Consejos para los Maestros

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Capítulo 68—El crecimiento espiritual

Quisiera decir a todos los estudiantes que procuran una educación médica: Mirad más allá del presente. Apartaos de las cosas transitorias de esta vida, de las búsquedas y complacencias egoístas. ¿Con qué propósito estáis procurando educaros? ¿No es para poder aliviar a la humanidad doliente? A medida que el verdadero conocimiento ensancha la mente, el corazón se conmueve al comprender la bondad, la compasión y el amor de Dios. El alma se llena del ferviente anhelo de explicar a otros cómo pueden cooperar con el gran Artífice maestro. Haréis mucho por vosotros mismos mientras impartáis el conocimiento que recibís. Así adquiriréis más conocimiento para impartirlo, y vuestra capacidad de obrar para Dios aumentará. CM 469.1

Hay quienes os sugerirán que a fin de tener éxito en vuestra profesión debéis ser políticos; que a veces debéis apartaros de la estricta rectitud. Estas tentaciones hallan fácil acogida en el corazón del hombre; pero yo digo lo que sé. No seáis engañados o seducidos. No os miméis. No abráis una puerta por medio de la cual el enemigo pueda entrar a posesionarse del alma. Hay peligro en la primera y más ligera desviación de la más estricta rectitud. Sed fieles a vosotros mismos. En el temor de Dios preservad la dignidad que él os ha dado. Hay gran necesidad de que cada obrero médico se mantenga aferrado al brazo del Poder infinito. CM 469.2

El seguir métodos políticos nos meterá seguramente en dificultades. El que considera el favor de los hombres como más deseable que el favor de Dios, caerá bajo la tentación de sacrificar los principios en favor de la ganancia o el reconocimiento mundanos. Así se sacrifica constantemente la fidelidad a Dios. La verdad, la verdad de Dios, debe ser acariciada en el alma y conservada con la fuerza del cielo, o el poder de Satanás la arrebatará. No alberguéis nunca el pensamiento de que un médico honrado y veraz no puede tener éxito. Un sentimiento tal deshonra al Dios de la verdad y de la justicia. Puede tener éxito; porque tiene de su parte a Dios y al cielo. Rechácese severamente todo cohecho ofrecido para disimular. Aferraos a vuestra integridad en la fuerza de la gracia de Cristo, y él cumplirá la palabra que os ha dado. CM 469.3

El estudiante de medicina, por joven que sea, tiene acceso al Dios de Daniel. Por la gracia y el poder divinos puede llegar a ser tan eficiente en su vocación como Daniel lo fue en su exaltada posición. Pero es un error considerar la preparación científica como la cosa de suma importancia, mientras se descuidan los principios religiosos que son el fundamento del éxito en el ejercicio de la profesión. Muchos que desprecian el pensamiento de que necesitan confiar en Cristo para obtener sabiduría en su trabajo son alabados como hombres hábiles en su profesión. Pero si estos hombres que confían en su conocimiento de la ciencia, fuesen iluminados por la luz del cielo, ¡a cuánto mayor excelencia podrían llegar! ¡Cuánto más fuertes serían sus facultades y con cuánto mayor confianza podrían tratar los casos difíciles! El hombre que está íntimamente relacionado con el gran Médico tiene a su disposición los recursos del cielo y de la tierra, y puede trabajar con una sabiduría, con una precisión infalible, que el impío no puede poseer. CM 470.1

Como Enoc, el médico debe ser hombre que ande con Dios. Esto será para él una salvaguardia contra todos los sentimientos engañosos y perniciosos que hacen a muchos infieles y escépticos. La verdad de Dios, practicada en la vida y seguida constantemente como guía en todo lo que concierne a los intereses de los demás, hará de los principios celestiales una barricada para el alma. Dios no se olvidará de nuestras luchas por mantener la verdad. Cuando pongamos toda palabra que procede de la boca de Dios por encima de la política mundana, por encima de todos los asertos del hombre falible y errante, seremos guiados en todo camino bueno y santo. CM 470.2

