Sermones Escogidos Tomo 2

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47—«No os dejaré huérfanos “

(Basado en Juan 14, este es el último sermón de Elena G. de White del cual tenemos registro.)

«No se TURBE VUESTRO CORAZÓN; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. SE2 429.1

Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” Jesús le dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora lo conocéis y lo habéis visto”» [Juan 14: 1-7]. Deseo que recuerden estas palabras. SE2 429.2

«De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre» [Juan 14: 12]. ¡Qué maravillosas SE2 429.3

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Sermón presentado en Santa Helena, California, el sábado 27 de septiembre de 1913. Manuscrito 20, 1913. palabras! Ya que contamos con esas promesas, que nadie dude; que nadie caiga en la incredulidad. Tomémosle la palabra al Señor: creamos en él. El Espíritu que estaba en Cristo ciertamente acompañará a todo el que confía en el Señor.

«Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros» [Juan 14: 15-18]. ¡Qué anchura, qué altura, qué gran amor se nos presenta! SE2 430.1

Cuando estemos en peligros o en dificultades, y apenas sepamos qué hacer, abran sus Biblias en el capítulo 14 de Juan y lean las promesas que en el mismo se muestran. Lean las promesas a sus hijos en la hora del culto familiar. Presenten esas verdades maravillosas de manera que las tiernas mentes puedan comprenderlas. «No os dejaré huérfanos». ¿Creen ustedes esto como palabra de Dios? ¿Se apropian ustedes de las promesas de Dios y las presentan a los miembros de sus familias? Si lo hacen tendrán paz, esperanza y gozo. Ustedes pueden desanimarse, descorazonarse; pero cuentan con la promesa de Dios de que no los dejará huérfanos. Yo creo eso porque lo he comprobado. SE2 430.2

«Todavía un poco, y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis» [Juan 14: 19]. ¿Qué puede ser más precioso para nosotros en medio del desánimo, que contar con la presencia de Dios? Tomémosle la palabra a Dios y consagrémonos a él. Como hijos necesitados, presentemos nuestro caso a él, comprobando que hará según ha prometido. SE2 430.3

«El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él» [Juan 14: 21]. No sé cómo expresar mi gratitud por esa promesa. En nuestras familias debemos apropiarnos de la divina seguridad encerrada en esas palabras, de modo que la vida y la salud nuestra y de nuestras familias refleje el amor de Cristo. Deseamos esto en toda su amplitud y riqueza. En las palabras que acabo de leer encontramos la promesa de Dios respecto a que el más elevado poder está a nuestra disposición. Necesitamos tener un elevado concepto de la voluntad de Dios respecto a nosotros. SE2 430.4

«Le dijo Judas (no el Iscariote): “Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros y no al mundo?” Respondió Jesús y le dijo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él. El que no me ama no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”» [Juan 14: 22, 23]. Siempre mantengan sus promesas en mente y cuando el enemigo los tiente a dudar, digan: «No. ¿Acaso hay alguna excusa para no perfeccionar el carácter cristiano?». No veo excusa alguna. SE2 430.5

«El que no me ama no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: “Voy, y vuelvo a vosotros”. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre, porque el Padre mayor es que yo. Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que, cuando suceda, creáis. No hablaré ya mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo y él nada tiene en mí. Pero para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago» [Juan 14: 24-31]. SE2 431.1

He querido leerles ese texto y es mi deseo que pueda contribuir a que se grabe en sus mentes. SE2 431.2

Cristo es «desde el siglo y hasta el siglo», una ayuda real para todo aquel que lo busca en forma diligente. Todo aquel que lo busque en forma diligente, lo encontrará. Me siento tan agradecida porque el Señor es nuestro Dios. Quiero servirlo y glorificarlo. SE2 431.3

No voy a hablar mucho más en esta ocasión, pero les pido que estudien este pasaje durante la semana y que glorifiquen a Dios en toda forma posible: padres, madres y niños. Luego los niños podrán hablar de la bondad y del amor de Jesús porque la gran paz de Dios llenará sus mentes. SE2 431.4

Todos deben alcanzar una elevada norma. La luz del cielo debería brillar en las mentes de ustedes. El Señor nos ayudará en nuestro diario caminar con él. Él se encargará de nuestras preocupaciones y él cumplirá su palabra. Dios desea que lo pongamos a prueba. Les pido que glorifiquen a Dios en sus hogares. Dediquen más tiempo a estudiar la Palabra de Dios. SE2 431.5

¡Que Dios los ayude a sopesar estos asuntos en una forma sensible y cuidadosa, para que. puedan esforzarse en el conocimiento del Señor cuya salida es tan cierta como el alba! Amén. SE2 431.6