Historia del Sábado
22 – Posición de los Reformadores con respecto al Sábado y el primer día
La Reforma surgió en la iglesia católica – El sábado había sido aplastado hasta echarlo fuera de esa iglesia, y en su lugar establecieron innumerables festivales – El domingo observado por Lutero, Melanchton, Zwinglio, Beza, Bucer, Cranmer y Tyndale – La posición de Calvino afirmada completamente e ilustrada – Knox concuerda con Calvino – El domingo en Escocia en 1601 – Cómo deberíamos considerar a los Reformadores
La gran Reforma del siglo dieciséis surgió del seno de la iglesia católica misma. De esa iglesia el sábado había sido ya por largo tiempo extirpado; y en cambio de esa misericordiosa institución ordenada por el divino Legislador para el descanso y el refrescarse de la humanidad, y que ese hombre pudiera reconocer a Dios como su Creador, el papado había ordenado innumerables festivales, que, como una terrible carga, aplastaban al pueblo de la tierra. El Dr. Heylyn enumera estos festivales así: HSPDS 277.1
“Estos días santos como se los llamó particularmente en la decretal del papa Gregorio, era una lista perfecta de ellos en el Sínodo de Lyon, año 1244, que siendo celebrados con una gran concurrencia de personas de todas partes de la cristiandad, los cánones y decretos de ellos comenzaron de inmediato a encontrar aceptación general. Los días santos permitidos allá, eran los que siguen: o sea, la fiesta de la natividad de Cristo, S. Esteban, S. Juan Evangelista, los Inocentes, S. Silvestre, la circuncisión de nuestro Señor, la epifanía, Pascua, junto con la semana precedente, y la semana subsiguiente, los tres días de la semana de la rogación, el día de la ascensión de Cristo, domingo de Pentecostés, con los dos días siguientes, S Juan Bautista, la fiesta de todos los doce apóstoles, todas las festividades de nuestra Señora, S. Lorenzo, todos los días del Señor del año, S. Miguel Arcángel, Todos los Santos, S. Martín, los santos patronos de cada iglesia o la dedicación de iglesias específicas, junto con las fiestas de tales santos específicos o locales que algún pueblo particular tuvo el placer de honrar con un día particular entre ellos. En estos y cada uno de ellos, la gente era restringida como dijimos antes de diversas clases de trabajos, bajo pena de censuras eclesiásticas para ser puestas sobre los que ofendieron, a menos que alguna causa de emergencia, ya sea de caridad o necesidad fueran dispensadas para hacerlos… Pedro de Aliaco, cardenal de Cambray, en un discurso de él exhibido al concilio de Constanza [año 1416] hizo público antes los padres allí reunidos, que podría [haber] una detención de esa clase de aquí en adelante; que también, con excepción de los domingos y los festivales mayores podría ser legal para la gente, después del fin del servicio divino que asistieran a sus ocupaciones; especialmente los pobres, que ya tienen demasiado poco tiempo en los días de trabajo para obtener su víveres. Pero estos fueron solo las expresiones de hombres de buenos deseos. Los papas resolvieron otra cosa, y no solo mantuvieron los días santos que habían encontrado establecidos, en el mismo estado en el cual los encontraron, sino también añadieron otros diariamente según veían ocasión… Así estuvo como antes dije, tanto para la doctrina y la práctica hasta que los hombres comenzaron a mirar los errores y abusos en la iglesia romana con un ojo más serio de lo que habían hecho antes”.1 HSPDS 277.2
Tal era el estado de las cosas cuando los reformadores comenzaron sus labores. Que ellos renunciaran a estos festivales y volvieran a la observancia del antiguo sábado, sería esperar demasiado de hombres educados en el seno de la iglesia romanista. De hecho, no debiera sorprendernos que mientras estos fueran impelidos a derribar la autoridad de estos festivales, de todos modos retenían los más importantes de ellos en sus observancias. Los reformadores hablaron de la siguiente manera: La Confesión de iglesias Suizas declara que, HSPDS 278.1
