Conducción del Niño

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Capítulo 69—Efectos de prácticas dañinas

Se agota la energía vital—La práctica de hábitos secretos ciertamente destruye las fuerzas vitales del organismo. Toda acción innecesaria de algo vital será seguida por su correspondiente depresión. Entre los jóvenes el capital vital, el cerebro, es tan severamente abrumado en una edad temprana, que hay una deficiencia y un gran agotamiento lo que deja al organismo expuesto a enfermedades de diferentes clases.—An Appeal to Mothers, 28. CN 417.1

Se establece el fundamento para diversas enfermedades que vendrán después en la vida—Si la práctica se continúa a partir de los quince años para arriba, la naturaleza protestará contra el abuso que ha sufrido y continúa sufriendo, y les hará pagar el castigo por la transgresión de sus leyes, especialmente desde las edades de treinta a cuarenta y cinco años, mediante numerosos dolores en el organismo y diversas enfermedades, tales como afecciones del hígado y los pulmones, neuralgia, reumatismo, afecciones de la columna vertebral, enfermedades de los riñones y humores cancerosos. Una parte de la magnífica maquinaria de la naturaleza se resiente dejando una tarea más pesada para que realice el resto, lo que provoca un desorden en el excelente ajuste de la naturaleza, y con frecuencia hay un súbito colapso del organismo y la muerte es el resultado.—An Appeal to Mothers, 18. CN 417.2

Se viola el sexto mandamiento desaprensivamente—Quitarse instantáneamente la vida no es un pecado mayor a la vista del cielo que destruirla gradual y seguramente. Las personas que se acarrean un decaimiento seguro debido a su mal proceder, sufrirán el castigo aquí y si no se arrepienten plenamente, no serán admitidas en el cielo del más allá tan ciertamente como no lo será el que destruye su vida instantáneamente. La voluntad de Dios establece la relación entre la causa y sus efectos.—An Appeal to Mothers, 26. CN 417.3

Los que tienen una mente pura también están sujetos a la enfermedad—No incluimos a todos los jóvenes débiles entre los culpables de hábitos malos. Hay quienes tienen mente pura y son concienzudos pero sufren por diferentes causas que están fuera de su control.—An Appeal to Mothers, 23. CN 418.1

Se debilitan las facultades mentales—Los padres tiernos e indulgentes simpatizarán con sus hijos porque se imaginan que sus lecciones son una carga demasiado grande y su aplicación al estudio está arruinando su salud. Es verdad que no es aconsejable atiborrar la mente de los jóvenes con demasiados estudios muy difíciles. Pero, padres, ¿no habéis escudriñado más profundamente este asunto y meramente aceptáis la idea sugerida por vuestros hijos? ¿No habéis creído demasiado fácilmente a la razón aparente para su indisposición? Atañe a los padres y a los tutores mirar debajo de la superficie en busca de la causa.—Testimonies for the Church 4:96, 97. CN 418.2

Las mentes de algunos de estos niños se debilitan hasta el punto de que tienen solamente la mitad o un tercio del brillo del intelecto que podrían haber tenido, si hubieran sido virtuosos y puros. Lo han malgastado en la masturbación.—Testimonies for the Church 2:361. CN 418.3

Se destruyen las resoluciones elevadas y la vida espiritual—El vicio secreto es el destructor de las resoluciones elevadas, el esfuerzo ferviente y la fuerza de la voluntad para formar un buen carácter religioso. Todos los que tienen una verdadera comprensión de lo que significa ser cristiano, saben que los seguidores de Cristo, como discípulos suyos, están en la obligación de dominar todas sus pasiones y colocar sus facultades físicas y mentales en perfecta sumisión a la voluntad de Cristo. Los que están dominados por sus pasiones, no pueden ser seguidores de Cristo. Están demasiado entregados al servicio de su maestro, el originador de todo mal, para dejar sus hábitos corruptos y escoger servir a Cristo.—An Appeal to Mothers, 9, 10. CN 418.4

