Consejos para los Maestros

129/279

Capítulo 34—Palabras de prevención

“¿No sabeis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire: sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. 1 Corintios 9:24-27. CM 243.1

Estoy constantemente presentando la necesidad que tiene cada hombre de hacer lo mejor que pueda como cristiano, de prepararse para alcanzar el crecimiento, la expansión de la mente, la nobleza del carácter, que cada uno puede tener. En todo lo que hagamos, debemos sostener una relación cristiana unos con otros. Debemos emplear toda fuerza espiritual para la ejecución de planes sabios en una acción fervorosa. Los dones de Dios han de ser usados para la salvación de las almas. Nuestras relaciones mutuas no han de ser gobernadas por normas humanas, sino por el amor divino, el amor expresado en el don de Dios a nuestro mundo. CM 243.2

El hombre que ocupa una posición de responsabilidad en cualquiera de nuestras escuelas, no puede tener demasiado cuidado en sus palabras y sus acciones. Nunca debe permitirse la menor familiaridad en sus relaciones con los alumnos, como la de colocar su mano sobre el brazo u hombro de una alumna. En ningún caso debe dar la impresión de que la vulgaridad y la familiaridad son permisibles. Sus labios y sus manos no han de expresar cosa alguna de las que cualquiera pudiese aprovecharse. CM 243.3

En lo pasado, no todos nuestros maestros han sido inocentes, fieles y firmes al respecto. Necesitan ver las cosas en una luz completamente diferente acerca de las relaciones que deben existir entre el maestro y los alumnos. La vida y el carácter han de ser guardados de toda mancha de mal. Debe mantenerse toda pasión profana bajo el control de la razón santificada por la gracia abundantemente otorgada por Dios. CM 244.1

Estamos viviendo en una atmósfera de hechizos satánicos. El enemigo entretejerá un ensalmo de licencia alrededor de toda alma que no haya logrado parapetarse en la gracia de Cristo. Vendrán tentaciones; pero si velamos contra el enemigo, si mantenemos el equilibrio del dominio propio y la pureza, los espíritus seductores no tendrán influencia sobre nosotros. Los que nada hacen para estimular la tentación tendrán fuerza para resistirla cuando venga; pero los que se mantienen en una atmósfera de mal, ellos mismos tendrán la culpa si son vencidos y caen. En lo futuro, se verán buenos motivos por los que se han dado amonestaciones acerca de los espíritus seductores. Entonces se verá la fuerza de las palabras de Cristo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Mateo 5:48. CM 244.2

Debemos guiarnos por la teología verdadera y el sentido común. Nuestras almas deben estar rodeadas por la atmósfera del cielo. Los hombres y las mujeres tienen que vigilarse; han de estar constantemente en guardia, no permitiéndose palabra o acto que podría ser causa de que se hablase mal de su conducta. El que profesa seguir a Cristo debe vigilarse, mantenerse puro y sin contaminación en sus pensamientos, palabras y actos. Su influencia sobre los demás debe ser elevadora. Su vida ha de reflejar los brillantes rayos del Sol de Justicia. CM 244.3

Es necesario dedicar mucho tiempo a la oración secreta, en íntima comunión con Dios. Únicamente así pueden ganarse las victorias. La eterna vigilancia es el precio de la seguridad. CM 245.1

El pacto del Señor ha sido hecho con sus santos. Cada uno ha de discernir sus puntos débiles de carácter, y guardarse celosamente contra ellos. Los que han sido sepultados con Cristo en el bautismo y resucitados a la semejanza de su resurrección, se han comprometido a andar en novedad de vida. “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Colosenses 3:1-4. CM 245.2

Los jóvenes cristianos deben ser preparados para llevar responsabilidades con corazón valiente y mano voluntaria. Han de aprender a arrostrar las pruebas de la vida con paciencia y fortaleza, a seguir máximas de valor, y a confirmarse en hábitos que los habilitarán para obtener la corona del vencedor. No hay tiempo más favorable que la juventud para reconocer el poder de la gracia salvadora de Cristo y ser controlados por los principios de la ley divina. CM 245.3

*****

Dondequiera que en su providencia os haya colocado, Dios os guardará. “Y como tus días serán tus fuerzas”. Deuteronomio 33:25. CM 245.4