Manuscritos Inéditos Tomo 3 (Contiene los manuscritos 162-209)
Manuscrito 209 - Asuntos de manuscritos varios
Tengan cuidado al interpretar las Escrituras. Léanlas con el corazón abierto a la influencia de la Palabra de Dios, y entonces esta traerá luz del cielo y dará entendimiento a los simples. No me refiero a los retrasados mentales, sino a los que se extralimitan en su anhelo de ser originales e independientes con el fin de lograr un conocimiento que supere el verdadero conocimiento. 3MI 361.1
Todos los que enseñan la Palabra de Dios emprenden una tarea muy solemne y sagrada; porque al escudriñarla reciben luz y un conocimiento correcto que deben impartir con los que la ignoran. La enseñanza consiste en inculcar ideas llenas a la vez de luz y verdad. Todo el que investiga las Escrituras con diligencia y paciencia para poder enseñar a los demás, y emprende la tarea con integridad y honestidad, abandonando, antes de comenzar su estudio, toda idea preconcebida, de cualquier naturaleza que sea, y todos los prejuicios que haya podido heredar, llegará a tener un conocimiento verdadero. Es fácil interpretar erróneamente la Escritura, poniendo énfasis en ciertos pasajes y adjudicándoles un significado que, de primera intención puede parecer verdadero, pero que una investigación ulterior demostrará que es falso. Si el que busca la verdad compara un pasaje con otro, descubrirá la clave para abrir el almacén de los tesoros, clave que le dará una verdadera comprensión de la Palabra de Dios. Entonces se dará cuenta de que sus primeras impresiones no resisten una investigación más profunda, y que al continuar creyendo en ellas tendrá una mezcla de verdad y error.— Manuscrito 4, 1896, pp. 1, 2 (sin título, 4 de febrero de 1896). 3MI 361.2
Desprovistos del hábito de aceptar la Palabra de Dios exactamente como dice, o a permitirle que sea su propia intérprete, ellos, los sacerdotes e instructores de la gente, la leían a la luz de sus opiniones y sus tradiciones. Tanto tiempo habían descuidado el estudio y la contemplación de la Biblia que sus páginas eran para ellos un misterio. Se volvieron con aversión de la verdad de Dios a las tradiciones de los hombres [...]. 3MI 362.1
Muchos estaban sentados en sombra de muerte, aguardando que el Sol de justicia surgiera sobre ellos. Y cuando Cristo vino como un ser humano, se derramó sobre el mundo un torrente de luz. Muchos lo habrían recibido con alegría, escogiendo andar en la luz, si tan solo los sacerdotes y los gobernantes hubieran sido fieles a Dios y hubieran guiado debidamente al pueblo, dándole una interpretación veraz de las verdades de la Palabra. Pero los dirigentes llevaban tanto tiempo aplicando indebidamente las Escrituras que la gente fue descarriada por falsedades. Parecía que la aplicación indebida de las enseñanzas de la Palabra de Dios era la obra especial de aquellos que deberían haber sido fieles centinelas de la verdad.— Manuscrito 24, 1891, pp. 21, 22 (diario, 1-30 de enero de 1891). 3MI 362.2
Dejen en la puerta de la investigación sus opiniones preconcebidas y sus ideas heredadas y cultivadas individualmente. Nunca descubrirán la verdad si estudian las Escrituras para vindicar sus propias ideas. Dejen estas ideas a la puerta y acérquense con el corazón compungido para oír lo que el Señor tiene que decirles. Al sentarse el humilde indagador de la verdad a los pies de Jesús para aprender de él, la Palabra le da entendimiento. Cristo dice a los que son demasiado sabios en su propio engreimiento para estudiar la Biblia: Si quieren hacerse sabios para la salvación, deben hacerse mansos y humildes de corazón. 3MI 362.3
No lleven su propio credo a la Biblia ni lean la Palabra a la luz de sus propias opiniones. No intenten hacer que todo esté de acuerdo con su credo. Escudriñen la Palabra con cuidado y oración con una mente libre de prejuicio. Si, a medida que leen, llega la convicción y ven que sus opiniones más preciadas no están en armonía con la Palabra, no intenten hacer que la Palabra cuadre con estas opiniones. Hagan a sus opiniones cuadrar con la Palabra. No permitan que lo que han creído o practicado en el pasado controle su entendimiento. Abran los ojos de su mente para contemplar las maravillas de la ley. Averigüen lo que está escrito, y luego afirmen los pies en la Roca eterna. 3MI 363.1
Nuestra salvación depende del conocimiento de la voluntad de Dios, tal cual esta se halla contenida en su Palabra. Nunca cesen de indagar y escudriñar la verdad. Necesitan conocer lo que es la verdad. Necesitan saber qué tienen que hacer para ser salvos. Y es la voluntad de Dios que ustedes sepan lo que él les ha dicho. Pero deben ejercer la fe. Al escudriñar las Escrituras deben creer que Dios existe y que recompensa a los que diligentemente lo buscan. 3MI 363.2
