Sermones Escogidos Tomo 1

148/208

29—La verdadera educación

DURANTE la noche me fueron reveladas algunas cosas concernientes a la obra y la escuela que pronto se iniciará en este lugar. Según la luz que he recibido, no debemos imitar el modelo de cualquier escuela que se haya fundado en el pasado. Debemos estudiar las Escrituras con sentido crítico, como el gran libro de texto para conocer qué puede llegar a ser la escuela en la recepción y la implementación de la Palabra de Dios. A menos que estemos en guardia, nos tocará lidiar con los obstáculos que bloquean la educación espiritual y que han retrasado la obra de nuestras escuelas en los Estados Unidos, por el mal manejo y los cálculos errados con relación a esta importante obra. SE1 243.1

Cuando Cristo estuvo trabajando en nuestro mundo tuvo unos cuantos seguidores, a los que llamó sus discípulos, quienes, por las doctrinas y costumbres de los SE1 243.2

_______________

Escrito el 20 de diciembre de 1896, Sunnyside, Cooranbong, Australia. Manuscrito 41a, 1896. escribas y fariseos, vieron constantemente obstaculizado el progreso que podrían haber alcanzado al satisfacer su gran necesidad y llegar a ser eficientes en utilidad. Por medio de los rabinos, las costumbres habían sido trasmitidas de generación en generación y estas fueron estimadas como imprescindibles, incluso con mayor poder que los Diez Mandamientos. De este modo, los preceptos de los hombres fueron enseñados y considerados como si tuvieran más valor que un «Así dice el Señor».

Se me ha advertido que los maestros de nuestra escuela no deberían transitar por el camino que han seguido muchos de los maestros de Battle Creek. ¿Tendrán en cuenta esto los pastores y maestros? Se consintió la introducción de diversiones populares para los alumnos bajo un ropaje engañoso. Satanás se presentó como un ángel de luz y obró con gran empeño. Si él pudiera contar con la permisividad de los maestros de la escuela ubicada en el mismo corazón de la obra, cada nueva escuela también seguiría las pisadas del maligno. La levadura del mal introducida y admitida en Battle Creek se esparciría a todos los que entren en contacto con ella. SE1 244.1

El Señor considera de suma importancia reprender, corregir e instruir en justicia respecto a muchas cosas relacionadas con la administración de las escuelas adventistas del séptimo día. Toda la luz que hemos recibido tiene que ser tomada en cuenta cuidadosamente. Nadie que no haya tenido una experiencia en obedecer la Palabra de Dios debería ser maestro en nuestras escuelas. Lo que el Señor ha dicho en cuanto a la enseñanza que se ha de impartir en nuestras escuelas debe tomarse con seriedad; pues si en algunos aspectos no existe una educación de carácter completamente diferente de la que se ha estado impartiendo en Battle Creek, entonces no necesitamos gastar dinero en la compra de terrenos y en la construcción de escuelas. SE1 244.2

En cada escuela Satanás ha intentado convertirse en el guía de los maestros que instruyen a los alumnos. Él es quien ha introducido la idea de que las diversiones egoístas son necesarias. Los alumnos que fueron enviados a la escuela con el propósito de recibir una educación para llegar a ser evangelistas, pastores y misioneros en el extranjero, no deberían haber recibido la idea de que las diversiones son vitales para la salud, cuando el Señor ha presentado ante ellos que lo mejor para su educación es darles entrenamiento manual en lugar de diversiones. El fomento de estas diversiones pronto desarrollará una pasión que provocará cierta aversión al ejercicio provechoso y saludable para la mente y el cuerpo. Este ejercicio hace a los estudiantes útiles para sí mismos y para los demás. SE1 244.3

