Manuscritos Inéditos Tomo 3 (Contiene los manuscritos 162-209)
Una cabra por caballo
Querido y pequeño Willie: ¿Has recibido las cartas que te escribí?
Te contaré lo que vi el pasado miércoles. Las brigadas de bomberos estaban fuera, con cascos rojos y uniformes rojos; los jefes tenían penachos en los cascos. Luego vi en un callejón, atento a los bomberos, a un pobre lisiado deformado. Estaba sentado en un carrito; ¿qué crees que tiraba de él? No era un perro ni un caballo, sino una cabra, enganchada exactamente igual que un caballito. Pensé: Si Willie hubiera visto esto, ¡cuánto lo habría complacido! ¡Imagina una cabra tirando de una carreta con un hombre subido! 3MI 105.1
Willie, ahora estoy de visita en una casa donde hay dos niñitos, no tan grandes como tú, y dos nenitas. Los chicos y las niñas son primos. Son niñitos preciosos. Te encantaría jugar con ellos si estuvieras aquí. 3MI 105.2
Esperamos , Willie, que estés bien y contento. Debes esforzarte por ser bueno. Por favor, no complazcas a Satanás cediendo al mal genio, y recuerda que el que domina su espíritu es mayor que el que conquista una ciudad. 3MI 106.1
Debes decir al abuelo y a la abuela que no nos olvidamos de ellos, sino que, a menudo, pensamos en ellos y hablamos de ellos a nuestros amigos. Debes procurar, Willie, hacer felices a los abuelos. No los entristezcas siendo ruidoso y grosero, sino sé callado y afable, dulce; entonces te querrán. Haz caso a Jenny e intenta complacerla. Sé un niñito dulce.— Carta 6, 1859 (a «Querido y pequeño Willie», 15 de septiembre de 1859). 3MI 106.2
Dos gatos listos. Estamos en casa del hermano Folsom. ¿Te acuerdas, Willie? Es donde hacen golosinas. Estamos intentando estar descansados para la reunión del sábado que viene. 3MI 106.3
Willie, tengo que hablarte de los gatos de Margaret. Tiene dos gatos exactamente iguales. Son del mismo color que una rata: el color maltés. La hermana Folsom toma un trozo de carne y lo deja en su hombro y los gatitos dan un salto y trepan hasta su hombro para hacerse con la carne, y luego bajan y se la comen. Estos gatitos son gatitos buenos y fieles. Atrapan ratas grandotas. No se las comen, sino que les arrancan la cabeza a mordiscos y las dejan. 3MI 106.4
Willie, volvimos a subirnos al coche tirado por caballos. ¿Te acuerdas de ellos? 3MI 106.5
Compórtate como Jenny querría que te comportaras, niño mío querido. Esto es menta, Willie.— Carta 9, 1859 (a «Querido y pequeño Willie», 26 de septiembre de 1859). 3MI 106.6
El pájaro en la cajita. Tenemos muchas ganas de verte, pero aún faltan ocho semanas antes de que volvamos a casa: un tiempo muy largo para estar lejos de mis niños. En la última caja que enviamos a Battle Creek había chucherías para ti y una cajita de caramelos. Debes comerlos solo cuando Jenny crea que esté bien. Come muy poca cantidad de una vez. 3MI 106.7
Supongo que visitas a los abuelos todos los días, y que lo pasas bien charlando con ellos. 3MI 106.8
Tengo que contarte algo que vi en el tren. Un caballero adinerado se sacó una cajita del bolsillo y le dio cuerda como a un reloj de bolsillo. Encima de la caja había una puerta de vidrio, y esta puer- tecita se abrió de golpe y apareció un pajarito diminuto, cubierto de plumón, y entonces de la caja salió una preciosa canción, como la que cantan los canarios. Y las plumitas del pajarito se movían, y él giraba su bonita cabecita en un sentido y el otro, batía sus alitas, movía la cola y volaba por ahí y tenía un porte igual de bonito, como si el sonido saliera de su diminuta garganta. 3MI 106.9
Cuando acabó la canción, el pajarito se metió en la caja y la tapa bajó, y el hombre volvió a meterse la caja en el bolsillo. Este pajarito era artificial, creado para que pareciera un pajarito. Preguntamos al hombre cuánto costaba. Dijo que doscientos dólares. ¡Mucho dinero! 3MI 107.1
Willie, adiós. Sé un niñito bueno, y te escribiré pronto de nuevo.— Carta 10, 1859 (a «Querido y pequeño Willie», 1859). 3MI 107.2
