Sermones Escogidos Tomo 1

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25—Guardar los mandamientos

«DE TAL manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3: 16). Supongamos que no hubiera otra promesa en toda la Biblia. ¿Acaso no sería esta suficiente para condenar a cualquiera que no tenga una fe viva en un Salvador personal? Dios ha dado su Hijo unigénito «para que todo aquel”, eso nos incluye a ustedes y a mí; a los padres y a los hijos. ¿Por quién murió Cristo? ¿Fue tan solo por unos cuantos elegidos? Él murió por todo el mundo, el mundo que había caído por causa de la transgresión. SE1 201.1

Por su transgresión Adán y Eva se convirtieron en pecadores, pero el Señor entregó su Hijo unigénito a favor del mundo. ¿Para que aboliera la ley? ¿La ley que Adán violó? ¿Es así como lo interpretan? Yo no. Entonces, ¿cuál fue el problema con Adán? Adán se atrevió a transgredir SE1 201.2

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Sermón presentado en Willianstown, Victoria, Australia, el domingo 11 de febrero de 1894. Manuscrito 10, 1894. una prohibición que era la prueba que el Señor le había dado para verificar su lealtad y obediencia. No había nada en el fruto del árbol del conocimiento que fuera dañino en sí mismo, sino que el peligro radicaba en que Adán y Eva escucharan a Satanás y se atrevieran a desobedecer. Allí está Eva escuchando la voz del tentador. Las palabras del enemigo contradecían lo que Dios había dicho en cuanto a que la muerte sería el castigo de la transgresión. Satanás dijo: «No morirán». Dios dijo: «Si comen de él morirán”. ¿A quién le creeremos?

Dios afirma que no vino a eliminar la ley o los profetas. Si Dios hubiera podido cambiar o alterar un precepto de su ley para salvar al hombre en su condición caída, Cristo no habría necesitado dejar los atrios celestiales. No habría necesitado dejar su corona y su vestidura real, y renunciar a su posición como Comandante del ejército celestial. Èl lo dio todo. Por amor a nosotros se hizo pobre. ¿Para qué? Para que nosotros mediante su pobreza fuéramos enriquecidos; para que el hombre tuviera otra prueba de su lealtad y fuera conducido a la obediencia de la ley de Dios. Aquel sacrificio infinito no fue hecho para inmortalizar el pecado. SE1 202.1