¡Oh, escudriñen la Biblia con un corazón hambriento de alimento espiritual! Caven en la Palabra como el minero cava la tierra para encontrar las vetas de oro. No abandonen su búsqueda hasta que hayan conocido cuál es su relación con Dios y su voluntad con respecto a ustedes. Cristo les dice: «Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» [Juan 14: 13]. «Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho” [Juan 15: 7]. «Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré» [Juan 14: 14]. 3MI 363.3
El Señor ha dado a la escuela de Cooranbong las labores del hermano Haskell y su esposa. Han estado enseñando su Palabra, y así se ha recibido gran luz. Pero otros deben cooperar con ellos en esta obra. El Señor no se propone que la mente de un hombre ni las ideas de un hombre ni la presentación que un hombre realiza de la Palabra tengan siempre el control, aunque los talentos de los demás no sean tan valiosos en la comprensión de las Escrituras. Él preferiría que mentalidades diferentes se mezclen con los alumnos. Debería darse ocasión a que mentes de distintos caracteres enseñen la Palabra en la escuela, para que den a los alumnos las improntas que el Señor les ha dado. Es necesario que se conjuguen distintas mentalidades en la escuela, para que los alumnos puedan recibir la mejor de los diversos talentos [...]. 3MI 363.4
El Señor tiene una obra para el hermano Haskell en nuestras grandes reuniones. No ha de llevar toda la carga, pero ha de estar en su puesto y lugar en conexión con sus hermanos en el ministerio. En la obra del Señor hay diversidad de dones. Todas las mentes no son del mismo carácter, ni presentan las mismas verdades de la misma manera. No ha de considerarse que el método de un hombre es el método que todos los hombres deben seguir. Diferentes mentes componen el cuerpo de creyentes. No todos los obreros de Dios han recibido los mismos talentos.— Manuscrito 12, 1901, pp. 8-10 («El agua viva», mecanografiado el 7 de febrero de 1901). 3MI 364.1
No hay más que unos pocos que son lectores y escudriñadores de las Escrituras, que comparan las profecías del Antiguo Testamento con las declaraciones del Nuevo y que, al escudriñar, encuentran la llave que abre la tesorería del cielo.— Manuscrito 67, 1898, p. 3 («Escudriñad las Escrituras”, mecanografiado el 9 de junio de 1898). 3MI 364.2
A través de sus facultades de percepción, los hombres deben aferrarse a la Palabra y apropiarse de la misma para sus necesidades espirituales, comiendo el pan de vida y bebiendo las aguas de salvación. Entonces crecerán espiritualmente. En su desarrollo, la verdad dará muestras de constante expansión y de nuevos desarrollos.— Manuscrito 8, 1898, p. 3 («La necesidad de estudiar la Palabra”, sin fecha). 3MI 364.3
El ser humano, creado originalmente a imagen de Dios, perdió la semejanza divina al cometer pecado, que es la transgresión de la ley. 3MI 364.4
Hay mucha arrogancia relativa a los poderes de la ciencia física. Se afirma que, mediante la ciencia, los elementos mismos pueden ser hechos cautivos y obligados a obedecer y servir al hombre. Los hombres emplean las poderosas energías de la naturaleza e intentan hacer cosas asombrosas. 3MI 364.5
La verdadera ciencia natural es mucho mejor entendida por aquellos que hacen de las Escrituras su constante estudio que por muchos de los que son calificados de hombres doctos. La ciencia, revelada en la Sagrada Escritura, envía destellos de luz sobre muchas cosas ocultas en la Palabra de Dios. La ciencia de la Biblia es religión pura e inmaculada; es la ciencia de la verdadera piedad. Y la obediencia a Dios, en todos los planes de benevolencia humana —actividad práctica—, es la ciencia de la salvación. El evangelio es «poder de Dios para salvación de todo aquel que cree» [Rom. 1: 16].— Manuscrito 24, 1891, p. 19 (diario, 1-30 de enero de 1891). 3MI 364.6
Escribiré algunas cosas que el Señor me ha dado a conocer en varias ocasiones. Hace varios años, los que afirmaban ser cristianos en Healdsburg pidieron una reforma decidida. Se dieron reprensiones del Señor y se realizaron confesiones, pero no hubo una reforma decidida. Dado que las costumbres y las prácticas anteriores no fueron abandonadas, fueron una tentación constante. La obra realizada no fue cabal. Las almas no fueron purificadas de toda la corrupción espiritual. Muchos dejaron de mantener los votos que habían hecho.— Carta 22, 1901, p. 1 (a «Mis hermanos y hermanas de California”, 3 de febrero de 1901). 3MI 365.1
Patrimonio White,
mayo de 1968