Manuscritos Inéditos Tomo 3 (Contiene los manuscritos 162-209)
Manuscrito 163 - Fanatismo y problemas secundarios
El Señor ha de obrar pronto entre nosotros con mayor poder, pero corremos el peligro de dejar que nuestros im- pulsos nos lleven a donde él no quiere que vayamos. No debemos dar un paso que tengamos que desandar. Debemos movernos solemnemente, con prudencia, y no hacer uso de expresiones extravagantes ni permitir que nuestros sentimientos se irriten. Debemos pensar con calma y tra-bajar sin agitación; porque habrá quienes se exasperen con facilidad, que asimilarán expresiones imprudentes y harán uso de declaraciones extremas para crear agitación, contrarrestando así la obra misma que Dios desea que hagamos. 3MI 29.1
Hay una clase de personas que siempre está lista a salirse por alguna tangente, que asimila algo extraño, maravi- lloso y nuevo; pero Dios desea que todos nos movamos con calma, con consideración, escogiendo nuestras palabras en armonía con la sólida verdad para este tiempo. La verdad debería ser presentada a la mente tan libre como sea posible de lo que sea emocional aunque siga teniendo la intensidad y la solemnidad apropiadas a su carácter. Debemos cuidarnos de estimular a los extremistas, los que querrían estar en el fuego o en el agua. 3MI 29.2
Ruego a ustedes que saquen de sus enseñanzas toda expresión extravagante, todo aquello que las mentes inestables y los inexpertos pudieran tomar y utilizar para llevar a cabo movimientos descabellados e inmaduros. Es necesario que ustedes cultiven la cautela en cada declaración a fin de no encaminar a nadie por una senda equivocada, y causar confusión que requerirá mucha labor penosa para corregir, desviando así la fuerza de los obreros hacia campos de actividad en los cuales Dios no desea que se entre. Una manifestación de fanatismo entre nosotros cerrará muchas puertas a los más sólidos principios de la verdad. 3MI 30.1
¡Oh, cuán cuidadoso debe ser cada obrero de no precipitarse delante del Maestro, sino seguir el camino que él abre! ¡Cómo regocijaría a los enemigos de nuestra fe el echar mano de alguna declaración hecha por nuestros hermanos que deba ser retractada! Hemos de movemos en forma discreta, sensata, porque en esto consiste nuestra fuerza; entonces Dios obrará con nosotros, y por nosotros, y en nuestro favor. 3MI 30.2
Oh, ¡cómo se alegraría Satanás de introducirse entre nuestro pueblo y desorganizar la obra en un tiempo cuando la organización cabal es esencial, y será el mayor poder para mantener alejados el surgimiento de movimientos espurios y para refutar las pretensiones no fundamentadas en la Palabra de Dios! Necesitamos sostener el frente en forma pareja, para que no haya ruptura en el sistema de regulación y orden. De esta manera no se dará permiso a elementos desordenados para dominar la obra. 3MI 30.3
Vivimos en un tiempo en que el orden, el sistema y la unidad en la acción son sumamente esenciales. Y la verdad debe unirnos firmemente como fuertes cuerdas para que no se presencie ningún esfuerzo alocado entre los obreros. Si aparecen manifestaciones desordenadas, debemos tener claro discernimiento para distinguir lo espurio de lo genuino. Que no se proclame ningún mensaje antes de que este haya tenido un cuidadoso escrutinio en toda jota y toda tilde. 3MI 30.4
Mi alma está muy agobiada, porque sé lo que nos espera. Todo engaño concebible será traído sobre los que no tengan una relación cotidiana y viviente con Dios. Los ángeles de Satanás son sabios para hacer el mal, y crearán lo que algunos pretenderán que es luz avanzada, lo proclamarán como algo maravilloso; sin embargo, aun cuando en algunos puntos el mensaje sea verdad, estará mezclado con invenciones humanas y enseñará como doctrinas mandamientos de hombres. Si alguna vez hubo un tiempo cuando debíamos velar y orar con verdadero fervor, es ahora. Será preciso considerar cuidadosamente con mucha oración muchas cosas aparentemente buenas, porque son artificios engañosos del enemigo para inducir a las almas por una senda que corre tan cerca del camino de la verdad que apenas se la podrá distinguir de ella. Pero el ojo de la fe puede discernir que diverge, aunque casi imperceptiblemente, del camino recto. Al principio puede pensarse que es positivamente recta, pero después de un tiempo se ve que es ampliamente divergente de la senda que conduce a la santidad y al cielo. Hermanos míos, los amonesto a ustedes para que hagan caminos rectos para sus pies, no sea que los cojos se salgan del camino. 3MI 30.5
En la labor de los pastores y los laicos que no tienen una conexión cotidiana con Dios falta lo que soportará la prueba de la tormenta y la tempestad. En el ministerio se ha impuesto un nuevo orden de cosas. Existe el deseo de copiar los procedimientos de otras iglesias, y la sencillez y la humildad casi son desconocidas. Los ministros jóvenes tratan de hablar en forma original y procuran introducir nuevas ideas y planes en el trabajo. Algunos inician reuniones de reavivamiento, y en esta forma llevan mucha gente a la iglesia. Pero cuando pasa la agitación, ¿dónde están los convertidos? No se advierten el arrepentimiento y la confesión del pecado. Se ruega al pecador que crea en Cristo y lo acepte, independientemente de su vida pasada de pecado y rebelión. El corazón no es quebrantado. No hay contrición de espíritu. Los supuestos conversos no han caído sobre la Roca, Cristo Jesús. 3MI 31.1