La religión formal no es eficiente—Algunos que profesan ser seguidores de Cristo saben que están pecando contra Dios y arruinando su salud, y sin embargo están esclavizados en sus propias pasiones corruptas. Sufren de una conciencia culpable y tienen una inclinación cada vez menor para acercarse a Dios en oración secreta. Quizá mantegan la forma de religión, pero están destituidos de la gracia de Dios en el corazón. No están consagrados a su servicio, no confían en él, no viven para su gloria, no encuentran placer en sus ordenanzas y no se deleitan en él.—An Appeal to Mothers, 25. CN 419.1

Parece haberse perdido el poder del dominio propio—Algunos reconocerán el mal de las prácticas pecaminosas, y, sin embargo, se disculparán diciendo que no pueden vencer sus pasiones. Esta es una admisión terrible de parte de una persona que lleva el nombre de Cristo. “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”. 2 Timoteo 2:19. ¿Por qué existe esta debilidad? Es porque las propensiones animales han sido fortalecidas por el ejercicio, hasta que han prevalecido sobre las facultades superiores. A los hombres y mujeres les faltan principios. Están muriendo espiritualmente porque han condescendido durante tanto tiempo con sus apetitos naturales que su dominio propio parece haber desaparecido. Las pasiones inferiores de su naturaleza han empuñado las riendas, y la que debiera ser la facultad dominante se ha convertido en la sierva de la pasión corrupta. Se mantiene al alma en la servidumbre más abyecta. La sensualidad ha apagado el deseo de santidad y ha agotado la prosperidad spiritual.—Joyas de los Testimonios 1:255. CN 419.2

Se corta la comunicación con el Cielo—Los solemnes mensajes del cielo no pueden impresionar con fuerza el corazón que no está fortificado contra la práctica de este vicio degradante. Los nervios sensibles del cerebro han perdido su tonicidad por la excitación mórbida destinada a satisfacer un deseo antinatural de complacencia sensual. Los nervios del cerebro que relacionan todo el organismo entre sí son el único medio por el cual el cielo puede comunicarse con el hombre y afectan su vida más íntima. Cualquier cosa que perturbe la circulación de las corrientes eléctricas del sistema nervioso, disminuye la fuerza de las potencias vitales y, como resultado, se atenúa la sensibilidad de la mente. En consideración de estos hechos, ¡cuán importante es que los ministros y la gente que profesan piedad se conserven sin mancha de este vicio degradante!—Joyas de los Testimonios 1:254. CN 420.1

Algunos se arrepienten pero pierden el respeto propio—El efecto de tales hábitos degradantes no es el mismo en todas las mentes. Hay algunos niños que han desarrollado mucho las facultades morales y que, al relacionarse con niños que practican la masturbación, se inician en este vicio. El efecto en los tales con demasiada frecuencia es volverlos melancólicos, irritables y celosos. Sin embargo, los tales quizá no pierdan su respeto por el culto religioso y quizá no muestren una incredulidad especial en cuanto a las cosas espirituales. A veces sufren agudamente de remordimiento y se sienten degradados ante su propia vista y pierden su respeto propio.—Joyas de los Testimonios 1:392. CN 420.2

La mente puede ser fortalecida contra la tentación—Las facultades morales son excesivamente débiles cuando entran en conflicto con hábitos ya establecidos. Los pensamientos impuros tienen el dominio de la imaginación y la tentación es casi irresistible. Si la mente estuviera acostumbrada a contemplar temas elevados, si la imaginación estuviera preparada para contemplar cosas puras y santas, estaría fortalecida contra la tentación. Se ocuparía de lo celestial, lo puro, lo sagrado y no podría ser atraída por lo bajo, lo corrupto y vil.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 135. CN 421.1

Volveos inteligentes en estas cosas—La satisfacción de las pasiones más bajas inducirá a muchos a cerrar los ojos a la luz, porque temen ver pecados que no están dispuestos a abandonar. Todos pueden ver si lo desean. Si prefieren las tinieblas a la luz, su criminalidad no disminuirá por ello. ¿Por qué no leen los hombres y mujeres y se instruyen en estas cosas que tan decididamente afectan su fuerza física, intelectual y moral, Dios os ha dado un tabernáculo que cuidar y conservar en la mejor condición para su servicio y gloria. Vuestros cuerpos no os pertenecen. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal: porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”.—Joyas de los Testimonios 1:259, 260. CN 421.2