Sermones Escogidos Tomo 1

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Cómo recibir respuesta a nuestras oraciones

«Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: “¡Heme aquí!”» (Isa. 58: 9). ¿Crees que tus oraciones no son respondidas? Entonces haz lo que Cristo te ordena. Él lo ha dicho en su Palabra; lo ha testificado mediante su Espíritu. ¿Seguirás las instrucciones? ¿Aliviarás las necesidades de los que te rodean? ¿Trabajarás en favor de los oprimidos? ¿Imitarás la vida de Cristo buscando salvar a las almas que perecen? Si lo haces tendrás el consuelo de la gracia de Dios. SE1 307.1

(Se cita Isaías 58: 9-11). Agradezco al Señor con el corazón, el alma y la voz por esta promesa. Al estar en problemas quizás no siempre tengas la seguridad de ayuda, pero siempre puedes decir: «El Señor lo ha dicho y confiaré en él». (Se cita el versículo 12). SE1 307.2

Estas palabras bosquejan nuestra obra. Debemos reparar la brecha que se ha hecho en la ley de Dios y exaltar el pisoteado cuarto mandamiento. Debemos señalar la senda correcta que se ha perdido de vista. Un falso día de reposo ha sido proclamado en lugar del séptimo día, sábado de Jehová, y muchos han perdido su rumbo. Mediante la vigilancia y la fidelidad al seguir la verdadera senda, debemos dirigir a todos hacia el camino correcto. (Se citan los versículos 13, 14). SE1 307.3

«Ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras”. ¿Entonces las palabras de quién hablarás? Las mismas palabras que Cristo ha dado para consolar, animar, bendecir, para levantar a los caídos. Dios te ha dado una mente para que puedas articular palabras que ayuden a los demás. No la alimentes con basura. No la dañes con el consumo de tabaco o alcohol. Ninguno de nosotros tiene más conocimiento de la cuenta, y debemos hacer todo lo posible para mejorar lo que tenemos. No podemos permitir que la mente sea dominada por el mal ni por un momento, pues así podríamos perder la oportunidad de pronunciar una palabra apropiada a cualquier alma que esté a punto de perecer. La responsabilidad de ganar almas para Cristo descansa sobre nosotros, tenemos que trabajar por la salvación de estas. No hemos de hablar nuestras propias palabras, trabajando para nuestro propio beneficio personal; debemos estudiar cómo aliviar al sufriente y al oprimido, cómo ayudar al necesitado y afligido. SE1 307.4

«Entonces te deleitarás en Jehová”. Él es tu poder, tu salud, tu vida, tu salvación. Confía en él en todo momento. Órale y pídele que te guarde en tu salida y en tu entrada. Pídele que proteja tu alma para que no seas engañado por el enemigo. SE1 308.1