Consejos Sobre la Salud

537/555

Rehuid las familiaridades indebidas

Las más pequeñas insinuaciones, vengan de quien vinieren, invitándoos a cometer pecado o a permitir la menor licencia injustificada para con vuestras personas, debieran ofenderos como el peor de los insultos a vuestra dignidad de mujeres. Un beso en la mejilla, en un momento y lugar inoportunos, debiera haceros rechazar al emisario de Satanás con disgusto. Si viene de alguien que detenta un importante puesto y se ocupa de las cosas sagradas, el pecado es diez veces más grande, y debiera hacer que una mujer o joven temerosa de Dios se aparte con horror, no sólo del pecado que os haría cometer, sino también de la hipocresía y bajeza de quien la gente respeta y honra como siervo de Dios. Está manejando asuntos sagrados, y sin embargo ocultando la bajeza de su corazón con su vestimenta de ministro. Temed cualquier manifestación de familiaridad semejante. Estad seguras de que el más mínimo atisbo de esta familiaridad evidencia una mente lasciva y un ojo concupiscente. Si esta actitud se alienta en lo más mínimo, si se tolera cualquiera de las libertades mencionadas, tenéis la mejor evidencia de que vuestras mentes no son puras y castas como debieran ser, y que el pecado y el mal son atractivos para vosotras. Rebajáis el nivel de vuestro carácter de mujeres dignas y virtuosas, y dais clara evidencia de que habéis permitido que una pasión concupiscente, baja, animal y ordinaria se mantenga viva en vuestro corazón y nunca haya sido crucificada. CSI 614.1

Cuando me fueron mostrados los peligros que corren los que profesan cosas mejores, y los pecados que existen entre ellos—una clase que no se sospecha que esté en peligro de ser afectada por estos pecados corruptores—sentí la necesidad de saber: ¿Quién, oh Dios, podrá mantenerse en pie cuando tú aparezcas? Sólo los que tienen las manos limpias y los corazones puros soportarán el día de su venida. CSI 615.1