Conducción del Niño

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Capítulo 81—La coordinación del hogar y de la iglesia

Comenzad la obra de la gracia en el hogar—Padres, comenzad en vuestro hogar la obra de la gracia [que actúa] en la iglesia, conduciéndoos vosotros mismos de tal forma que vuestros hijos vean que estáis cooperando con los ángeles celestiales. Estad seguros cada día de vuestra conversión. Preparaos y preparad a vuestros hijos para la vida eterna en el reino de Dios. Los ángeles serán vuestros poderosos ayudadores. Satanás os tentará, pero no os rindáis. No habléis una sola palabra de la cual pueda aprovecharse el enemigo. CN 520.1

La verdad es pura e incorrupta. More ella en el corazón. Sea la determinación de cada miembro de la familia: “Seré cristiano, pues en la escuela terrenal debo formar un carácter que me dará entrada en la escuela superior del cielo. Debo hacer a otros lo que deseo que ellos me hagan a mí, pues tan sólo los que revelan a Cristo en este mundo pueden entrar en los atrios del cielo”. CN 520.2

Haced la vida del hogar tan parecida al cielo como sea posible. Al reunirse en torno del altar familiar, no olviden los miembros de la familia de orar por los que llevan responsabilidades en la obra de Dios.—Manuscrito 93, 1901. CN 520.3

Los que gobiernan su familia debidamente, llevarán a la iglesia una influencia de orden y reverencia. Representarán los atributos de la misericordia y la justicia como si estuvieran mano a mano. Revelarán a sus hijos el carácter de Cristo. La ley de la bondad y del amor en sus labios no debilitará sus órdenes ni les quitará autoridad, y sus requerimientos no serán desobedecidos.—The Review and Herald, 19 de febrero de 1895. CN 520.4

Los hogares modelos constituyen una iglesia modelo—Cada familia es una iglesia en la que presiden los padres. La primera consideración de los padres debiera ser trabajar por la salvación de sus hijos. Cuando el padre y la madre, como sacerdote y maestra de la familia, toman su posición plenamente del lado de Cristo, se ejercerá en el hogar una buena influencia. Y esta influencia santificada se sentirá en la iglesia y será reconocida por cada creyente. Debido a la gran falta de piedad y santificacíón en el hogar, se estorba grandemente la obra de Dios. Nadie puede llevar a la iglesia una influencia que no ejerce en su vida familiar ni en sus relaciones comerciales.—Manuscrito 57, 1903. CN 521.1

La debida conducta en la iglesia se aprende en el hogar—El hogar es una escuela donde todos pueden aprender el comportamiento en la iglesia. Cuando todos sean miembros de la familia real, habrá verdadera cortesía en la vida familiar. Cada miembro de la familia procurará hacerla agradable para los otros miembros. Los ángeles de Dios, que minístran a los que serán herederos de salvación, os ayudarán a hacer de vuestra familia un modelo de la familia celestial. Haya paz en el hogar, y habrá paz en la iglesia. Esta preciosa experiencia llevada a la iglesia será el medio para crear un afecto bondadoso mutuo. Cesarán las rencillas. La verdadera cortesía cristiana se verá entre los miembros de iglesia. El mundo tomará nota de que ellos han estado con Jesús y han aprendido de él. ¡Qué impresión haría la iglesia en el mundo, si todos los miembros vivieran vidas cristianas!—Manuscrito 60, 1903. CN 521.2

Por qué hay debilidad en la iglesia—Muchos parecen pensar que la decadencia de la iglesia, el creciente amor por los placeres, se deben a la falta de obra pastoral. Es cierto, la iglesia no dispone de fieles guías y pastores. Los ministros debieran trabajar fervientemente por los jóvenes que no se han entregado a Cristo y también por otros que son irreligiosos y no son cristianos aunque sus nombres estén en el registro de la iglesia. Pero aunque los ministros hagan su obra fielmente y bien, representará muy poco si los padres descuidan su obra. La falta de poder en la iglesia se debe a la falta de cristianismo en el hogar. Hasta que los padres no tomen su obra como debieran, será difícil que despierten a los jóvenes para que comprendan su deber. Si la religión reina en el hogar, será llevada a la iglesia. Los padres que realizan su obra para Dios son un poder para el bien. Al reprimir y estimular a sus hijos, criándolos en la educación y admonición del Señor, bendicen al vecindario en el cual viven. Y la iglesia se fortalece por su fiel obra.—The Signs of the Times, 3 de abril de 1901. CN 521.3

