si cada miembro de la iglesia cumpliera su deber, practicara abnegación y espíritu de sacrificio, por el Señor Jesús, cuya posesión adquirida él es, para que su iglesia esté libre de deudas, así honraría a Dios. CMC 273.1

Los grandes centros de Dios, sus propios instrumentos, deberían estar libres de deudas. Cada año muchas libras* están siendo tragadas por los intereses pagados sobre las deudas. Si todo ese dinero se hubiera destinado para pagar la deuda principal, ésta no estaría consumiendo, consumiendo y siempre consumiendo. El endeudarse es un procedimiento erróneo y detestable. Sería mucho mejor si pudiera reunirse anticipadamente el dinero necesario para edificar, aunque esto requiera esfuerzos enérgicos, porque en esta forma la iglesia podría dedicarse libre de deudas. Ojalá que cuando edificamos una casa para el Señor pudiésemos adoptar como regla el llevar a cabo esfuerzos fervorosos y perseverantes para dedicárselos a Dios sin deuda alguna... CMC 273.2

El Señor me ha mostrado que no tenemos necesidad de dejar endeudadas nuestras casas de culto de Australia o Nueva Zelandia. Una deuda en cada caso significa un descuido de las cosas especiales y sagradas de Dios, porque en ese caso se da egoístamente el primer lugar a las cosas comunes... Hay que tributar al tabernáculo de Dios el honor más elevado. Toda otra consideración debería supeditarse a ésta. Nuestras ideas deben ser elevadas, ennoblecidas y santificadas. Los padres han manifestado mundanalidad y ambición con respecto a sus hijos, sus parientes y amigos. Han utilizado el dinero en una forma tal que no ha honrado a Dios, y que en cambio ha causado un daño definido. Han dado liberalmente regalos a sus hijos, parientes y amigos, en tanto que los obsequios que han dedicado a los que el Señor honra, han sido escasos y limitados tanto en su valor como en la frecuencia con que se los ha ofrecido... CMC 273.3