El adiestramiento en talar árboles, cultivar la tierra, construir edificios, así como en la literatura, es la educación que nuestros jóvenes deben procurar. Tan pronto como sea posible se debe instalar una imprenta en nuestra escuela para educar a los jóvenes en este ramo. También se debiera optar por la fabricación de tiendas, por construir edificios y aprender los elementos esenciales de la albañilería. Además hay muchas cosas a las que las alumnas se pueden dedicar. Se puede educar respecto a la cocina, la costura y la jardinería. Se debería plantar fresas y cultivar flores. Las estudiantes pueden ser llamadas a hacer esto al aire libre. Así se pueden educar para el trabajo útil. La prudencia es esencial y necesaria en todos aquellos que quieren prepararse para ser misioneros. También se precisa de la encuadernación y otra clases de oficios. Estos [los estudiantes] no solo ejercitarán el cerebro, los huesos y los músculos, sino que también obtendrán conocimiento. SE1 245.1

La ociosidad es la maldición más grande de nuestro mundo. Conduce a esparcimientos innecesarios que tan solo complacen y gratifican al yo. Los alumnos han desperdiciado mucho tiempo. Ahora deben adquirir una educación diferente para que puedan estar preparados y salir de la escuela con una educación completa. Debemos fomentar en la escuela el desarrollo de las artes útiles, así como adquirir la capacidad y los talentos que los facultarán para ser colaboradores con Dios. Este tipo de conocimiento les abrirá las puertas de bienvenida a los campos extranjeros, para ello será fundamental la edificación de viviendas humildes y sencillas. SE1 245.2

La preparación correcta de los alimentos es imprescindible, especialmente donde la carne es el producto principal. Se deben preparar otros alimentos para que sustituyan la carne, y estos deben estar tan bien preparados que no se sientan deseos de ingerir carne. La educación en todos los aspectos de la vida práctica hará que nuestros jóvenes sean útiles después de que salgan de la escuela para ir a países extranjeros. No tendrán entonces que depender de nadie para que les cocinen, cosan la ropa o les construyan casas. Tendrán una mayor influencia si demuestran que pueden enseñar a los demás a trabajar con los mejores métodos para obtener los mejores resultados. Esto será apreciado en los lugares donde hay pocos recursos. Revelará que los misioneros pueden ser educadores y a la vez enseñar a la gente a trabajar. Se requerirán menos fondos para sostener a tales misioneros, puesto que han dedicado sus facultades físicas al trabajo útil y práctico, combinándolo con sus estudios como requisitos esenciales de la educación. Y dondequiera que vayan, todo lo que hayan adquirido al respecto, les granjeará una calurosa bienvenida. Si se respetara la luz que Dios nos ha dado, los estudiantes saldrían de nuestras escuelas sin deudas, porque ellos pueden ser útiles y su ayuda es de valor. SE1 245.3

También es importante comprender la filosofía de la obra medicomisionera. Dondequiera que vayan los alumnos, necesitarán saber cómo tratar a los enfermos, esto les abrirá las puertas en cualquier lugar, pues hay sufrimientos de todo tipo en todas partes del mundo. Se deben abrir los sanatorios y brindar al cuerpo todo lo que es esencial para la salud. SE1 246.1

La educación que se imparte en nuestras escuelas es limitada. Se debe dar a los alumnos una educación que les permita estar capacitados para alcanzar una vida empresarial exitosa. Las ramas comunes de la educación deben ser enseñadas total e íntegramente. La contabilidad ha de ser considerada tan importante como la gramática. Este ramo de estudio es esencial para la vida práctica, pero pocos salen de nuestras escuelas conociendo cómo llevar correctamente la contabilidad. SE1 246.2

La razón por la cual se cometen tantos errores en el manejo del dinero no es porque los que están a cargo sean deshonestos, sino porque no tienen suficiente conocimiento de contabilidad. No tienen la agilidad para hacer un presupuesto fiel y un registro diario de sus egresos. Estos errores los han colocado entre la gente deshonesta, aunque en realidad no lo son. Muchos jóvenes han cometido errores que les han causado grave problemas, porque ignoran cómo llevar las cuentas. Los que tienen un arduo interés en la causa y en la obra de Dios, no deben suponer que no están obligados a aprender contabilidad. SE1 246.3

