Consejos para los Maestros

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Capítulo 8—La edificación del carácter

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras—dijo Cristo—, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”. Mateo 7:24-27. CM 60.1

La gran obra de padres y maestros es la edificación del carácter, el procurar restaurar la imagen de Cristo en los que han sido puestos bajo su cuidado. Un conocimiento de las ciencias se hunde en la insignificancia al lado de este gran fin; pero se puede hacer que toda verdadera educación ayude al desarrollo de un carácter justo. La formación del carácter es la obra de toda la vida, y es para la eternidad. Si todos pudiesen comprender esto, como también el hecho de que estamos individualmente decidiendo nuestro propio destino y el destino de nuestros hijos para la vida eterna o la ruina eterna, ¡qué cambio se produciría! ¡Cuán diferente sería nuestra manera de ocupar el tiempo de gracia, y con cuántos nobles caracteres se llenaría nuestro mundo! CM 60.2

La pregunta que debe preocuparnos a cada uno de nosotros es: ¿Sobre qué fundamento estoy edificando? Tenemos el privilegio de luchar por la vida inmortal; y es de la mayor importancia que cavemos hondo, eliminemos todos los escombros, y edifiquemos sobre la roca sólida, Cristo Jesús. El es el fundamento seguro. “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”. 1 Corintios 3:11. Solamente en él se halla nuestra salvación. “No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Hechos 4:12. CM 60.3

Una vez asentado firmemente el fundamento, necesitamos sabiduría para saber cómo edificar. Cuando Moisés estaba por erigir el santuario en el desierto, se le recomendó: “Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte”. Hebreos 8:5. En su ley, Dios nos ha dado el modelo. Nuestra edificación del carácter debe hacerse de acuerdo con “el modelo que se te ha mostrado en el monte”. La ley es la gran norma de justicia. Representa el carácter de Dios, y es la prueba de nuestra lealtad hacia su gobierno. Y se nos la revela, en toda su belleza y excelencia, en la vida de Cristo... CM 61.1

El esmero es necesario para tener éxito en la formación del carácter. Debe haber un ferviente propósito para ejecutar el plan del Artífice maestro. La armazón debe ser sólida. No puede aceptarse trabajo descuidado, que no sea digno de confianza, porque arruinaría el edificio. Las facultades de todo el ser deben dedicarse al trabajo. Requiere la fuerza y la energía de la virilidad; no debe malgastarse reserva alguna en asuntos sin importancia... Debe haber un esfuerzo ferviente, cuidadoso y perseverante para apartarse de las costumbres, máximas y compañías del mundo. La reflexión profunda, el ardiente propósito, y la firme integridad, son esenciales. CM 61.2

No debe haber ociosidad. La vida es algo importante, un cometido sagrado; y todo momento debe aprovecharse sabiamente, porque sus resultados se verán en la eternidad. Dios requiere de cada uno de nosotros que hagamos todo el bien posible. Los talentos que ha confiado a nuestra custodia deben ser aprovechados hasta lo sumo. Los ha puesto en nuestras manos a fin de que los usemos para honra y gloria de su nombre, y para el bien de nuestros semejantes... El Señor tiene en esta vida preciosas promesas para los que guardan su ley. Dice: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres”. Proverbios 3:1-4. CM 61.3

Pero una recompensa mejor que la terrena aguarda a los que, basando su obra en la roca sólida, edifican un carácter simétrico, de acuerdo con la Palabra viva. Para ellos está preparada “la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Hebreos 11:10. Sus calles están pavimentadas de oro. En ella está el paraíso de Dios, regado por el río de la vida, que procede del trono. En medio de la calle, y a ambos lados del río, está el árbol de la vida, que da su fruto cada mes; y cuyas hojas son para la sanidad de las naciones. Apocalipsis 22:2. CM 62.1

Padres, maestros, estudiantes, recordad que estáis edificando para la eternidad. Cuidad de que vuestro fundamento esté seguro; luego edificad firmemente, y con esfuerzo perseverante, pero en amabilidad, mansedumbre y amor. Así permanecerá firme vuestra casa, no sólo cuando lleguen las tempestades de la tentación, sino cuando el abrumador diluvio de la ira de Dios arrase el mundo. Special Testimonies on Education, 72-77. CM 62.2