Consejos Sobre la Salud

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El médico puede señalar a Jesús

El médico puede hacer una obra noble si está relacionado con el gran Médico. Puede hallar oportunidad de decir palabras de vida a los parientes del enfermo, cuyos corazones están llenos de simpatía por el doliente; y puede enternecer y elevar la mente del doliente para inducirle a mirar al que puede salvar hasta lo sumo a todos los que se allegan a él en busca de salvación. CSI 330.2

Cuando el Espíritu de Dios obra sobre la mente del afligido y le induce a indagar la verdad, trabaje el médico por el alma preciosa como trabajaría Cristo. No trate de insistir ante él acerca de ninguna doctrina especial, sino señálele a Jesús como el Salvador que perdonará el pecado. Los ángeles de Dios impresionarán la mente. Algunos se niegan a ser iluminados por la luz que Dios quisiera dejar resplandecer en las cámaras del espíritu y en el templo del alma; pero muchos responderán a la luz, y en esas mentes quedarán disipados el engaño y el error en sus diversas formas. CSI 330.3

Debe aprovecharse cuidadosamente toda oportunidad de trabajar como Cristo trabajó. El médico debe hablar de la ternura y del amor de Cristo y de las obras de sanidad que realizó. Debe creer que Jesús es su compañero y que está a su lado. “Porque nosotros, coadjutores somos de Dios”. 1 Corintios 3:9. Nunca debe el médico descuidar la oportunidad de dirigir la mente de sus pacientes a Cristo, el Médico supremo. Si el Salvador mora en su corazón, sus pensamientos serán siempre encauzados hacia el Sanador del alma y el cuerpo. Conducirá la mente de sus pacientes a Aquel que puede curarlos, al que, mientras estaba en la tierra, devolvía la salud a los enfermos y sanaba el alma tanto como el cuerpo, diciendo: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Marcos 2:5. CSI 330.4

Nunca debe dejar el médico que la familiaridad con el dolor le haga descuidado o carente de simpatía. En caso de enfermedad grave, el paciente siente que está a la merced del médico. Mira al médico como su única esperanza terrenal, y éste debe conducir al alma temblorosa hacia Aquel que le supera, a saber el Hijo de Dios, que dio su vida para salvarle de la muerte, que se compadece del doliente, y quien por su poder divino dará habilidad y sabiduría a todos los que se la pidan. CSI 331.1

Cuando el paciente no sabe cómo puede resultar su caso, es el momento en que el médico puede impresionar su mente. No debe hacerlo con el deseo de distinguirse, sino para conducir el alma a Cristo como Salvador personal. Si la vida se salva, es un alma por la cual el médico ha de velar. El paciente siente que el médico es la misma vida de su vida. ¿Y con qué fin ha de aprovecharse esta gran confianza? Siempre para ganar un alma para Cristo y magnificar el poder de Dios. CSI 331.2