Consejos para los Maestros

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El conocimiento por la obediencia

La desobediencia ha cerrado la puerta que lleva a un vasto conocimiento que podría haberse adquirido de la Palabra de Dios. Si los hombres hubieran sido obedientes, habrían comprendido el plan de gobierno de Dios. El mundo celestial habría abierto sus cámaras de gracia y gloria a su exploración. En forma, en palabra, en canto, los seres humanos habrían sido muy superiores a lo que son ahora. El misterio de la redención, la encarnación de Cristo, su sacrificio expiatorio, no serían cosas vagas para nuestra mente. No sólo se comprenderían mejor, sino que se apreciarían mucho más altamente. CM 426.3

El no haber estudiado la Palabra de Dios es la gran causa de la debilidad e ineficiencia mentales. Al apartarse de ella para alimentarse en los escritos de hombres no inspirados, la mente se empequeñece y degenera. No se pone en contacto con los principios profundos y amplics de la verdad eterna. El entendimiento se adapta a la comprensión de las cosas con las cuales está familiarizado, y en esta devoción a lo finito se debilita, su poder se contrae, y después de un tiempo se vuelve incapaz de expandirse. CM 427.1

Todo esto es falsa educación. La obra de cada maestro debe ser aferrar la mente de los jóvenes a las grandes verdades de la Palabra inspirada. Esta es la educación esencial para esta vida y la venidera. CM 427.2

Y no se crea que ello impedirá el estudio de las ciencias o hará bajar las normas en la educación. El conocimiento de Dios es tan elevado como el cielo y tan amplio como el universo. No hay nada tan ennoblecedor y vigorizador como un estudio de los grandes temas que conciernen a nuestra vida eterna. Procuren los jóvenes comprender estas verdades dadas por Dios, y su mente se expandirá y se fortalecerá con el esfuerzo. Pondrá a todo alumno que sea hacedor de la Palabra en un campo más amplio de pensamiento, y le asegurará una riqueza imperecedera de conocimiento. CM 427.3

La ignorancia que ahora aflige al mundo acerca de los requerimientos de la ley de Dios, es el resultado de haber descuidado el estudio de las Escrituras. Es plan estudiado de Satanás absorber y engolfar la mente de tal manera que el gran Libro guía de Dios no sea considerado como el Libro de los libros, y que el pecador no sea desviado de la senda de la transgresión a la de la obediencia. CM 427.4

¿Por qué nuestros jóvenes, aun los de edad madura, son tan fácilmente inducidos a la tentación y al pecado? La razón está en que no se estudia la Biblia ni se medita en ella como se debe. Si se la estudiara diariamente, habría una rectitud interior, una fortaleza de espíritu, que resistiría las tentaciones del enemigo. No se ve en la vida un esfuerzo firme, decidido para apartarse del mal, porque se menosprecia la instrucción dada por Dios. No se hace el esfuerzo debido para llenar la mente con pensamientos puros y santos, y librarla de todo lo impuro y falso. No se elige la parte mejor, el sentarse a los pies de Jesús, como lo hizo María, para aprender las lecciones del divino Maestro. CM 427.5

Cuando hacemos de la Palabra de Dios nuestra consejera, cuando escudriñamos las Escrituras en busca de luz, los ángeles celestiales se acercan para impresionar la mente e iluminar el entendimiento, a fin de que se pueda decir con verdad: “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”. Salmos 119:130. No es extraño que no haya mayor sentir del cielo entre los jóvenes que profesan el cristianismo, cuando se presta tan poca atención a la Palabra de Dios. No se escuchan los consejos divinos, ni se obedecen sus amonestaciones. No se busca la gracia y la sabiduría celestial, para que la vida se limpie de toda mancha de corrupción. CM 428.1