Los padres negligentes no pueden elevar a la iglesia—Si se permite la desobediencia en la vida del hogar, el corazón de los hijos será llenado con un sentimiento de oposición al gobierno de Dios. El poder del Espíritu Santo resultará ineficaz para suavizar y subyugar sus corazones. Si en años posteriores, en circunstancias especiales, se entregan al Evangelio de Cristo, tendrán que reñir terribles batallas para someter la voluntad desleal a la voluntad de Dios. Con frecuencia la iglesia tiene que sufrir debido a sus miembros, a causa de la errónea educación recibida por ellos en la niñez. Cuando eran niños, se les permitía practicar el engaño a fin de salirse con la suya, y el espíritu rebelde que se permitía en el hogar, será el último en prestar obediencia a los requerimientos de la Palabra de Dios.—The Review and Herald, 30 de marzo de 1897. CN 522.1

La espiritualidad puede ser muerta por la crítica—Cuando os sintáis tentados a hablar palabras duras, orad por la gracia para resistir la tentación. Recordad que vuestros hijos hablarán así como os oyen hablar. Los estáis educando por vuestro ejemplo. Recordad que si habláis palabras ásperas a otros miembros de iglesia, hablaríais la misma clase de palabras en el cielo, si se os permitiera entrar en él. . . . CN 522.2

Después de la familia, viene la iglesia. La influencia de la familia ha de ser tal que resulte en ayuda y bendición para la iglesia. Nunca pronunciéis una palabra de crítica o de queja. Hay iglesias en las cuales casi ha muerto la espiritualidad debido al espíritu de crítica que se ha permitido que entrara. ¿Por qué hablamos palabras de condenación y censura? Quedar en silencio es el más poderoso reproche que se puede dar al que os habla palabras ásperas y descorteses. Guardad perfecto silencio. Con frecuencia, el silencio es elocuencia.—Manuscrito 21, 1903. CN 523.1

El cuidado de la juventud desvalida—Los jóvenes y señoritas que no están bajo la influencia del hogar necesitan que alguien cuide de ellos y les manifieste interés; y los que hacen esto suplen una gran necesidad y están haciendo tan ciertamente una obra para Dios y la salvación de las almas como el ministro desde el púlpito. Esta obra de benevolencia desinteresada, al trabajar para el bien de los jóvenes, es nada menos que lo que Dios requiere de cada uno de nosotros. ¡Cuán fervientemente debiera trabajar el cristiano èxperimentado para evitar la formación de aquellos hábitos que indeleblemente malogran el carácter! Los seguidores de Cristo hagan la Palabra atrayente para los jóvenes.—Fundamentals of Christian Education, 51. CN 523.2

El ministro tiene una oportunidad especial—En toda oportunidad adecuada repítase la historia de Jesús a los niños. En cada sermón, resérveseles un pequeño rincón. El siervo de Cristo puede hacerse amigos permanentes de estos pequeñuelos. No pierda él ninguna oportunidad de ayudarlos a hacerse más entendidos en el conocimiento de las Escrituras. Esto logrará más de lo que nos damos cuenta para cerrar el paso a las tretas de Satanás. Si los niños llegan a familiarizarse temprano con las verdades de la Palabra de Dios, ello erigirá una barrera contra la impiedad, y podrán hacer frente al enemigo con las palabras: “Escrito está”.—Obreros Evangélicos, 22. CN 523.3

Sed tan fieles en el hogar como en el culto—Padres, como maestros de vuestros amados la verdad debiera tener un poder controlador sobre vuestra conciencia y vuestro entendimiento, presidiendo cada palabra y cada hecho. Sed tan fieles en vuestra vida del hogar como lo sois en el culto de Dios. Dad un carácter correcto a todo lo que hay dentro del hogar. Los ángeles de Dios están presentes anotando cómo son tratados los miembros más jóvenes de la familia del Señor. Con toda seguridad, la religión del hogar será llevada a la iglesia.—Manuscrito 84, 1897. CN 524.1