Sermones Escogidos Tomo 1

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11—Buscando faltas

EL ENEMIGO está trabajando en aquellos que se han colocado del lado de la duda y la incredulidad; con los que no solamente no están satisfechos con hallarse en esa condición ellos mismos, sino que todo el tiempo están presionando a otros a tomar la misma actitud, pues quieren que otros crean tal como lo hacen ellos. Por la luz que Dios me ha dado, nunca hubo alguna nueva luz proveniente del cielo en la que Satanás no haya encontrado algo para criticarla. Y lo mismo ocurre con algunos de los hombres de hoy, critican cosas pequeñas. Desean la luz, pero viene el enemigo como lo hizo con los habitantes de Nazaret, y aunque el Espíritu de Dios les dijo que Jesús era el ungido, y Cristo les dijo en qué consistía su obra —quebrantar el poder del enemigo y dar libertad a los oprimidos, desatar las ligaduras de impiedad y de predicar el evangelio a los pobres (ver Luc. 4: 18)—, ellos permanecieron en la duda y en la incredulidad. SE1 89.1

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Charla impartida en Ottawa, Kansas, el 12 de mayo de 1889. Manuscrito 2, 1889.

Sin embargo, me parece que no tomamos estas cosas en serio ni aprendemos de ellas las lecciones que deberíamos aprender. Apareció la incredulidad y el diablo se aprovechó de ello y comenzó a trabajar, y empezaron a decir entre sí: «¿Quién es este? ¿No es este el hijo de José y María?». En el mismo momento en que este pensamiento surgió en sus mentes, ellos comenzaron a desarrollarlo. Y ustedes conocen los resultados. Se levantaron, se apoderaron de Cristo, lo llevaron a la cumbre del monte y trataron de eliminarlo. Ahora bien, la naturaleza humana no ha mejorado desde entonces. La naturaleza humana es todavía la naturaleza humana. Ellos le sacan provecho a cualquier cosa que pueda distraer la mente. Se puede ver en sus ideas. Lo he visto una y otra vez. Ellos —los líderes de la iglesia— están haciendo planes para la obra de Dios, tra-tando de crear programas que impulsen el desarrollo de la obra de Dios, pero hay alguien intenta trabar [bloquear] las ruedas. Como le dije a uno de nuestros hermanos hace poco: «Usted ha hecho más para retrasar la obra de Dios que diez o veinte de nuestros enemigos. Usted toma un punto y hace de eso algo maravilloso; usted ha mantenido ocupada a la comisión durante horas en asuntos que no son importantes, solo para arrojar un obstáculo que trabe la rueda, y el tiempo desperdiciado y los buenos acuerdos que deberían haberse alcanzado se han perdido. Usted llega y ellos piensan que usted es un buen hombre, una persona decente y que lo que usted dice está correcto, pero cada vez usted presenta algo desconcertante, ellos quedan turbados por sus opiniones, y por causa de ese obstáculo no se hace nada de lo que se debió haber hecho”. SE1 90.1