Consejos Sobre la Salud

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Enemistad de los fariseos

A algunas de las personas que sanaba, Jesús les encargaba que no lo dijeran a nadie. Sabía que cuanto más los fariseos y los dirigentes escucharan acerca de sus milagros, tanto más procurarían entorpecer su obra. Pero a pesar de sus precauciones, “su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades”. Lucas 5:15. Una vez tras otra era seguido por los sacerdotes, quienes manifestaban sus violentos sentimientos contra él a fin de despertar la enemistad de la gente. Pero cuando ya no podía permanecer con seguridad en un lugar, se trasladaba a otro. CSI 528.2

Cuando nosotros llevemos a cabo obra médica misionera, también encontraremos la misma oposición que Cristo encontró. El declara: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre”. Mateo 10:22-23. CSI 528.3

La vida de Cristo y su ministerio en favor de los afligidos se encuentran inseparablemente relacionados. Por la luz que se me ha dado, sé que debiera existir siempre una relación íntima entre la obra médica misionera y el ministerio evangélico. Se encuentran vinculados en sagrada unión, como una sola obra, y nunca debieran separarse. Los principios del cielo deben adoptarse y practicarse por parte de los que pretenden andar en los pasos del Salvador. El nos ha mostrado mediante su ejemplo que la obra médica misionera no debe tomar el lugar de la predicación del Evangelio, sino que debe mantenerse unida con él. Cristo dejó una presentación perfecta de verdadera piedad combinando la obra del médico y la del ministro, sirviendo a las necesidades tanto del cuerpo como del alma, sanando la enfermedad física, y luego hablando palabras que llevaban paz a los corazones atribulados... CSI 528.4