El médico cristiano, en su aceptación de la verdad por los votos bautismales, se ha comprometido a representar a Cristo, el Médico jefe. Pero si él no se mantiene en guardia estricta y permite que se quebranten las barreras contra el pecado, Satanás lo vencerá con tentaciones especiosas. Habrá una mancha en su carácter, que por su mala influencia amoldará otras mentes. La parálisis moral del pecado no sólo destruirá el alma del que se aparte de los principios estrictos, sino que tendrá poder para reproducir en otros el mismo mal. CM 471.1

No es seguro ser cristianos ocasionales. Debemos ser semejantes a Cristo en nuestras acciones en todo tiempo. Entonces, por la gracia, estaremos seguros para este tiempo y para la eternidad. El poder experimental de la gracia recibido en tiempos de prueba, es de más valor que el oro o la plata. Confirma la fe del que confía y cree. La seguridad de que Jesús es para él un auxiliador siempre presente, le da una osadía que le capacita para aceptar la Palabra de Dios al pie de la letra y confiar en él con fe inquebrantable aun en las circunstancias más penosas. CM 471.2

Nuestra única seguridad para no caer en el pecado consiste en mantenernos constantemente bajo la influencia modeladora del Espíritu Santo y al mismo tiempo participar activamente en la causa de la verdad y de la justicia, desempeñando todo deber dado por Dios, pero sin asumir cargas que él no nos haya impuesto. Los médicos y estudiantes de medicina deben permanecer firmes bajo el estandarte del mensaje del tercer ángel, peleando la buena batalla de la fe, con perseverancia y éxito, no confiando en su propia sabiduría, sino en la de Dios, vistiéndose de la armadura celestial, el equipo de la Palabra de Dios, sin olvidar jamás que tienen un Jefe que nunca ha sido ni puede ser vencido por el mal. CM 471.3

Quisiera decir a cada estudiante de medicina que desee honrar la causa de Dios durante las escenas finales de la historia de esta tierra: Contemple a Cristo, el Enviado de Dios, quien, en este mundo y en la naturaleza humana, vivió una vida pura, noble y perfecta, dando un ejemplo que todos pueden seguir sin peligro. El Señor extiende su mano para salvar. Responda a la invitación hecha a todos para “que echen mano... de mi fortaleza, y hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!” Isaías 27:5, VM. ¡Cuán ávidamente toma el Señor la mano temblorosa en la suya, reteniéndola con calor y firmeza, hasta que los pies se asienten en terreno ventajoso!... CM 472.1

Confiad en Aquel que comprende vuestra debilidad. Manteneos cerca de Cristo; porque el enemigo está listo para llevar cautivo a cualquiera que no esté en guardia... CM 472.2

Son los jóvenes a quienes el Señor quiere como su mano auxiliadora. Samuel era tan sólo un niño cuando el Señor lo usó para hacer una obra buena, de misericordia. CM 472.3

Reunid para vuestra alma la luz de la Palabra de Dios. Recordad que día tras día estáis edificando vuestro carácter para este tiempo y para la eternidad. La enseñanza de la Biblia acerca de la edificación del carácter es muy explícita. “Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús”. Colosenses 3:17. Colocaos bajo su dirección, y luego pedid su poder protector. El dio su vida por vosotros. No le causéis pesar. Guardaos en todo lo que decís y hacéis. Cristo quiere que seáis para los otros jóvenes sus representantes, como sus médicos misioneros evangélicos delegados. CM 472.4

Recordad que en vuestra vida la religión no es simplemente una influencia entre otras; ha de ser la influencia que domine todas las demás. Sed estrictamente temperantes. Resistid toda tentación. No hagáis concesiones al astuto enemigo. No escuchéis las sugestiones que pone en boca de hombres y mujeres. Tenéis una victoria que ganar. Tenéis que adquirir nobleza de carácter... CM 472.5