Un viaje con papá y mamá. Llegamos a este lugar anoche hacia las ocho. El tren nos llevó a Albion, y alquilamos un medio de transporte hasta este lugar. Nos quedamos aquí anoche; descansamos muy bien, pero no se parece a casa en absoluto. 3MI 107.3
Hacía tanto ruido en la ciudad, con los carruajes traqueteando sobre la calzada, que no descansamos mucho. Pero Willie dice que tengo que contarles a ustedes que se comió un tomate y una pera el segundo día que salió de casa, y todas las que pudo comer de las estupendas moras de Lawton, que había en el mercado. 3MI 107.4
También vio un poni pequeñito, no mayor que los ponis pequeños del circo. Llevaba enganchado un carro, y una niñita de unos cuatro años, que iba sentada en un asiento pequeño muy bonito, sujetaba las riendas, mientras otra niñita de unos seis años saltó del carrito, llevó un paquete a una tienda y luego volvió, se subió al carruaje y se alejó conduciendo. Eran el caballito y el carruaje más diminutos que jamás he visto. 3MI 107.5
Henry y Edson, no descuiden regar las flores, especialmente las dalias. Sean bondadosos y cariñosos con los demás y dignos de la confianza de Jenny. 3MI 107.6
Willie dice que tengo que contar a los chicos que vio una fuente- cita muy bonita con agua que salía a chorros preciosos hacia arriba y con un corcho que bailaba subiendo y bajando en el agua. Abraham dice que este corcho acaba encajando en un tubo y detiene el agua. 3MI 107.7
Willie va corriendo de la carpa a la casa y viceversa. Los hermanos Hull, Whitney, Cottrell y James están en la carpa estudiando temas de la Biblia.— Carta 6a, 1861 (a «Queridos amigos de casa”, 26 de julio de 1861). 3MI 107.8
Una Biblia para Willie. Hemos visto la obra de Dios en Battle Creek de manera maravillosa. Los hijos del hermano Hunt han buscado al Señor y han sido bautizados. Los hijos del Dr. Lay también han entregado su corazón a Dios, y todos han sido bautizados, salvo Minnie. Nellie Mead ha sido bautizada, también la niña pequeña de George Wilson. La chica más joven de los Hearn ha dado el paso de bautizarse; se bautizaron Marcus Ashley, Oliver Pratt y Mary More, a los cuales no conoces. 3MI 108.1
Querido Willie, vela y ora para que no entres en tentación. Ten momentos fijos para la oración. Cuídate. El que controla su propio espíritu es mayor que el que conquista una ciudad. Jesús te ayudará, Willie; te bendecirá. Es importante que pienses antes de hablar y de actuar. No hagas nada que después lamentes. 3MI 108.2
Tu padre te envía una Biblia muy bonita. Espero que te complazca, mi niño querido. Queremos amar al Señor cada vez con más fervor. Deseamos que ores que su Santo Espíritu te guíe. No tienes fuerza para guardarte; debes confiar en Dios, y orar a él tú solo. Piensa en lo que más deseas, y luego pide a tu bondadoso Padre celestial las cosas mismas que necesitas, y él te concederá el deseo de tu corazón. Él está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que se lo piden que los padres terrenales a dar buenas dádivas a sus hijos. Sé veraz, sé franco, sé honrado, sé paciente. Este era el carácter de tu divino Señor. 3MI 108.3
Les queremos, niños, porque ustedes siempre han estado dispuestos a atendemos con alegría y han hecho todo lo posible por complacernos. Pero ahora nos interesa que manifiesten frutos de amor sincero y ferviente y de devoción a su querido Redentor, que dio su vida por salvarlos. Cuando tengan prendas de tan profundo y abnegado amor, ¿no se despertarán en su corazón la gratitud y el amor por Jesús? ¿No será el estudio de su vida un deleite para ustedes? 3MI 108.4
Queremos que amen orar en privado. Mientras velen y oren, ustedes retendrán la victoria, pero cuando valoran el juego más que leer la preciosa Palabra de Dios y más que la hora de la oración, manifiestan que su amor por las cosas santas es pequeño. Para superar nuestros hábitos erróneos y pecaminosos debemos trabajar. Empéñense diligentemente, porque Satanás hará cuanto esté en su poder por vencer a todo el que busca amar y servir a Jesús. 3MI 108.5