La educación, la verdadera educación, significa mucho. Dedicar tiempo en la escuela a aprender cómo comer con el tenedor en lugar del cuchillo, no es lo más importante. Estos pequeños asuntos de forma y ceremonia no deben ocupar el tiempo y la fuerza. Los alumnos que son al principio un poco toscos y torpes pronto vencerán esto. Si los maestros son corteses, amables y atentos, si son sinceros de alma y corazón, si hacen su trabajo como a la vista de todo el universo, si tienen la mente de Cristo y son moldeados y formados por el Espíri-tu Santo, se comportarán, no de manera fingida y simuladora, sino como damas y caballeros de principios firmes. Si los alumnos tienen ante sí el buen ejemplo de los maestros, aprenderán día a día los buenos modales. SE1 246.4

Abrir nuestra escuela en Cooranbong, en este remoto lugar, parecía un hecho sorprendente para algunos. El comienzo ha requerido un trabajo arduo. Si la obra se comienza bien, costará tiempo y dinero. Una obra que tuvo un buen comienzo ahora se encuentra a medio hacer. Los primeros pasos son los que cuestan, pero si mantienen lo que ya se ha ganado avanzarán continuamente en la dirección correcta. No todos son sabios para entender esto. Pero los niños educados en el hogar para recibir las ideas correctas, han de saber que la verdadera educación involucra cerebro, hueso y músculo [Nota escrito a mano]. SE1 247.1

Por la bendición del Señor la obra ha comenzado y en estos terrenos ahora se necesita la ayuda de todos. Se les debe enseñar a los alumnos cómo empezar. Los educadores deben ser hombres y mujeres de experiencia, que puedan instruir con paciencia y que conduzcan a los estudiantes por el camino correcto en cada paso que ellos den. Enseñen los principios de la Biblia; enseñen pureza de pensamiento y la más estricta integridad. Esta es la instrucción más valiosa que se puede dar. Mantengan a Jesús, el Modelo, siempre delante de sus jóvenes viviendo ustedes mismos vidas ejemplares. Esto es fundamental para restaurar en ellos la imagen de Dios. Maestros, ustedes no tienen el tiempo ni el deber de enseñar a los estudiantes las formas y ceremonias de las costumbres mundanales de esta época corrupta, donde todo se ha pervertido por la apariencia externa y la ostentación. Esto no debe tener lugar en nuestra escuela. Las palabras buenas, sanas y sensibles siempre dichas cortésmente, son esenciales. Esta reforma no debe ser considerada como algo de poca importancia. SE1 247.2

Todos los servicios religiosos deben ser realizados con la mayor solemnidad y reverencia. La enseñanza impartida debe ser de índole superior, de carácter más sagrado y religioso que el que se ha impartido en las escuelas en general. Vale la pena trabajar por la naturaleza humana, hay que ennoblecerla y refinarla. Hay una obra que únicamente Dios puede hacer. Hay que vestirse con el adorno interior que es de grande estima delante de Dios. Los maestros pueden cooperar con el Señor. Por la gracia de Dios en Jesucristo, que trajo la salvación y la inmortalidad a la luz, los maestros pueden cooperar con Dios, y su heredad puede ser educada, no en cuestiones pequeñas como la etiqueta, sino en la ciencia de la salvación y la piedad. Esto preparará a los hijos e hijas de Dios para ser por fin transformados por el toque final de la inmortalidad, y en el cielo continuarán desarrollando la educación comenzada en la escuela de la tierra. Seremos aprendices por toda la eternidad. SE1 247.3

Todo alumno debe aspirar a obtener la idoneidad que es resultado del adorno interior, de un espíritu afable y apacible, pues ello es de gran estima delante de Dios. Por lo tanto, todos en esta vida deberían aprovechar diligentemente cada oportunidad y privilegio de adquirir el mayor conocimiento posible a fin de estar preparados para la vida superior del mundo futuro. SE1 248.1

