Consejos para los Maestros

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La Biblia como nuestra consejera

Los maestros necesitan un profundo conocimiento de la Palabra de Dios. La Biblia, y solamente la Biblia, debe ser su consejera. La Palabra de Dios es como las hojas del árbol de la vida. Allí se satisface toda necesidad de los que aman sus enseñanzas y las ponen en práctica en su vida. Muchos de los alumnos que vienen a nuestras escuelas son inconversos, aunque hayan sido bautizados. No saben lo que significa ser santificados por la fe en la verdad. Se les debe enseñar a escudriñar y comprender la Biblia, a recibir sus verdades en el corazón y ejecutarlas en la vida diaria. Así se fortalecerán en el Señor, porque los tendones y los músculos espirituales estarán nutridos por el pan de vida. CM 337.2

El Señor desea que sus dispensadores cumplan fielmente sus deberes, en su nombre y en su fortaleza. Creyendo en su palabra y actuando de acuerdo con sus enseñanzas, pueden avanzar venciendo y para vencer. Pero cuando los hombres se apartan de los principios de la justicia, conciben una alta opinión de su propia bondad y capacidad, e inconscientemente se exaltan a sí mismos. El Señor permite a los tales que anden solos y sigan su propio camino. Así les da oportunidad de verse tal como son, y manifestar a otros su debilidad. El procura enseñarles que el camino del Señor debe seguirse siempre muy de cerca, que su Palabra ha de ser aceptada tal como se la lee, y que los hombres no han de idear planes de acuerdo con su propio juicio, sin tener en cuenta su consejo. CM 337.3

Nuestras escuelas han de ser como las de los profetas. En ellas se han de estudiar fervorosamente las verdades de la Biblia. Si son presentadas debidamente al intelecto y los alumnos se espacian reflexivamente en ellas, estas verdades les darán un deseo por lo que es infinitamente más elevado que las diversiones mundanales. A medida que se acerquen a Dios, llegarán a participar de la naturaleza divina, y las diversiones nacidas de la tierra se hundirán en la insignificancia. Las mentes de los alumnos se encaminarán más arriba, y contemplando el carácter de Jesús, se esforzarán por ser como él. CM 338.1