“La observancia del día del Señor está fundada no sobre ningún mandamiento de Dios, sino sobre la autoridad de la iglesia; y Que la iglesia puede alterar el día según su placer”.2 HSPDS 278.2
Además descubrimos que, HSPDS 278.3
“En la Confesión de Augsburgo que fue preparada por Melanchton [y aprobada por Lutero], a la pregunta, ‘¿Qué debemos creer acerca del día del Señor?’ se responde que el día del Señor, Pascua de Resurrección, semana de Pentecostés, y otros días santos similares, debieran ser observados porque fueron designados por la iglesia, para que todas las cosas sean hechas en orden; pero que la observancia de ellos no se piense necesaria para la salvación, ni la violación de ellas, si fuera hecha sin ofensa a otros, ser considerada un pecado”.3 HSPDS 278.4
Zwinglio declaró “que es legal en el día del Señor, después del servicio divino, para cualquier hombre seguir sus trabajos”.4 Beza enseñó que “no se requiere de los cristianos ningún cese de labores en el día del Señor”.5 Bucer va más allá todavía, “no solo lo llama una superstición, sino una apostasía de a Cristo el pensar que trabajar en el día del Señor, considerado en sí mismo, es una cosa pecaminosa”.6 Y Cranmer, en su Catecismo, publicado en 1548, dice: HSPDS 278.5
“Ahora ya no guardamos más el sábado en el séptimo día [Saturday] como lo hacen los judíos; pero observamos el domingo, y ciertos otros días como los magistrados juzguen conveniente, a quienes en esto deberíamos obedecer”.7 HSPDS 279.1
Tyndale dijo: HSPDS 279.2
“En cuanto al sábado, siendo nosotros señores del sábado, podemos cambiarlo al lunes, o a cualquier otro día como veamos necesario, o tal vez hacer que cada décimo día sea santo si solo vemos una causa para ello”.8 HSPDS 279.3
Es claro que tanto Cranmer como Tyndale creían que el antiguo sábado estaba abolido, y que el domingo era solo una ordenanza humana que estaba en poder de los magistrados y de la iglesia legalmente cambiarlos siempre que vieran causa para hacerlo. Y el Dr. Hessey da la opinión de Zwinglio con respecto al poder actual de cada iglesia individual de transferir el así llamado día del Señor a otro día, siempre que la necesidad lo requiera, como por ejemplo, en tiempo de cosecha. Así Zwinglio dice: HSPDS 279.4
“Si nosotros tuviéramos el día del Señor tan atado al tiempo que fuera una maldad transferirlo a otro tiempo, en el cual el descansar de nuestros trabajos igualmente que en él, podemos oír la palabra de Dios, si la necesidad lo quisiera requerir, este día tan solícitamente guardado, impondría sobre nosotros una ceremonia. Porque no estamos atados al tiempo, sino el tiempo debiera servirnos, que es legítimo, y permitido que cada iglesia, cuando la necesidad lo exija (como suele hacerse en tiempo de cosecha), transferir la solemnidad y el descanso del día del Señor, o sábado, a algún otro día”.9 HSPDS 279.5
Zwinglio no pudo, por lo tanto, haber considerado el domingo como un memorial divinamente designado de la resurrección, o de hecho, como nada más que un festival de la iglesia. HSPDS 279.6
Juan Calvino dijo con respecto al origen del festival del domingo: HSPDS 279.7
“Sin embargo, los antiguos no han sustituido sin razón suficiente lo que nosotros llamamos el día del Señor en el espacio del sábado. Porque siendo la resurrección del Señor el fin y la consumación de ese verdadero reposo, que fue sugerido por el sábado antiguo; el mismo día que puso fin a las sombras, amonesta a los cristianos a no adherir a una ceremonia dudosa. Sin embargo no pongo tanto énfasis en el número septenario que yo obligara la ceremonia a una adhesión invariable a ella; ni condenaré a aquellas iglesias, que tienen otros días solemnes para sus asambleas, siempre que se mantengan a distancia de la superstición”.10 HSPDS 279.8
