Consejos Sobre la Salud

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Nuestra manera de vestir es un testimonio

Más de un alma que estaba convencida de la verdad se ha visto inducida a decidirse contra ella por el orgullo y el amor al mundo que manifestaron nuestras hermanas. La doctrina que se predicaba parecía clara y armoniosa, y las oyentes sentían que debían tomar una pesada cruz al aceptar la verdad. Cuando vieron a nuestras hermanas haciendo tanta ostentación en el vestir, dijeron: “Estas personas se visten tan vistosamente como nosotras. No pueden creer realmente lo que profesan; y al fin y al cabo deben estar equivocadas. Si realmente pensaran que Cristo va a venir pronto, y el caso de cada alma debe decidirse para la vida o para la muerte eterna, no dedicarían su tiempo y su dinero a vestirse de acuerdo con las modas existentes”. ¡Cuán poco sabían del sermón que estaban predicando sus vestidos, estas hermanas que profesaban tener fe! CSI 602.1

Nuestras palabras, nuestras acciones y nuestra indumentaria predican diariamente y en forma vívida, y juntan para Cristo o dispersan. Esto no es un asunto trivial, que se ha de dejar a un lado con una broma. El tema de la indumentaria exige seria reflexión y mucha oración... CSI 602.2

De ninguna manera quisiéramos estimular la negligencia en el vestir. Que el atavío sea apropiado y decoroso. Aunque se lo confeccione con una tela de algodón de pocos pesos el metro, debe mantenérselo aseado y limpio. Si no hay frunces, la persona que lo ha de llevar no sólo puede ahorrarse algo haciendo el vestido ella misma, sino que puede economizar pequeñas sumas al lavarlo y plancharlo por sí misma. Las familias se imponen pesadas cargas al vestir a sus hijos de acuerdo con la moda. ¡Qué despilfarro de tiempo! Los pequeñuelos tendrían muy buen aspecto con un vestido sin frunces ni adornos, pero que esté ordenado y limpio. Es tan fácil lavar y planchar un vestido tal, que este trabajo no se siente como una carga... CSI 602.3