Cuando entren en la escuela de Cristo tendrán lecciones que aprender. Son alumnos. Aprendan a soportar la dificultad y a no ser fácilmente ofendidos. No sean provocados ni irritados con facilidad con pequeños padecimientos. Cuando tengan que enfrentar pequeñas dificultades que parezcan duras, piensen en Jesús, el querido Salvador, en cómo sufrió y aguantó para salvar a los mortales pecaminosos. Mucho amor, Willie, mi niño querido.— Carta 11, 1867 (a «Querido Willie», 22 de octubre de 1867). 3MI 108.6
Ayuda de lo alto. Encontramos a esta querida familia [los Howland] tan bien como de costumbre. Beckie tiene un chico noble y guapo. Se parece mucho a ti cuando eras bebé. Han reparado la vieja casa y parece nueva otra vez. Está pintada de blanco, y el tejado es lo bastante alto como para hacer un gran desván. Han agrandado las habitaciones, haciendo una de dos. 3MI 109.1
Hoy salimos de aquí rumbo a Norridgewock. Bueno, querido Willie, esperaré una carta tuya en Norridgewock. Suponemos que estás empezando a sentirte algo así como un huérfano. Esperamos que estés alegre y feliz. Nos alegraría estar en nuestro tranquilo hogar y descansar, pero parece que tenemos muy pocos momentos para hacerlo. Dios nos ha sostenido hasta aquí, y seguimos confiando en él. El Señor nos dará fuerza para cada día. 3MI 109.2
Sé vigilante, dedícate a la oración. Satanás nunca duerme. Ten cuidado, no vaya a ser que saque ventaja sobre ti por tus palabras y tus actos. Que la tónica de tu conversación sea sobre temas bíblicos. Lee mucho tu Biblia. Ama de todo corazón al querido Salvador y aprende cada día en la escuela de Cristo. Sé comedido, no hables apresuradamente. Puedes saber tú solo que tus caminos complacen a Dios. Procura ayudar a Johnny. Queremos que Johnny sea un cris-tiano humilde y sincero, que ande en las pisadas de su querido padre, recorriendo la senda que conduce a la santidad. 3MI 109.3
Espero que todos ustedes, que son niños que oran, se esfuercen por vivir sus oraciones. Oren con fe, creyendo que Jesús les oye. A Jesús le encanta que los niños le oren. Que crean y confíen en él. Cuando estés tentado a hablar impacientemente, eleva tu corazón en oración —si no te resulta conveniente quedar a solas—. Jesús conoce toda prueba que soportas, cada acto abnegado que realizas, y puede apreciar perfectamente cuánto te cuesta cada vez renunciar a tu voluntad y tu camino por el deseo de otros. Y Jesús está listo para ayudar cuando clames a él por ayuda. 3MI 109.4
Queridos niños—Betsey, George, Willie y Marian—, vivan para Dios. Alcancen la victoria cada día. Betsey, querida niña, aprende a soportar las dificultades, a sobrellevar las cargas de la vida alegremente y a ver siempre el lado bueno de las cosas. «Espera en Dios, porque aún he de alabarlo, ¡salvación mía y Dios mío!» (Sal. 43: 5). Marillia y Joseph, pequeños, les amo. Sean obedientes, sean cariñosos, y que el Señor bendiga estos corderitos es mi oración. Adiós, querido hijo.— Carta 12, 1867 (a «Querido hijo Willie”, 31 de octubre de 1867). 3MI 109.5
Fiel en todas las cosas. Ahora estamos en casa de tu tío Chase. * Lle- gamos aquí ayer. Cuando partimos, no teníamos ni idea de que fuera a hacer tanto frío, pero aparecieron nubes negras y tuvimos toda una pequeña ráfaga en parte de nieve y en parte de granizo, como del tamaño de un guisante. Luego se puso tan frío que padecimos al viajar veinticuatro kilómetros. Anoche fue una noche de frío glacial. 3MI 110.1
Willie, cariño, ¿cómo estás en este tiempo frío? Quiero que estés cómodo a la hora de vestirte. Asegúrate de llevar ropa de abrigo. Báñate hasta una vez por semana sin falta, si tienes que ir a nuestra casa ** y enciendes la chimenea y te bañas allí. 3MI 110.2