Es digno de notar que Calvino no asigna a Cristo y a sus discípulos el establecimiento del domingo en lugar del sábado. Él dice que esto fue hecho por “los antiguos”,11 o como otro lo traduce, “por los antiguos padres”. Tampoco dice “el día que Juan llamó el día del Señor”, sino “el día que nosotros llamamos día del Señor”. Y lo que es digno de notar en particular es que él no insiste que el día que debía ser apropiado para adorar fuera un día de cada siete; porque él no estaba atado al “número septenario”. El día puede venir una vez cada seis días, o una vez en ocho. Y esto prueba en forma concluyente que él no consideraba el domingo como una institución divina en el sentido propio de la palabra; porque si lo hiciera, él sin duda habría sentido que el festival debía ser septenario, es decir, semanal, y que debía urgir “a la iglesia a una adhesión invariable a él”. HSPDS 279.9
Pero Calvino no deja el asunto aquí. Él condena como “FALSOS PROFETAS” a aquellos que intentan dar fuerza al festival del domingo por medio del cuarto mandamiento; y quien hace esto dice que la parte ceremonial, que requiere la observancia del séptimo día definido, está abolida, mientras la parte moral, que sencillamente ordena la observancia de un día en siete, sigue manteniéndose en vigor. Aquí están sus palabras: HSPDS 280.1
“Así se desvanecen todos los sueños de los falsos profetas, que en las épocas pasadas infectaron a la gente con una idea judía, afirmando que nada sino la parte ceremonial del mandamiento, que de acuerdo con ellos es la designación del séptimo día, ha sido abrogado, pero que la parte moral de él, es decir la observancia de un día en siete, todavía permanece. Pero esto es solo cambiar el día en desprecio de los judíos, mientras retienen la misma idea de la santidad de un día”.12 HSPDS 280.2
No obstante estos mismos “sueños de los falsos profetas”, para usar las palabras de Calvino, constituyen el fundamento de la doctrina moderna del cambio del sábado. Porque cualquier cosa que se pueda decir de la santidad del primer día en el Nuevo Testamento, el cuarto mandamiento sólo puede hacer reconocer ese día por medio de esta precisa doctrina de un día en siete que Calvino denuncia tan agudamente. Ahora yo afirmo otro hecho importante. Los comentarios de Calvino sobre el Nuevo Testamento cubren todos los libros de los cuales se obtienen citas en favor del domingo excepto del libro de Apocalipsis. ¿Qué dice Calvino con respecto al cambio del sábado en el registro de la resurrección de Cristo?13 Ni una palabra. Ni siguiera sugiere algún carácter sagrado de ese día, ni ninguna conmemoración del día. ¿Dice él que la reunión “después de ocho días” fue en domingo? Él no dice en qué día fue.14 ¿Qué dice del domingo al tratar acerca del día de Pentecostés?15 Nada. Él no dice que este festival fuea en el primer día de la semana. ¿Qué dice del partimiento del pan en Troas? ¡Él cree que ocurrió en el sábado antiguo! Él dice: HSPDS 280.3
“O quiere decir el primer día de la semana, que fue inmediatamente después del sábado, o de algún cierto sábado. Lo último parece ser lo más probable; por esta causa, porque ese día era más apropiado para una asamblea, de acuerdo con la costumbre”.16 HSPDS 280.4
Sin embargo, él dice que este lugar podría “muy bien” ser traducido “la víspera después del sábado”. Pero él se adhiere a su propia traducción: “un día de los sábados”, y no “primer día de la semana”. Él dice además: HSPDS 281.1
“¿Con qué propósito se menciona aquí el sábado, salvo que él pueda notar la oportunidad y la elección del tiempo? Además, es asunto probable que Pablo esperara el sábado, que el día antes de su partida pudiera reunir más fácilmente a todos los discípulos en un lugar”.17 HSPDS 281.2