Dios requiere de todos los jóvenes el desarrollo pleno y el cultivo de todas sus facultades. Los que son escogidos, los elegidos de Dios, los que escucharán el «Bien hecho” de los labios de su Maestro y formarán parte de la familia de Dios en el cielo, han de utilizar al máximo cada facultad de la mente, alma y cuerpo para entender la Palabra de Dios y conocer apropiadamente al ser humano y sus costumbres. Esta es una obra que todos pueden hacer. Algunos son incapaces de administrar o de organizar, pero pueden cooperar en esta escuela junto con los que poseen talento para esta importante labor. SE1 248.2

Los maestros tienen que enseñar a los jóvenes a darse cuenta de que si reciben a Cristo y creen en él, se pondrán en estrecha relación con Dios. Él les da poder para ser hijos de Dios, para asociarse con los más altos dignatarios del reino de los cielos, para unirse con Gabriel, con querubines y serafines, con los ángeles y el arcángel. (Se cita Apocalipsis 22: 1-5). SE1 248.3

En sus enseñanzas nuestro Salvador no motivó a nadie a asistir a las escuelas rabínicas de aquella época, por la sencilla razón de que sus mentes serían corrompidas con la repetición continua: «Dicen», o «Se ha dicho». El Señor puede hacer más con las mentes que no tienen conexión con las escuelas donde se lee permanentemente a autores paganos. Él extiende sus manos para eliminar estos libros de texto y en su lugar coloca las escrituras del Antiguo y del Nuevo Tes-tamento. Los que escudriñan las Escrituras por sí mismos, porque es la Palabra de Dios, los que están dispuestos a cavar por la verdad como si fuera un tesoro escondido, recibirán como premio esa sabiduría que solo procede de Dios. Si no confían en su propia capacidad y no confían en sus propias invenciones y en su supuesta capacidad intelectual, si colocan sus pensamientos en las manos del Señor y se unen en yugo con Jesucristo, no darán ningún paso por donde Jesús no muestre el camino. SE1 248.4

El objetivo de la vida debe ser obedecer el llamamiento de Cristo: «Venid en pos de mí». Aquellos cuyas mentes se mantienen puras y no están repletas de cosas insignificantes, que dedican sus facultades mentales a todo lo que han aceptado no por sus propias opiniones, sino por la luz que Dios ha dado, continuamente recibirán más conocimiento. Este conocimiento los conducirá por canales correctos. Por su perspicacia serán capaces de dar gracias a Dios pues han escogido conocer y entender lo que el Señor dice a su siervo. SE1 249.1

La Palabra de Dios debe ser estudiada y enseñada. Conversen con Dios mediante su Palabra. De esta manera nuestros caracteres serán transformados. Las ideas y hábitos que una vez se creyeron imprescindibles serán cambiadas. La Palabra de Dios ha de ser nuestro libro de texto. A través de ella podemos conocer todo acerca de ese mejor lugar [el cielo] y la preparación indispensable para entrar en el reino de Dios y poseer la vida eterna. Esa Palabra, si es obedecida con alegría y de buena gana, ennoblecerá todo nuestro ser en esta vida. SE1 249.2

[Se cita Gálatas 4: 6-10]. La observancia de días festivos en este país es un gran mal. No queremos aprobar los días y las tradiciones que se han introducido. No es necesario prestarles atención. SE1 249.3

Todos necesitamos entender más y aún más perfectamente la vida de Cristo. Él era la imagen perfecta de Dios. Vino a nuestro mundo como el gran Maestro, y educará a todos los que quieran ser educados. SE1 249.4