Sé que nos echarás de menos y que será para ti un sacrificio estar privado de nuestra compañía tanto tiempo, pero no se me ocurre ningún lugar, querido Willie, en el que pudiera sentirme tan libre y bien en torno a ti como el lugar en el que estás. Sé que los hermanos Maynard serán unos buenos padres para ti en nuestra ausencia, y me siento muy agradecida por su bondad y su solicitud, que ha sido ejercida siempre hacia nosotros y hacia ti. Que el Señor bendiga a esa querida familia y a ti. Oramos por ti una vez al día, y a menudo más. 3MI 110.3
Me gustaría que me escribieras tan solo para contarme cómo te sientes. Recibí tu otra carta y me alegré muchísimo de que fuera una carta escrita de tu puño y letra. Vuelve a escribir. Podemos leerla aunque tu estilo no sea tan pulido. Sé fiel, querido niño, en la oración, y espero que Johnny, George, Sarah y Marion den plenamente su joven corazón al Señor, que sean adoptados en el redil de Cristo y estén siempre listos para escuchar la voz del Pastor verdadero. Sean fieles en todas las cosas. Tengan cuidado de no ofender ni en palabra ni en acción. Jesús les ama, hijo mío y los niños a los que he nombrado. Que sean un buen ejemplo. Haz el bien donde estés, y a aquellos con los que te asocies. Sigue aprendiendo en la escuela de Cristo. 3MI 110.4
Intenten llevar una vida humilde de oración y esperen que la bendición del Señor esté con ustedes. Crean que les oye cuando le oran. Cuenten a Jesús todos sus problemas. Él se deleitará de llevar por ustedes sus cargas y tristezas. Tenemos un Salvador tierno y amante. Ámalo y confía en él con todo tu corazón, mi precioso y obediente niño.— Carta 13, 1867 (a «Querido hijo Willie”, 7 de noviembre de 1867). 3MI 111.1
Nuestros abuelos. Recibimos la carta en la que ustedes nos decían que nos habían escrito a Topsham, Maine. La carta aún no ha llegado a nuestras manos, pero la recibiremos pronto, sin duda. Nos complace leer sus cartas, y deseamos que ustedes se sientan libres de pedir consejo y orientación a sus padres. Pero tienen, para acudir a él, a su Padre celestial, que es demasiado sabio para equivocarse. Le encanta que ustedes les presenten todas sus cargas y todos sus problemas. 3MI 111.2
Nunca tengan tanta prisa, ya sea para su propio entretenimiento o en sus estudios, que se olviden de ser atentos con sus ancianos abuelos White. Su pelo está blanco con la escarcha de la edad. Mientras Dios nos los conserve, amémoslos y seamos muy corteses con ellos. Ustedes pueden hacerlos felices con sus consideradas atenciones. Sus jóvenes pies pueden correr por ellos, y siempre deberían tener algo agradable que decirles. No hagan acopio de cosas desa-gradables que contarles que dejen la más leve sombra en su mente. Y ¡qué felices ustedes pueden hacerlos con el conocimiento de que son nietos de los que no se avergüenzan! 3MI 111.3
Que su comportamiento sea tan bueno que suponga un crédito para sus padres y sus abuelos. Sentimos reverencia por los ancianos y queremos que les traten con respeto siempre que los vean. Cuando viajo de lugar en lugar, me apena ver qué poco respeto y reverencia manifiestan los jóvenes de esta época hacia hombres y mujeres con canas. Traten siempre a los ancianos con gran respeto, sean desco-nocidos o conocidos y parientes. Si sus abuelos les dan un consejo o una reprensión, sean respetuosos y hagan caso de su consejo tan de buena gana como lo harían con los nuestros. Dios les bendecirá, hijos, si se portan bien.— Carta 15, 1867 (a «Queridos hijos Edson y Willie”, 9 de noviembre de 1867). 3MI 111.4
La hermana White envía un regalo navideño. Por alguna razón he estado preocupada por ustedes. Esperaba encontrar una carta de uste- des aquí en Enosburg, pero quedé desilusionada. Les envié un regalo navideño. Háganme saber cómo están ustedes. 3MI 112.1
No descuiden velar y orar. Me he levantado temprano para escribirles. Deseo fervorosamente que tengan éxito en la lucha cristiana. Los ojos de los ángeles están sobre ustedes constantemente. Procuren portarse bien. Ayuden a los que necesiten ayuda. Oren mucho; ahí radica su fortaleza. 3MI 112.2