“Por lo tanto, yo pienso así, que ellos habían designado un día solemne para la celebración de la santa cena del Señor entre sí, que pudiera ser cómodo para todos ellos”.18 HSPDS 281.3
Esto muestra en forma concluyente que Calvino creía en el sábado, y no el primer día de la semana, que haya sido el día para la reunión de la iglesia apostólica. Pero, ¿qué dice acerca de separar en el primer día de la semana? Él dice que el precepto de Pablo se refiere, ¡no al primer día de la semana, sino al sábado! Y él señala el sábado como el día en el cual se celebró la sagrada asamblea, y se celebró la comunión, y dice que debido a estas cosas este fue el día más conveniente para recolectar su contribución. Así él escribe: HSPDS 281.4
“En uno de los sábados. El propósito es éste: que ellos puedan tener sus ofrendas a tiempo. Por lo tanto los exhorta a no esperar hasta su llegada, como cualquier cosa que se hace de repente, y apresuradamente, no se hace bien, sino contribuir en el sábado lo que parezca bien, y de acuerdo con la capacidad de cada uno, es decir en el día en que realizan sus asambleas sagradas.19 HSPDS 281.5
“Porque él mira, primero de todo, la conveniencia, y más todavía, que la asamblea sagrada, en la que se celebra la comunión de los santos, puede ser un aliciente adicional para ellos. Ni estoy inclinado a admitir la idea tomada por Crisóstomo, que el término Sabbath se emplea aquí para indicar el día del Señor (Apocalipsis 1:10), porque es probable, que el apóstol, al comienzo, retuvo el día que ya estaba en uso, pero que más tarde, impelido por la superstición de los judíos, ellos pusieron a un lado ese día, y sustituyeron otro. Ahora, el día del Señor fue elegido principalmente porque la resurrección de nuestro Señor puso fin a la sombra de la ley. De aquí el día mismo nos puso en la mente nuestra libertad cristiana”.20 HSPDS 281.6
Estas palabras son muy notables. Ellas muestran primero, que por el día sábado Calvino quiere indicar, no el primer día, sino el séptimo; segundo, que a su juicio, tan tarde como el tiempo de esta epístola, y de la reunión en Troas [60 d. C.], el sábado era el día para las asambleas sagradas de los cristianos, y para la celebración de la comunión; tercero, “pero DESPUÉS, impelidos por LA SUPERSTICIÓN DE LOS JUDÍOS, ellos pusieron a un lado ese día, y sustituyeron otro”. HSPDS 281.7
Calvino por lo tanto no cree que Cristo cambió el sábado al domingo para conmemorar su resurrección; porque él dice que la resurrección abolió el sábado,21 y sin embargo cree q ue el sábado era el día sagrado de los cristianos con la exclusión total del domingo tan tarde como el año 60. Ni tampoco podía él creer que los apóstoles pusieron aparte el domingo para conmemorar la resurrección de Cristo, porque él cree que ellos no hicieron la elección de ese día hasta después del año 60, y aun entonces ellos lo hicieron meramente ¡porque fueron impulsados para hacerlo por la superstición de los judíos! HSPDS 282.1
El Dr. Hessey ilustra las ideas de Calvino sobre la observancia del domingo con el siguiente incidente: HSPDS 282.2
“Knox fue el amigo íntimo de Calvino: visitaba a Calvino, y, se dice, en una ocasión lo encontró gozando la recreación de bolos en domingo”.22 HSPDS 282.3
Sin duda Calvino estaba actuando en armonía plena con sus ideas de la naturaleza del festival del domingo. Pero el famoso caso de Miguel Servet nos proporciona una ilustración aún más al punto de sus ideas con respecto al carácter sagrado de ese día. Servet fue arrestado en Ginebra a pedido personal de Juan Calvino a los magistrados de esa ciudad. Tal es la declaración de Theodore Beza, el amigo de toda la vida de Calvino.23 El traductor de Beza añade a este hecho la siguiente notable declaración: HSPDS 282.4