Quien anhela honor y distinción encontrará que observar la norma de virtud y santidad, de manera estricta y resuelta, tal como se revela en la Palabra de Dios, lo colocará como un sabio entre los asesores y los consejeros más nobles; porque la Palabra de Dios engrandece al ser humano. Su Palabra, si es obedecida, santificará, refinará y ennoblecerá todo nuestro ser. No se colocarán maderas de poca calidad en la estructura de la edificación del carácter. Las tendencias naturales o adquiridas, si son erróneas, serán, mediante la obedien-cia, corregidas por la Palabra; no serán apreciadas como virtudes ni imitadas por principiantes que a su vez educarían a otros, transmitiendo y perpetuando opiniones erróneas que nunca debieron ver la luz del día. Hemos de estar impulsados por motivos puros y desinteresados, sin prejuicios ni preferencias, ni opiniones preconcebidas, ni doctrinas que Cristo nunca enseñó. La verdad santifica al oyente, la mente y la voluntad, porque si son obedientes son participantes de la naturaleza divina. SE1 249.5

A los estudiantes de la escuela de Cristo se les ha dado esta instrucción: «Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Ped. 2: 2). Esto es verdaderamente comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. (Se cita Juan 6: 54-66). SE1 250.1

Hay muchos que no poseen una fe firme y no tienen una percepción espiritual mayor que la que tuvieron los discípulos que abandonaron al Señor, porque por su comprensión limitada no pueden discernir las palabras del Señor. El alimento que se recibe de la divina Palabra de Dios es el ingrediente divino que el alma necesita para alcanzar el desarrollo armonioso de todas sus facultades espirituales. Esta Palabra debe convertirse en el fundamento de la educación de todas nuestras escuelas; ella será la que si se incorpora en la expe-riencia, dé fuerza santificada, sabiduría, integridad y poder moral. No son las palabras de humana sabiduría, no son las máximas de los hombres ni la teoría de los seres humanos, es la Palabra de Dios. SE1 250.2

Debemos cuidarnos de esa tendencia creciente de aferramos a las ideas y máximas que se nos han presentado como esenciales desde el punto de vista humano. Toda alma que tendrá éxito en pelear la buena batalla puede hacerlo bajo una sola condición: «Recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Sant. 1: 21). Los que han cavado profundo por el tesoro escondido encontrarán su recompensa en las preciosas vetas de mineral valioso, y estas los harán sabios para la salvación. Si ustedes siguen cuidadosamente el ejemplo de su Salvador, ninguna de las artimañas y sutilezas de las agencias satánicas podrán desviarlos de su firme negación de sí mismos. Enfrentarán los traicioneros avances del enemigo con las palabras: «Vete de mí, Satanás” (Luc. 4: 8). SE1 250.3

Nuestro tiempo es valioso. Disponemos de pocos, muy pocos, días de prueba a fin de preparamos para la vida eterna futura. No hemos de dedicar estos valiosos momentos a formalidades y ceremonias, o a una educación pasajera y superficial. Piensen bien antes de hablar. Dios quiere que usemos nuestra mente para la búsqueda de algo tangible, algo que no dejaremos en este mundo, sino que podremos llevarlo con nosotros a la escuela superior. Las mentes de los jóvenes necesitan ser educadas por la Palabra de Dios para que puedan estar «enteramente preparados para toda buena obra» (2 Tim. 3: 16, 17). Es preciso que los maestros se expresen con sencillez al enseñar las Escrituras. Se debe dar a los alumnos «mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea tras línea, un poquito aquí, un poquito allá» (Isa. 28: 10). No dejen la menor impresión en las mentes de sus estudiantes de que ellos están limitados y obligados a llevar un yugo que no es necesario. SE1 250.4