Con mucho amor de su madre ansiosa que ora.— Carta 21, 1867 (a «Queridos hijos», 29 de diciembre de 1867). 3MI 112.3
No seas presumido. Tuvimos un viaje muy agotador por salir tan tarde de Battle Creek. No llegamos a casa del hermano Howe hasta casi medianoche. Charlie, el caballo se portó con nobleza, pero encontramos caminos malos. Había habido muchas fuertes lluvias, que no han llegado a Battle Creek. Estamos descansando un poco. Es muy agradable volver a estar en nuestras propias buenas habitaciones ventiladas. 3MI 112.4
Edson, mi querido niño, sé que no eres feliz. Cuando hablo contigo, pareces distanciado de mí, como si mis palabras fueran inútiles. Esto hace que me sienta mal, Edson. No puedo llegar a ti hasta que se derribe esta barrera y me abras libremente todo tu corazón. 3MI 112.5
Ahora bien, Edson, solo en ropa gastamos sesenta dólares mientras estuvimos en Battle Creek, y sin contar el trabajo que hice. Esto incluye camisas y todo. A tu padre y a mí nos desanimó verte tan dispuesto a ponerte una chaqueta que costaba veintiséis dólares solo para ir andando hasta la oficina. No necesitas hacer eso. Tienes montones de chaquetas que puedes ponerte. Edson, ¿te ocuparás tú de tu ropa? Ningún chico de Battle Creek va vestido con mejor ropa que tú. Siento que no manifiestes más cuidado en relación con tu ropa. 3MI 112.6
Edson, ¿qué fruto das? Se conoce al árbol por su fruto. Un buen árbol no puede dar un mal fruto, ni un árbol malo buen fruto. «Así que por sus frutos los conoceréis» (Mat. 7: 20). 3MI 112.7
Cuando te compramos la ropa y luego te pones lo mejor que tienes, como haces, solo para venir a la oficina o bajar andando por la calle, pareces tonto y vano, y la gente lo comenta. La gente piensa que carecemos de buen criterio al hacer tanto por ti, pero, Edson, recuerda siempre que el adorno exterior no te elevará en la estimación de nadie, pero el adorno interior, que Dios dice que es de gran precio, es un espíritu afable y apacible. Tal espíritu es de valor en el cielo y es admirado entre los ángeles de Dios. Lucha por esto. Desecha el alarde y la vanidad. Sé un sincero cristiano. Escríbeme.— Carta 15, 1868 (a «Querido hijo Edson», 17 de junio de 1868). 3MI 112.8
Elena G. de White en una caminata por la naturaleza. He dejado a papá durmiendo en la cama para tener ocasión de escribirte unas líneas esta mañana antes del amanecer. 3MI 113.1
Nuestro encuentro al aire libre se ha clausurado. Tuvimos un encuentro muy provechoso. 3MI 113.2
Por la tarde tuvimos una gran asistencia. Fui bendecida nuevamente y hablé con bastante soltura por la que doy gracias a Dios. Tras dejar de hablar, muchos se acercaron a nosotros para saber cuándo volveríamos a hablar. Les dijimos: «El lunes de tarde». Dijeron que se habían desplazado diez kilómetros para oírme hablar y llegaron precisamente cuando terminaba. 3MI 113.3
En cuanto a nuestro campamento en Ohio, ¡ojalá pudieras haberlo visto! Era un bonito terreno de viejas hayas grandiosas, arces y robles, castaños de Indias y muchos otros árboles, tan altos y grandiosos, elevándose hacia los cielos. Apenas se podían ver las copas de los árboles. Recogí las bellotas más grandes y maravillosas que jamás he visto. Da gusto verlas por su tamaño. Junté algunas como curiosidad. También junté algunas falsas castañas de Ohio, castañas de Indias. 3MI 113.4
Bueno, ¿cuándo te propones venir a casa a Battle Creek? Les amo.— Carta 14, 1870 (a «Mi querido hijo Willie», 27 de septiembre de 1870). 3MI 113.5
Peligro nocturno. Llevamos diecinueve horas de retraso. Tuvimos que parar doce horas. Un tren de mercancías se había descarrilado dieciséis kilómetros por delante de nosotros en la vía. Pasamos por el desastre anteanoche. Fui despertada repentinamente como si una mano se hubiera posado sobre mí y me hubieran pronunciado estas palabras: «Estás en un lugar peligroso. Ora, ora”. Miré por la ventana y vi un espectáculo que daba miedo. Habían encendido fogatas a lo largo de la vía, junto a la misma, y, de pie junto a la vía, había hombres con linternas, y hombres sobre la plataforma, iluminando los espantosos lugares como si fuera de día. El tren simplemente se movía sobre estos lugares peligrosos. Sí que oré, y sentí confianza en Dios y tuve la certeza de que cuidaría de nosotros y nos llevaría sin percance al final de nuestro viaje. 3MI 113.6
