Consejos para los Maestros

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Un ayudador eficaz

Por su precepto y ejemplo, el verdadero maestro procurará ganar almas para Cristo. Debe recibir la verdad con amor, y permitir que ésta limpie su corazón y amolde su vida. Todo maestro debe estar bajo el dominio completo del Espíritu Santo. Entonces Cristo puede hablar al corazón, y su voz es la voz del amor. Y el amor de Dios, recibido en el corazón, es un poder activo para el bien, que vivifica y ensancha la mente y el alma. Teniendo en su corazón el calor del amor divino, el maestro exaltará al Hombre del Calvario, no para dar a los estudiantes una vislumbre casual de él, sino para fijar su atención hasta que Jesús les parezca ser el “señalado entre diez mil”, y el “todo amable”. Cantares 5:10, 16, VM. CM 66.1

El Espíritu Santo es un auxiliador eficaz para restaurar la imagen de Dios en el alma humana; pero su eficiencia y poder no han sido apreciados en nuestras escuelas. Penetró en las escuelas de los profetas, poniendo hasta los pensamientos en armonía con la voluntad de Dios. Había una conexión viva entre el cielo y estas escuelas; y el gozo y agradecimiento de corazones amantes hallaban su expresión en cantos de alabanza a los cuales se unían los ángeles. CM 66.2

El Espíritu Santo viene al mundo como el representante de Cristo. No solamente habla la verdad, sino que es la verdad, el Testigo fiel y verdadero. Es el gran escrutador de los corazones y conoce el carácter de todos. CM 66.3

El Espíritu Santo ha venido muchas veces a nuestras escuelas y no ha sido reconocido, sino que ha sido tratado como extraño, tal vez hasta como un intruso. Cada maestro debiera conocer y dar la bienvenida a este huésped celestial. Si los maestros quieren abrir su corazón para recibirlo, estarán preparados para cooperar con él al trabajar por sus alumnos. Cuando se le dé libre curso, efectuará transformaciones maravillosas. Obrará en cada corazón, corrigiendo el egoísmo, amoldando y refinando el carácter, y sujetando hasta los pensamientos en cautiverio a Cristo. CM 66.4

El gran propósito del maestro debe ser perfeccionar el carácter cristiano en sí mismo y en sus estudiantes. Maestros, estén vuestras lámparas aderezadas y ardiendo, y no solamente serán luces para vuestros alumnos, sino que harán penetrar rayos claros y distintos en los hogares y el vecindario donde viven vuestros alumnos, y a lo lejos, en las tinieblas morales del mundo. Special Testimonies on Education, 47-52; escrito el 15 de mayo de 1896. CM 67.1

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Nuestros hermanos dicen que de los ministros y padres llega la súplica de que hay veintenas de jóvenes adventistas que necesitan de las ventajas de nuestras escuelas preparatorias, pero no pueden asistir a ellas a menos que se rebaje el costo de la enseñanza. CM 67.2

Los que piden que se cobre menos por la enseñanza, deben pesar cuidadosamente los asuntos en todos sus aspectos. Si los estudiantes no pueden por sí mismos disponer de recursos suficientes con que pagar los gastos reales del trabajo fiel y esmerado que se haga por su educación, ¿no sería mejor que les ayuden sus padres, sus amigos o las iglesias a las cuales pertenecen, o hermanos benévolos y de gran corazón de su asociación, antes que imponer una carga de deuda a la escuela? Sería mucho mejor dejar que los muchos patrocinadores de la institución compartan el gasto, en vez de que la escuela se endeude. CM 67.3

Las iglesias de diferentes localidades deben sentir que descansa sobre ellas la solemne responsabilidad de educar a los jóvenes y preparar sus talentos para que se dediquen a la obra misionera. Cuando ellos vean en la iglesia quienes prometen llegar a ser obreros útiles, pero que no pueden sostenerse en la escuela, deben asumir la responsabilidad de mandarlos a una de nuestras escuelas. Hay en las iglesias excelente capacidad que necesita dedicarse a servir. Hay personas que prestarían buen servicio en la viña del Señor, pero muchas son demasiado pobres para obtener, sin ayuda, la educación que necesitan. Las iglesias deben considerar un privilegio tener una parte en sufragar los gastos de las tales. CM 67.4

Los que tienen la verdad en su corazón, son siempre generosos, y ayudan donde es necesario. Van a la cabeza y otros imitan su ejemplo. Si hay quienes debieran gozar de los beneficios de la escuela, pero no pueden pagar toda su enseñanza, manifiesten las iglesias su liberalidad ayudándoles. CM 68.1

Además de esto, en cada asociación debe crearse un fondo para prestar dinero a los estudiantes pobres, pero dignos, que deseen dedicarse a la obra misionera. Hasta en algunos casos, los tales estudiantes deben recibir donaciones. Cuando se abrió por primera vez el colegio de Battle Creek, se creó en la oficina de la Review and Herald un fondo para beneficio de los que deseaban obtener una educación, pero que no tenían recursos. Fue usado por varios estudiantes hasta que pudieron iniciarse bien; luego, de lo que ganaban, reponían lo que habían sacado, a fin de que otros pudieran ser beneficiados por el fondo. CM 68.2

Debiera hacerse ahora alguna provisión para mantener un fondo de donde prestar a estudiantes pobres, pero dignos, que desean prepararse para la obra misionera. Debiera explicarse claramente a los jóvenes que, hasta donde les sea posible, deben trabajar para sufragar sus gastos y así sostenerse en parte. Lo que cuesta poco se aprecia poco, pero lo que cuesta un precio aproximado a su valor real, será estimado proporcionalmente. CM 68.3

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Las ventajas de un maestro pueden haber sido limitadas, puede ser que no posea cualidades literarias tan altas como él desearía; pero si tiene una verdadera percepción de la naturaleza humana, y sabe apreciar la magnitud de su obra y la ama de veras; si está dispuesto a trabajar ferviente, humilde y perseverantemente, comprenderá las necesidades de sus alumnos, y con su espíritu lleno de simpatía ganará sus corazones y los conducirá hacia adelante y hacia arriba. Sus esfuerzos estarán tan bien dirigidos, que la escuela será un poder vivo y creciente para el bien, llena del espíritu del progreso real. CM 68.4