Consejos para los Maestros

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Capítulo 2—La primera de las ciencias

Un conocimiento de la verdadera ciencia es poder; y es propósito de Dios que se lo enseñe en nuestras escuelas como preparación para la obra que ha de preceder a las escenas finales de la historia de esta tierra. La verdad ha de ser proclamada hasta los confines más remotos del mundo, por medio de agentes preparados para el trabajo. CM 20.1

Pero aunque el conocimiento de la ciencia es poder, el que Jesús vino en persona a impartir es un poder aún mayor. La ciencia de la salvación es la ciencia más importante que se ha de aprender en la escuela preparatoria de la tierra. La sabiduría de Salomón es deseable, pero la de Cristo es mucho más deseable y esencial. Por la simple preparación intelectual no podemos llegar a Cristo; pero por él podemos alcanzar el más alto peldaño de la grandeza intelectual. Aunque no se debe desalentar la búsqueda del conocimiento del arte, la literatura y los oficios, el estudiante debe obtener primero un conocimiento experimental de Dios y su voluntad. CM 20.2

La oportunidad de conocer la ciencia de la salvación está al alcance de todos. Pueden tener este conocimiento aun los que desconocen la sabiduría del mundo, si moran en Cristo, hacen su voluntad y ejercitan una fe sencilla en su Palabra. Al alma humilde y confiada, el Señor revela que todo conocimiento verdadero conduce hacia el cielo. CM 20.3