Solo tenemos medio pan integral y un pan blanco, y medio pan de bizcocho tostado. Está todo esponjoso y bueno. Alguien nos robó las naranjas. Suponemos que nuestras manzanas están bien. Estamos muy satisfechos con nuestras comidas. Los que nos rodean van cargados de pollo, encurtidos, carne en conserva, mermeladas, y té y café. Ninguno parece sentirse tan bien como nosotros, que comemos comida sencilla dos veces al día. Aún no hay nada caliente que comer o beber. Percibimos que la bendición del Señor nos acompaña. ¡Alabado sea su amado nombre! Lo amaremos y serviremos. Ánimo. Estén contentos. Y que ninguno de ustedes olvide que en Dios debe estar su confianza. Estamos aquí en Sidney. Que Dios les bendiga.— Carta lla, 1875 (a «Queridos hijos», 3 de mayo de 1875). 3MI 114.1
Discípulo modelo. Nuestro encuentro al aire libre se clausuró hoy. Ayer, domingo, el interés fue el mayor que hemos visto hasta ahora. El pastor Corliss habló antes del mediodía, y la abuela de ustedes habló a las tres de la tarde. La carpa estaba abarrotada, y había mucha gente fuera, de pie. El pastor Prescott habló de noche. La carpa estaba llena, y se comentó que cientos de personas se marcharon, porque no pudieron meterse en la carpa y el viento soplaba con tal intensidad que no era prudente que se quedaran. 3MI 114.2
Después de que hube hablado el domingo, hubo un bautismo. Me dicen que se bautizaron veintiséis almas. 3MI 114.3
Deseo mucho verlas, mis queridísimas nietas. Siento un especial interés en los niños. Me complacieron los informes que me mandaron. Niñas, todas pueden recibir la instrucción del precioso Salvador. Jesús hizo de un niñito su discípulo modelo. Él llamó «a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”» (Mat. 18: 2, 3). 3MI 114.4
Durante su ministerio en la tierra, los niños no fueron pasados por alto ni olvidados. Cuando los veo felices, obedientes, amables, haciendo actos de bondad, ¡qué tierna consideración y amor fraternal siento por ellos! 3MI 114.5
Que la paz de Dios more en sus corazones por fe. Que su amor more en ustedes. Que Dios les bendiga a todas.— Carta 80, 1895 (a «Queridas niñas” [nietas], 11 de noviembre de 1895). 3MI 114.6
Promesas para mí. Puedo escribirte solo una carta breve. He escrito muy poco desde que tu padre se fue. He tenido el cerebro tan agotado que en ocasiones tropezaba al caminar. Durante una temporada solo dormía un rato cada noche. Ahora voy mejorando, aunque un tanto lentamente. Aún no puedo hacer mucho. 3MI 115.1
Por favor, escríbeme unas líneas y cuéntame cómo te va con los estudios. Cristo es tu ayudador. Él te ama, y te bendecirá si haces de él tu confianza. Dio su vida por ti. Le perteneces, cuerpo, alma y espíritu. 3MI 115.2
Ten buen ánimo en el Señor. Aprende a llevárselo todo en oración. Cree que él te ayuda. Expresa tu gratitud con palabras de acción de gracias. No mires el lado oscuro, sino cree en las promesas de Dios y camina por fe. Has de ser vencedora todos los días. 3MI 115.3
Mi querida niña, mantén tu mente apoyada en tu Salvador, al cual perteneces. Cuéntale todas tus pruebas, y ármate con sus promesas. Memoriza sus palabras. 3MI 115.4
Abriga la fe y la confianza en Cristo como maestro tuyo, y estate dispuesta a ser enseñada. 3MI 115.5
Ya es hora de acostarse y debo concluir esta carta.— Carta 67, 1904 (a «Mi querida nieta Mabel», 6 de febrero de 1905). 3MI 115.6