Las Escrituras del Antiguo y el Nuevo Testamento nos muestran la única forma en que debería realizarse la obra. Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse, fue el mensaje proclamado por Juan el Bautista en el desierto. El mensaje que Cristo dio a la gente era: «Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente» (Luc. 13: 5). Y a los apóstoles se les ordenó predicar en todas partes que los hombres deben arrepentirse. 3MI 31.2
El Señor quiere que sus siervos de hoy prediquen la antigua doctrina evangélica de la aflicción por el pecado, el arrepentimiento y la confesión. Necesitamos sermones de antiguo cuño, costumbres fuera de moda, y padres y madres en Israel al estilo antiguo. Hay que trabajar por el pecador, perseverantemente, con fervor, con sabiduría, hasta que este comprenda que es un transgresor de la ley de Dios, se arrepienta delante de Dios y tenga fe en el Señor Jesucristo. Cuando el pecador es consciente de su situación de impotencia y percibe su necesidad de un Salvador, puede acudir con esperanza y fe al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Cristo aceptará al alma que acuda a él con verdadero arrepentimiento. No despreciará a un corazón contrito y humillado. 3MI 31.3
Los hermanos no deberían suponer que es una virtud mantenerse apartados porque no están exactamente de acuerdo en todos los puntos menores. Si concuerdan en las verdades fundamentales, no deberían diferir ni discutir por asuntos de poca importancia. El espaciarse en cuestiones que confunden, y que después de todo no son de importancia vital, tiende a apartar la mente de las verdades vitales para la salvación de las almas. Los hermanos no deberían estimular la consideración de estos asuntos secundarios que con mucha frecuencia ni ellos mismos comprenden, y que constituyen puntos que ellos no saben si forman parte de la verdad y que no son esenciales para la salvación. Cuando hay diferencia de opinión sobre tales cuestiones, cuanta menos prominencia les den, mejor será para la propia espiritualidad de ustedes y para la paz y la unidad de la iglesia. 3MI 32.1
Los incrédulos son críticos, y procuran elaborar alguna excusa para no recibir la verdad como es en Jesús. Cuando existen entre nosotros estas diferencias, los que están fuera dicen: «Ya tendremos ocasión de creer lo que ustedes cuando se pongan de acuerdo entre ustedes sobre qué constituye la verdad”. Así, los impíos se aprovechan de las divisiones y los conflictos entre los cristianos. 3MI 32.2
Hemos de orar en procura de instrucción divina, pero al mismo tiempo debiéramos ser cuidadosos en cuanto a la forma de recibir todo lo que es llamado nueva luz. Debemos estar alerta, no sea que bajo la apariencia de escudriñar en procura de nueva luz, Satanás aparte nuestra mente de Cristo y de las verdades especiales para este tiempo. Se me ha mostrado que el artificio del enemigo es orientar las mentes para que se ocupen de algún punto oscuro o sin importancia, algo que no está plenamente revelado o que no es esencial para nuestra salvación. Esto se convierte en el tema absorbente, la «verdad presente», cuando todas sus investigaciones y suposiciones tan solo sirven para oscurecer las cosas más que antes y para confundir la mente de algunos que debieran estar procurando la unidad por medio de la santificación de la verdad. 3MI 32.3
Todos deben cuidar de lo que presentan al pueblo como verdad. No presenten la propia imaginación de ustedes. El enemigo intenta deformar y retorcer las mentes humanas. Al que lo escuche le presentará ideas que son extrañas y peculiares, que causarán sensación. Lo lleva a presentar estas a los demás con un criterio que él ha imaginado. Así Satanás pone a las mentes a discurrir por canales equivocados, desviándolas de los criterios genuinos que Dios ha presentado en su Palabra. 3MI 33.1
No hay ninguna necesidad de entrar en conflicto con las pobres almas que piensan que sirven a Dios cuando creen en fábulas. Cuando nuestros pastores jóvenes se hagan daño a sí mismos y traigan oprobio sobre la causa de Dios poniendo la verdad solemne y sagrada al nivel de las fábulas, adviértaseles que se conviertan estudiando atentamente la Palabra con hombres de experiencia, que por años han entendido la verdad. Apártense de lo novelesco, de las interpre-taciones fantasiosas que no tienen fundamento alguno en la Palabra de Dios. «“¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?”» (Jer. 23: 28). 3MI 33.2
En esta época de error, de fantasía y ensueños, es preciso que aprendamos los primeros principios de la doctrina de Cristo. Esforcémonos por poder decir con el apóstol: «No os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas» (2 Ped. 1: 16). El Señor nos emplaza para que sigamos principios elevados y nobles. Debemos permitir que los principios del mensaje del tercer ángel se destaquen de forma clara y nítida. Los grandes pilares de nuestra fe aguantarán todo el peso que se ponga sobre ellos. Los jóvenes deben ser educados para que se mantengan dentro de los límites de un «Escrito está”. Pablo escribe: «Te suplico encarecidamente delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su Reino, que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina, pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Ese tiempo ha llegado. Presento la palabra de advertencia: «Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio» (2 Tim. 4: 1-5).— Manuscrito 82, 1894. 3MI 33.3