Jesús os ama... Su gran corazón de ternura infinita siente anhelo por vosotros... Podéis estar en una posición en la cual os consideréis, no como fracasados, sino como vencedores por la influencia elevadora del Espíritu de Dios. Asíos de la mano de Cristo, y no la soltéis. CM 473.1

Podéis ser una gran bendición para otros si os entregáis sin reserva al servicio del Señor. Se os dará poder de lo alto si queréis tomar vuestro puesto al lado del Señor. Por Cristo podéis escapar a la corrupción que existe en el mundo por la concupiscencia, y ser nobles ejemplos de lo que él puede hacer en favor de los que cooperan con él... CM 473.2

El propósito de Dios para nosotros es que estemos siempre avanzando hacia arriba. Aun en los deberes más pequeños de la vida común, hemos de crecer continuamente en la gracia, movidos por motivos altos, santos y poderosos porque proceden de Aquel que dio su vida para suministrarnos el incentivo a tener completo éxito en la formación del carácter cristiano... Hemos de ser fuertes en la fuerza de Dios, arraigados en la esperanza del Evangelio... CM 473.3

Levantaos en la dignidad que Dios os ha dado, viviendo la verdad en su pureza. Cristo está dispuesto a perdonaros, a quitar vuestros pecados y haceros libres. Está dispuesto a purificar vuestros corazones y daros la santificación de su Espíritu. Mientras os consagréis a su servicio, él estará a vuestra diestra para ayudaros. Día tras día seréis robustecidos y ennoblecidos. Mirando al Salvador por ayuda, podéis ser vencedores, sí, más que vencedores, sobre las tentaciones que os asedian. Os volveréis cada vez más semejantes a Cristo. Los ángeles del cielo se regocijarán al veros permanecer de parte del Señor, de la justicia y la verdadera santidad... CM 473.4

Llegad a ser todo lo que el Señor desea que seáis: médicos misioneros evangélicos. Debéis ser no solamente médicos cada vez más hábiles, sino misioneros designados por Dios, dando en toda vuestra obra el primer lugar a su servicio. Nada mancille vuestra paz. Dedicad los mejores y más altos afectos del corazón a Aquel que dio su vida para que estéis en la familia redimida en los atrios celestiales. Contended por la corona de vida que no os hace infelices y menos útiles. El gran Maestro desea reconoceros como su mano auxiliadora. El exige vuestra cooperación. ¿No le daréis todo lo que tenéis y sois? ¿No consagraréis vuestros talentos y oportunidades incondicionalmente a su servicio? CM 474.1

Esta vida es vuestro tiempo de siembra. ¿No os comprometeréis para con Dios, para que vuestra siembra sea tal, que produzca, no cizaña, sino una cosecha de trigo? Dios obrará por vosotros; él aumentará vuestra utilidad. Os ha confiado talentos para que en su fuerza los uséis y produzcáis una preciosa cosecha. CM 474.2

Dios envía ángeles a los que con firme perseverancia se esfuerzan por revelar los atributos de Cristo, para darles una visión ampliada de su carácter y obra, de su poder, gracia y amor. Así llegan a ser participantes de su naturaleza, y día tras día crecen hasta la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo. Se ve la santificación del Espíritu en sus pensamientos, palabras y obras. Su ministerio es vida y salvación para todos aquellos con quienes se asocian. De los tales se declara: “Y vosotros estáis completos en él”. Colosenses 2:10, VM. CM 474.3

El ejemplo del médico, no menos que su enseñanza, debe ser una fuerza positiva para el bien. La causa de la reforma necesita hombres y mujeres cuya conducta sea dechado de dominio propio. La valía de los principios que inculcamos depende de que los practiquemos. El mundo necesita ver una demostración práctica de lo que puede la gracia de Dios en cuanto a devolver a los seres humanos su perdida dignidad y darles el dominio de sí mismos. No hay nada que el mundo necesite tanto como el conocimiento del poder salvador del Evangelio revelado en vidas cristianas. El Ministerio de Curación, 94. CM 474.4