Encontrarse con el presidente. Ya casi ha oscurecido, pero intentaré escribirte unas líneas. ¿Es verdad que compraste la casa que tanto deseabas? Si confiamos plenamente en el Señor, él hará que acontezca lo que sea según su voluntad. Recibiríamos bendiciones más abundantes si anduviéramos constantemente con un espíritu de ternura y amor. Si mantenernos nuestros brazos elevados al cielo, el Señor, sin duda, fortalecerá nuestra fe. 3MI 115.7
He estado muy débil últimamente. He escrito mucho. El sábado hizo una semana que hablé en una iglesia de afroamericanos. Era una congregación excelente. Tuve mucha facilidad de palabra. 3MI 115.8
El domingo pasado se celebró un encuentro en el terreno de la escuela. La temperatura era muy agradable, y acudieron unas doscientas cuarenta personas. Yo había estado enferma, y se temía que no pudiera hablar. Pero por la tarde, con temor y temblor, me puse detrás del atril delante de la gente. El Señor me dio lengua y expresión, y hablé una hora. ¡Oh, cuánto me alegré de dirigir la palabra a la gente en esta ocasión! Hubo presentes unas cuantas personas que no eran de nuestra fe, y sus rostros interesados mostraban su placer y su satisfacción. 3MI 115.9
Hace unos días, la hermana Hall, Sara y yo hicimos un largo recorrido en coche por el Parque Rock Creek. Es un lugar precioso. Rara vez he conducido por carreteras mejores. Se trata de un parque nacional. Aquí da sus paseos el presidente. Los caminos son iguales, sí, más que iguales a cualquier cosa que viera en Dinamarca o Suiza. En nuestro recorrido en coche nos encontramos con el presidente. * Se inclinó ante nosotras cuando pasamos a su lado. 3MI 116.1
A menudo no he tenido más que unas horas de sueño por la noche. He escrito temprano y tarde, tanto deprisa como podía desplazarse mi mano sobre el papel. Mientras escribía, he tenido concepciones maravillosamente claras del amor y la bondad de Dios. Nunca debemos olvidar que es nuestro deber expresar en todo momento y todo lugar nuestro aprecio de la bondad de Dios. El cielo es nuestra herencia, y estamos aquí para recibir el don gratuito como herederos de Dios y coherederos con Cristo. En todo lo que hacemos o decimos, hemos de honrar a nuestro Señor. Hemos de ser mensajeros del Señor, ganando almas para Cristo.— Carta 357, 1904 (a «Querido hijo Edson», 8 de agosto de 1904). 3MI 116.2
Tesoros de la salud. Esta mañana estoy aquí sentada en mi sofá, muy agradecida a mi Padre celestial por una buena noche de descanso. Dormí bien hasta las tres, y ahora, después de encender la chimenea, estoy lista para ponerme a escribir. 3MI 116.3
Tenemos mucho de lo que estar agradecidos. Que nuestro corazón se llene continuamente de acción de gracias hacia nuestro Padre celestial y nuestro Salvador. 3MI 116.4
Ahora la luz del día va en aumento. Estamos teniendo el primer tiempo frío, pero no es muy intenso. Los días han sido muy agradables, y las noches despejadas, haciéndolas la luna llena casi tan claras como el día. Hemos tenido algunas lluvias ligeras, pero hasta hace unos días el tiempo no ha sido frío. He dado un paseo a diario, a no ser que hubiera amenaza de lluvia. 3MI 116.5
Espero que tengas especial cuidado de los ojos, porque son un gran tesoro. Podemos perder una extremidad, pero si conservamos la vista, aún podemos encontrar algo con lo que emplear nuestro tiempo. Pero perder la vista es una pérdida terrible. 3MI 116.6
El Señor es bueno conmigo, muy bueno. Ha conservado mi salud y mi fuerza, y aunque tengo setenta y ocho años, aún puedo levantarme antes de que sea de día y escribir durante horas antes del desayuno. Los ojos me dan problemas si paso frío, pero si tengo cuidado puedo trabajar mucho. 3MI 117.1
Mabel, no dedique el talento precioso de la vista a leer lo que no puedes usar y no te beneficiará. La vida del alma no puede ser sustentada a no ser que se le dé el debido alimento. La mente debe ser nutrida como es debido. 3MI 117.2
Mi querida niña, vive de las palabras que proceden de los labios de Cristo. Sigue adelante y cree que, si pides, recibirás.— Carta 339, 1905 (a «Mi querida nieta Mabel», 1o de diciembre de 1905). 3MI 117.3