Consejos para los Maestros

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Capítulo 38—Palabras de consejo

Es el propósito de Dios que se adiestren tanto las facultades físicas como las mentales; pero el carácter del ejercicio físico debe estar en completa armonía con las lecciones dadas por Cristo a sus discípulos. Esas lecciones deben ser ejemplificadas en la vida de los cristianos, para que en toda la educación y adiestramiento de maestros y estudiantes, los agentes celestiales no necesiten informar que son “amadores de los placeres”. Esto es lo que se registra ahora acerca de un gran número: “Amadores de los deleites más que de Dios”. 2 Timoteo 3:4. Así Satanás y sus ángeles están disponiendo sus trampas para las almas. Están obrando en las mentes de maestros y alumnos a fin de inducirlos a dedicarse a ejercicios y diversiones que llegan a ser intensamente absorbentes, y son de un carácter tal que fortalecen las pasiones inferiores y crean apetitos y pasiones que contrarrestarán las operaciones del Espíritu de Dios en los corazones humanos. CM 268.1

Todos los maestros de una escuela necesitan ejercicio, un cambio de ocupación. Dios ha designado que éste debe ser un trabajo útil y práctico. Pero muchos se han apartado del plan de Dios para seguir invenciones humanas, con detrimento de la vida espiritual. Las diversiones están haciendo más para contrarrestar la obra del Espíritu Santo que cualquier otra cosa, y el Señor es agraviado. CM 268.2

Los maestros que no tienen una experiencia religiosa progresiva, que no están aprendiendo diariamente lecciones en la escuela de Cristo para ser ejemplos del rebaño, sino que aceptan su sueldo como la consideración principal, no son idóneos para el puesto solemne que ocupan. “Por tanto mirad por vosotros—declara la Palabra de Dios—, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar [alimentar] la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. Hechos 20:28. “Apacentad [alimentad] la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto”. 1 Pedro 5:2. Estas palabras se dirigen a los maestros de todas nuestras escuelas, establecidas, según lo quería Dios, de acuerdo con el ejemplo de las escuelas de los profetas para impartir conocimiento de un orden elevado, sin mezclar la escoria con la plata. Pero hay ideas falsas y prácticas malsanas que están leudando lo que debiera mantenerse siempre puro: las instituciones en las cuales el amor y el temor de Dios deberían ocupar siempre el primer lugar. CM 268.3

Aprendan los maestros lecciones diarias en la escuela de Cristo. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí—dice él—; que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Mateo 11:29. Escasea demasiado el Espíritu de Cristo y abunda demasiado el yo. Pero los que están bajo el dictado del Espíritu de Dios, bajo la regla de Cristo, serán ejemplos para el rebaño. Cuando el Príncipe de los pastores aparezca, ellos recibirán la corona de la vida inmarcesible. CM 269.1

“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”. 1 Pedro 5:5, 6. CM 269.2

Todo ensalzamiento propio produce el mismo resultado natural, a saber, el desarrollo de un carácter que Dios no puede aprobar. Trabajad y enseñad; trabajad de acuerdo con los métodos de Cristo, y entonces no trabajaréis en vuestra propia débil capacidad, sino que tendréis la cooperación divina. CM 269.3

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. 1 Pedro 5:8. El está en el terreno de juegos, vigilando vuestras diversiones, cazando a toda alma que se halla desprevenida, sembrando su semilla en los corazones humanos, y tomando el control de las mentes humanas. Está presente en todo ejercicio del aula. Los alumnos que permiten que sus ánimos se exciten profundamente por los juegos, no están en la mejor condición para recibir la instrucción, el consejo, el reproche que es para ellos tan esencial. CM 270.1

El ejercicio físico fue ordenado por el Dios de la sabiduría. Deberían dedicarse algunas horas cada día a la educación útil en ramos de trabajo que ayudarán a los alumnos a aprender los deberes de la vida práctica, los que son esenciales para la vida de nuestros jóvenes. CM 270.2

A todos, en toda escuela y en toda otra institución, les es necesario, como lo era para Daniel, estar en tan íntima relación con la fuente de toda sabiduría, que puedan alcanzar la más alta norma en cada actividad. Daniel tenía presente el amor y el temor de Dios; y consciente de su responsabilidad ante Dios, alistó todas sus facultades para responder hasta donde le fuese posible al cuidado amante del gran Maestro. Los cuatro jóvenes hebreos no quisieron permitir que los motivos egoístas y el amor de las diversiones ocupasen los momentos áureos de la vida. Trabajaban con corazón voluntario y mente dispuesta. Esta norma no es más elevada de lo que puede alcanzar todo joven cristiano. CM 270.3

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Nuestros obreros—ministros, maestros, médicos, directores—necesitan recordar que están comprometidos a cooperar con Cristo, a obedecer sus indicaciones y a seguir su dirección. A cada hora deben pedir y recibir el poder de lo alto. Han de albergar un constante sentido del amor del Salvador, de su eficiencia, su vigilancia, su ternura. Han de mirar a él, como al Pastor y Obispo de las almas. Tendrán entonces la simpatía y el sostén de los ángeles celestiales. Cristo será su gozo y corona de regocijo. Sus corazones serán regidos por el Espíritu Santo, y tendrán un conocimiento de la verdad que no pueden alcanzar los que son simplemente creyentes nominales. CM 270.4

No comprendemos la mitad del significado de las lecciones del Salvador. No comprendemos cuánto significan éstas para los seres por él creados. El ama a la familia humana. ¿Preguntáis cuánto?—Os señalo el Calvario. Pero los cuidados y los intereses terrenales ocultan de nuestra vista las cosas de origen celestial, de manera que no comprendemos su importancia. Si los ministros y maestros tuviesen un sentido más profundo de su necesidad espiritual, se dedicarían a su trabajo embargados por la comprensión del carácter sagrado de su cometido, y una vida superior animaría a nuestras iglesias e instituciones. CM 271.1