Consejos para los Maestros

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Capítulo 64—La palabra y las obras de Dios

Dios invita a los maestros a contemplar los cielos y estudiar sus obras en la naturaleza. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz”. Salmos 19:1-3. ¿No nos esforzaremos por comprender las obras maravillosas de Dios? Haremos bien en leer a menudo el Salmo 19 a fin de comprender cómo vincula Dios su ley con sus obras creadas. CM 438.1

¿Podremos encontrar para nuestras escuelas algún libro de texto que esté tan lleno de declaraciones profundas y fervientes como la Palabra del Dios vivo? Entonces, ¿por qué se habría de dejarla a un lado por los escritos de autores incrédulos? ¿Qué libro más valioso podría ponerse en las manos de los estudiantes que aquél, que les enseña cómo pueden heredar la vida eterna? En nuestras escuelas deben recordarse las lecciones de la historia bíblica a los jóvenes para que los que no aman a Dios y no tienen interés en las cosas espirituales, puedan interesarse y aprender a amar la Palabra. CM 438.2

Cristo es el centro de toda verdadera doctrina. Toda religión verdadera se halla en su Palabra y en la naturaleza. El es Aquel en quien se concentran nuestras esperanzas de vida eterna; y el maestro que aprende de él halla ancla segura. CM 438.3

La Biblia nos presenta todo lo que la mente puede asir. Ella es nuestro alimento espiritual. Hemos de contemplar las obras maravillosas de Dios, y repetir a nuestros hijos las lecciones aprendidas, a fin de que podamos inducirlos a ver su habilidad, poder y grandeza en sus obras creadas. CM 438.4

¡Qué Dios es el nuestro! El gobierna sobre su reino con diligencia y cuidado; y en derredor de sus súbditos ha erigido una valla: los Diez Mandamientos, para preservarlos de los resultados de la transgresión. Al requerir que se obedezcan las leyes de su reino, Dios da a su pueblo salud y felicidad, paz y gozo. Les enseña que la perfección del carácter que él desea puede alcanzarse únicamente familiarizándose con su Palabra. CM 439.1

Está escrito en los profetas: “Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos. Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti”. Isaías 54:11-14. CM 439.2

“Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”. Jeremías 31:33, 34. CM 439.3

“Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”. Miqueas 4:2. CM 439.4

Las Escrituras del Antiguo Testamento eran el libro de texto del pueblo de Israel... Hay lecciones prácticas en la Palabra de Dios, lecciones que Cristo quiere que maestros y padres presenten a los niños en la escuela y en el hogar. Ella enseña principios vivos y santos, que impulsan a los hombres a tratar a otros como quisieran ser tratados por éstos, principios que han de introducirse en la vida diaria aquí en la tierra, y llevarse a la escuela celestial. Esta es la educación superior. Ningún saber de origen humano puede alcanzar estas alturas, porque llegan a la eternidad, y son inmortales. Sabemos demasiado poco acerca de la grandeza y la compasión del amor de Dios. CM 439.5

Esfuercen los estudiantes sus facultades mentales a fin de comprender el capítulo 45 de Isaías. Capítulos tales debieran ser presentados en nuestras escuelas como un estudio valioso. Son mejores que las fábulas y los romances. ¿Por qué han dependido tanto nuestras escuelas de libros que hablan tan poco de la ciudad que aseguramos buscar, cuyo artífice y hacedor es Dios? Nuestros libros de texto deben contener los temas más sublimes de reflexión. El cielo es nuestro hogar. Nuestra ciudadanía está arriba, nuestra vida no debe dedicarse a un mundo que pronto ha de ser destruido... CM 440.1

Tomad la Biblia como libro de estudio, y ved si no seréis llenos del amor de Dios. Vuestro corazón puede ser estéril, vuestro intelecto débil; pero si queréis estudiar con oración la Palabra de Dios, fulgurará la luz en vuestra mente. Dios obrará con todo estudiante diligente. Los educadores que quieran aprender del gran Maestro, comprenderán la ayuda de Dios como Daniel y sus compañeros, acerca de quienes dice el relato: “A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias: y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”. Daniel 1:17... CM 440.2

Podría referirme a un capítulo tras otro de las Escrituras del Antiguo Testamento que contienen gran estímulo. Estas Escrituras son un tesoro de perlas preciosas y todos las necesitan. ¡Cuánto tiempo dedican los seres humanos inteligentes a las carreras de caballos y los certámenes de cricket y de pelota! Pero, ¿acaso la participación en estos deportes dará a los hombres un deseo de conocer la verdad y la justicia? ¿Mantendrá a Dios en sus pensamientos? ¿Los inducirá a preguntar: Cómo está mi alma? CM 440.3

Todas las potestades de Satanás se ponen en acción para retener la atención en las diversiones frívolas, y él consigue su objeto. Está interponiendo sus designios entre Dios y el alma. El fabrica diversiones para impedir que los hombres piensen en Dios. El mundo, lleno de deportes y amor a los placeres, está siempre sediento de algún nuevo interés, pero ¡cuán poco tiempo y atención se dedican al Creador de los cielos y de la tierra! CM 441.1

Dios invita a los hombres a verle en las maravillas de los cielos. “Levantad en alto vuestros ojos—dice—y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio”. Isaías 40:26. Dios quiere que estudiemos las obras del infinito, y aprendamos de ese estudio a amarle, reverenciarle y obedecerle. Los cielos y la tierra, con sus tesoros, enseñan las lecciones del amor de Dios, de su cuidado y poder. CM 441.2

Dios invita a sus criaturas a apartar su atención de la perplejidad que los rodea, y a admirar las obras de sus manos. Mientras las estudiamos, los ángeles del cielo estarán a nuestro lado para iluminar nuestra mente, y protegerla contra los engaños de Satanás. Mientras miramos las cosas admirables que la mano de Dios ha hecho, sienta nuestro corazón orgulloso e insensato su dependencia e inferioridad. ¡Cuán terrible es no reconocer a Dios cuando debiera hacerse! ¡Cuán triste es humillarse cuando es demasiado tarde! CM 441.3

El Salmista declara: “Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová”. Salmos 27:8. Todo este salmo debe hallar lugar en las clases de lectura y deletreo de la escuela. Los (Salmos 28, 29 y 78) hablan de las ricas bendiciones concedidas por Dios a su pueblo, y de cuán poco le devuelven ellos por todos sus beneficios. El Salmo 81 explica por qué fue dispersado Israel, por olvidarse de Dios, como las iglesias de nuestra tierra están olvidándole hoy. Considérense también los. Salmos 89, 90, 91, 92 y 93. CM 441.4

Estas cosas fueros escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado; ¿y no debieran ser estudiadas en nuestras escuelas? La Palabra de Dios contiene lecciones instructivas, dadas en reprensión, amonestación, estímulo y ricas promesas. ¿No sería un alimento tal el que conviene para los jóvenes? CM 442.1