“La rapidez lo indujo a hacer arrestar a este heresiarca en un domingo”.24 HSPDS 282.5
El mismo hecho es aseverado por Robinson: HSPDS 282.6
“Mientras él esperaba un barco para cruzar el lago en su camino a Zurich, por algún medio Calvino supo de su llegada; y aunque era domingo, él convenció al síndico jefe que lo arrestara y apresara. En ese día por las leyes de Ginebra ninguna persona podía ser arrestada excepto por un crimen capital; pero esta dificultad fue fácilmente eliminada, porque Juan Calvino pretendió que Servet era un hereje, y que la herejía era un crimen capital”.25 HSPDS 282.7
“El doctor fue arrestado y puesto en prisión el domingo trece de agosto [año 1553]. Ese mismo día fue llevado ante el tribunal”.26 HSPDS 282.8
Las palabras mismas de Calvino con respecto al arresto son estas: HSPDS 283.1
“No negaré que él fue hecho prisionero por mi solicitud”.27 HSPDS 283.2
Los amigos más ardientes de la santidad del primer día no negarán que la parte menos pecaminosa de esta transacción fue que ocurrió en domingo. A pesar del hecho de que Calvino causó el arresto de Servet en ese día muestra que él no tenía convicción de que el día poseyera ninguna santidad inherente. HSPDS 283.3
John Barclay,28 un erudito hombre de ascendencia escocesa, y un católico romano moderado, que había nacido poco después de la muerte de Calvino, y cuya vida temprana transcurrió en el este de Francia, no muy lejos de Ginebra, publicó la declaración de que Calvino y sus amigos en Ginebra HSPDS 283.4
“debatían si los reformados, con el propósito de apartarse más completamente de la iglesia romanista, no debían adoptar el jueves como el sábado cristiano”. HSPDS 283.5
Otra razón asignada por Calvino para este cambio propuesto era HSPDS 283.6
“que sería un caso apropiado de libertad cristiana”.29 HSPDS 283.7
Muchos protestantes doctos han creído esta declaración,30 algunos de los cuales deben ser reconocidos como hombres sinceros y de buen juicio. Pero el Dr. Twisse31 no cree en Barclay porque él no nombra a las personas a las que Calvino consultó, para presentarlas como testigos; y porque el rey Jaime I de Inglaterra en una ocasión sospechó que Barclay lo traicionaba. Pero nunca se probó tal crimen, ni parece que el rey siempre lo mantuvo bajo esa luz.32 Su veracidad nunca fue impugnada. La declaración de Barclay puede posiblemente ser incorrecta, pero no es inconsistente con la doctrina de Calvino de que la iglesia no está atada a un festival que debiera venir una vez en siete días, así como Tyndale dijo que ellos podían cambiar el sábado al lunes o podrían “hacer de cada décimo día un día santo, solo si vemos que hay una causa para hacerlo” y está en perfecta armonía con la idea de Calvino de la santidad del domingo como lo muestra en sus actos ya notados. Como los otros reformadores, Calvino no siempre es consistente consigo mismo en sus declaraciones. No obstante, tenemos su concepto con respecto a los diversos textos que se usan para probar el cambio del sábado, y también con respecto a la teoría de que el mandamiento podía ser usado para imponer, no el séptimo día, sino un día en siete, y es fatal para la doctrina moderna del primer día. HSPDS 283.8
John Knox, el gran reformador escocés, fue un amigo íntimo de Calvino, con quien vivió en Ginebra durante una parte de su exilio de Escocia. Aunque el fundamento de la iglesia presbiteriana de Escocia fue puesto por Knox, o más bien por Calvino, porque Knox llevó a cabo el sistema de Calvino, y aunque aquella iglesia es ahora muy estricta en la observancia del domingo como sábado, sin embargo Knox mismo tenía la misma idea de Calvino en cuanto a la obligación de ese día. La Confesión de Fe original de aquella iglesia fue preparada por Knox en el año 1560.33 En ese documento Knox afirma los deberes de la primera tabla de la ley del siguiente modo: HSPDS 284.1
