Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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Liberalidad sin profundidad de principios

El ministro puede ser muy apreciado por algún hombre acaudalado, y como resultado, éste puede ser muy dadivoso con él; esto complace al ministro y él a su vez amontona alabanzas sobre la dadivosidad del donante. Su nombre puede aparecer impreso, y sin embargo ese donante generoso puede ser completamente indigno del elogio que se le tributa. CMC 216.3

Su dadivosidad no nace de principios profundos y dinámicos que lo impulsan a hacer el bien con sus recursos, y a promover la causa de Dios porque la aprecia; en cambio, da movido por motivos egoístas y porque desea que se piense que él es generoso. Puede haber dado por impulso, sin que su dadivosidad tenga la profundidad de los principios. Puede haber obrado escuchando una verdad conmovedora que en ese momento afloja las cuerdas de su bolsa; pero su generosidad carece de motivos profundos. Da en forma espasmódica; su bolsa se abre sin regularidad, y se cierra herméticamente también en forma espasmódica. No merece alabanza alguna, porque en todo el sentido de la palabra es un hombre avaro; y a menos que se convierta cabalmente, incluyendo su bolsa, oirá la avergonzante acusación: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla”. Santiago 5:1, 2. CMC 216.4

Tales personas despertarán por fin del horrible engaño en que han incurrido voluntariamente. Los que alabaron su liberalidad irregular, ayudaron a Satanás a engañarlos, y les hicieron pensar que eran muy generosos, y que tenían mucho espíritu de sacrificio, cuando en realidad no conocían los rudimentos de la dadivosidad ni la abnegación.—Testimonies for the Church 1:475, 476. CMC 217.1