Esfuércense por entender completamente cada pasaje que lean. Fijen un versículo en su mente, y después de haberlo estudiado ustedes mismos con oración, tratando de entender a fondo cada palabra expresada, presenten ese versículo a los alumnos. Tiene muy poco valor examinar superficialmente las Escrituras. Si hemos de comprender las palabras de Cristo, la reflexión debe ir acompañada del escudriñamiento de las Escrituras. Debiéramos abrirlas con gran reverencia y no en forma descuidada y desganada. Las palabras de Cristo son espíritu y son vida para el que las recibe. Su amonestación a los fariseos fue: «Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí» (Juan 5: 39). Escudriñaban las Escrituras en busca de evidencias de la aparición del Cristo, reunían toda prueba relacionada con la manera en la que suponían que habría de venir, en tanto Cristo estaba entre ellos y no lo discernían mediante la fe. Les dijo: «No queréis venir a mí para que tengáis vida”. A los fariseos que se le oponían les dijo: «Gloria de los hombres no recibo». (Se citan los versículos 40, 41, 42-47). SE1 251.1

En este tiempo, como en los días de Cristo, las Escrituras se entenderán y se interpretarán erróneamente. Si los judíos las hubieran estudiado con corazones piadosos, fervorosos y humildes, su escudriñamiento habría sido recompensado no solamente con un verdadero conocimiento del tiempo, sino también de cómo se produciría la primera aparición de Cristo. No habrían atribuido las glorias de la segunda venida de Cristo a la primera. Tenían el testimonio de Daniel, de Isaías y de otros profetas; tenían las enseñanzas de Moisés; Cristo mismo estaba en medio de ellos, y aún así continuaban escudriñando las Escrituras en busca de alguna evidencia de su venida. Al mismo tiempo, hacían con Cristo lo que se había profetizado que harían. Se encontraban tan enceguecidos que no conocieron el tiempo de su visitación ni lo que estaban haciendo. Así cumplieron la Escritura. SE1 251.2

Muchos hacen lo mismo hoy, en 1897, debido a que no han entendido el mensaje probatorio que se encuentra en el mensaje de los tres ángeles. Hay quienes escudriñan las Escrituras tratando de probar que estos mensajes se cumplirán en el futuro. Reconocen la veracidad de los mensajes, pero fallan en ubicar el lugar que les corresponde en el cronograma profético. Por lo tanto, los tales están en peligro de confundir a la gente respecto a ese asunto. No perciben ni comprenden el tiempo del fin, ni dónde colocar estos mensajes. El día de Dios se aproxima, pero los hombres supuestamente sabios y grandes hablan de una «educación superior», que según ellos se origina en las mentes finitas. No distinguen las señales de la venida de Cristo o del fin del mundo. SE1 251.3

La certeza del pronto regreso de Cristo está casi encima de nosotros y muchos estamos durmiendo. No reunimos ni la mitad de las importantes verdades que son para nuestra admonición, para los que vivimos en estos tiempos finales. Si recibiéramos y creyéramos la Palabra de Dios, tendríamos una mejor condición espiritual que la que poseemos ahora. La iniquidad abunda por todas partes y el amor de muchos se ha enfriado. A menos que entendamos la importancia de los momentos que están pasando rápidamente a la eternidad y preparemos un pueblo que permanezca en el gran día de Dios, seremos inscritos en los libros del cielo como mayordomos infieles. El centinela debe conocer en qué momento de la noche se encuentra. Actualmente todo está revestido de una solemnidad que cada creyente en la verdad para este tiempo debiera percibir. Hay que actuar teniendo en vista el gran día de Dios. Las plagas de Dios ya están por caer sobre el mundo, necesitamos prepararnos para ese gran día. No tenemos tiempo para dedicarnos a especulaciones o casualidades. SE1 252.1

No hemos de leer de manera superficial la Palabra de Dios. Cuando la luz ilumine nuestros corazones, viviremos en armonía con esa luz y lo reflejaremos mediante nuestras palabras y obras; entenderemos la Palabra de Dios y haremos de ella nuestro alimento espiritual diario. Cristo se refiere a esto como comer su carne y beber su sangre. Entonces estaremos preparados para enseñar la Palabra de Dios como nunca antes lo hemos hecho. Hay que cavar más hondo el pozo de la mina de la verdad. Todas las pequeñeces de la vida son tan solo una mota. Lo que atañe a la eternidad es lo de mayor importancia. SE1 252.2