“Tener un Dios, adorarlo y honrarlo; acudir a él en todas nuestras aflicciones; reverenciar su santo nombre; escuchar su palabra; creer la misma; participar de sus santos sacramentos, son las obras de la primera tabla”.34 HSPDS 284.2
Es claro que Knox creía que el mandamiento del sábado había sido eliminado de la primera tabla. El Dr. Hessy, después de hablar de ciertas referencias al domingo en una obra posterior de él, hace esta declaración con respecto a la doctrina actual del sábado en la iglesia presbiteriana: HSPDS 284.3
“En conjunto, cualquiera sea el lenguaje usado actualmente en Escocia, ciertamente no se debe al gran hombre a quien los escoceses consideran como el apóstol de la Reforma en su país”.35 HSPDS 284.4
Esa iglesia ahora sostiene que el domingo es el memorial divinamente autorizado de la resurrección de Cristo, puesto en vigor por la autoridad del cuarto mandamiento. Pero Calvino y Knox no sostuvieron eso así. Un escritor británico cuenta la situación de las cosas con respecto al domingo en Escocia por el año 1601: HSPDS 284.5
“Al comienzo del siglo diecisiete, los sastres, los zapateros y los panaderos en Aberdeen estaban acostumbrados a trabajar hasta las ocho o las nueve cada domingo de mañana. Aunque la violación de la observancia del ritual prescrito era castigado con una multa, la consagración exclusiva del domingo que prevaleció posteriormente en ese entonces era desconocida. De hecho, había “domingos de juego” regulares en Escocia hasta el fin del siglo dieciséis”.36 HSPDS 284.6
Pero la iglesia presbiteriana, después del tiempo de Knox, efectuó un cambio completo con respecto a la observancia del domingo. El mismo escritor dice: HSPDS 285.1
“La Presbyterian Kirk [Iglesia Presbiteriana] introdujo en Escocia la observancia judaica del sábado [domingo], reteniendo con alguna inconsistencia el festival del domingo de la iglesia católica, mientras rechazaba todas las otras fiestas que su autoridad había consagrado”.37 HSPDS 285.2
El Dr. Hessey muestra el método de hacer esto. Él dice: HSPDS 285.3
“Por supuesto hubo que vencer algunas dificultades. El sábado era el séptimo día, el domingo era el primer día de la semana. Pero una teoría ingeniosa que un día en siete era la esencia del cuarto mandamiento, rápidamente los reconcilió con esto”.38 HSPDS 285.4
Las circunstancias bajo las cuales se preparó esta doctrina, el nombre de su autor, y la fecha de su publicación, serán dados en su lugar. Que el cuerpo de los reformadores dejara de reconocer la autoridad del cuarto mandamiento, y que ellos no apartaron a los hombres de los festivales romanistas del sábado del Señor, es un asunto para lamentarse en vez de sorprender. Lo inadecuado en hacer de ellos la norma de la verdad divina es planteado con mucha fuerza en las siguientes palabras: HSPDS 285.5
“Lutero y Calvino reformaron muchos abusos, especialmente en la disciplina de la iglesia, y también algunas graves corrupciones en doctrina; pero dejaron otras cosas de mucho mayor importancia así como las encontraron… Fue un gran mérito de ellos hasta donde fueron, y no ellos a quienes echar la culpa si su autoridad nos indujo a no ir más lejos. Nosotros debemos más bien imitarlo en el valor y espíritu con el cual pusieron en duda y rectificaron tantos errores por largo tiempo establecidos; y valiéndonos de sus labores, hacer mayores progresos de los que ellos pudieron hacer. Poca razón tenemos para aludir a su nombre, su autoridad y su ejemplo, cuando ellos hicieron mucho, y nosotros nada. En esto no los estamos imitando, sino a quienes su opusieron a ellos y los contrarrestaron, dispuestos a mantener las cosas como estaban”.39 HSPDS 285.6