Consejos para los Maestros

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La conclusión de los estudios en las escuelas del mundo

La profecía nos dice que nos estamos acercando al fin del tiempo. El poder intelectual, las capacidades naturales, un juicio que se cree excelente, no prepararán a los jóvenes para que lleguen a ser misioneros para Dios. Nadie que busque educación para la obra y el servicio de Dios será más completo en Jesucristo simplemente por recibir los llamados “toques finales” de la preparación literaria o médica. Muchos se han incapacitado para la obra misionera por asistir a tales escuelas. Han deshonrado a Dics dejándole a un lado y aceptando al hombre como su auxiliador. “Yo honraré a los que me honran—declara Dios—, y los que me desprecian serán tenidos en poco”. 1 Samuel 2:30... CM 359.3

La Palabra de Dios debe ser recibida como fundamento y consumación de nuestra fe. Se la ha de recibir con el entendimiento y de todo corazón; es vida, y ha de ser incorporada a nuestra misma existencia. Así recibida, humillará al hombre ante el estrado de la misericordia, y lo separará de toda influencia corruptora. CM 359.4

“En el año que murió el rey Uzías—dice Isaías—vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo”. Al contemplar esta grandiosa y gloriosa representación, el profeta discernió sus propias imperfecciones, y las del pueblo con el cual moraba. “¡Ay de mí!—exclamó—que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos”. Isaías 6:1-5. ¡Oh, cuántos de los que están ahora en esta obra de responsabilidad necesitan contemplar a Dios como lo contempló Isaías! porque en la presencia de su gloria y majestad el yo se hundirá en la insignificancia. Special Testimonies on Education, 165-170; escrito en Melbourne, Australia, el 10 de febrero de 1894, para los maestros del colegio de Battle Creek. CM 360.1

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Únicamente en la medida en que la vida superior es presentada tal como se revela en las enseñanzas de Cristo, puede cualquier saber e instrucción llamarse correctamente educación superior; y únicamente por la ayuda del Espíritu Santo es como puede adquirirse esa educación. El estudio que el hombre dedica a la ciencia de la naturaleza, sin la ayuda del Espíritu Santo, no llega a las cosas preciosas que Cristo desea que él aprenda del mundo natural; porque no alcanza a ser instruido en las grandes e importantes verdades que conciernen a su salvación. CM 360.2

Hay en el entendimiento humano grandes posibilidades cuando éste se relaciona con el verdadero Maestro, quien en su presentación de las cosas del mundo natural reveló la verdad en sus efectos prácticos. Dios obra en forma invisible sobre el corazón humano; porque sin la operación del poder divino sobre el entendimiento, la mente del hombre no puede captar los sentimientos de la verdad elevadora y ennoblecedora. No puede leer el libro de la naturaleza, ni puede comprender la sencillez de la piedad que se halla en él. Sólo cuando la mente humana está libre de las influencias que la pervierten, puede recibir las lecciones de Cristo. Pero nadie puede comprender la verdadera ciencia de la educación, sino en la medida en que Dios en su sabiduría santifica la observación mediante el Espíritu Santo. CM 361.1

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Si los alumnos que asisten a nuestros colegios se mantuviesen firmes e íntegros, si no se asociasen con los que andan en la senda del pecado ni se dejasen ofuscar por su sociedad, disfrutarían, como Daniel, del favor de Dios. Si descartasen las diversiones sin provecho y la complacencia del apetito, su mente se mantendría lúcida para buscar el conocimiento. Adquirirían así una fuerza moral que los habilitaría para permanecer inconmovibles cuando los asaltase la tentación. CM 361.2

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Los que están relacionados con nuestras instituciones y ocupan puestos de responsabilidad, deben llevar sobre sí la carga de cuidar las almas de los que les han sido confiados. CM 361.3