Manuscritos Inéditos Tomo 3 (Contiene los manuscritos 162-209)

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Diario, Tramelan, Suiza, 22 de mayo de 1886

Hemos tenido un viaje matutino muy interesante, veinticuatro kilómetros desde Moutier hasta este lugar. Llegamos aquí hacia mediodía. El hermano Roth (pronunciado Rot) nos dio una cordial bienvenida. Tienen una familia numerosa e interesante. Siete chicos y tres chicas que viven. Una murió en la fe hace unos años. Se dedican al comercio y viven en una gran casa. Tienen un establecimiento de productos de sastrería, otro departamento de comestibles, otro para sombreros, otro para zapatos y bazar, y un gran establecimiento de panadería. Tienen un buen negocio y están en unas circunstancias buenísimas para Suiza. Todos sus hijos permanecen en la verdad. Tienen dos chicos perspicaces e inteligentes: uno de nueve años de edad, el otro de once o doce. 3MI 200.1

El viernes por la noche se presentaron once personas de La Chaux- de-fonds y nuestro lugar de reunión fue una habitación de buen tamaño de la casa del hermano Roth. Me pidieron que hablara a los congregados y así lo hice, aunque estaba muy cansada. No me dormí hasta después de la medianoche. Cuando estoy ante personas, percibo con tan hondo fervor que deben ascender hasta el santo estandarte erigido por nuestro Señor que soy incapaz de despojarme de esa car-ga.— Manuscrito 64, 1886, p. 4 («Labores en Suiza»—Nº 5. Diario, 30 de abril a 23 de mayo de 1886). 3MI 200.2

Por la mañana temprano el pastor Ings, su esposa y yo nos subimos al tren para ir a Tramelan. Esperamos una hora en Travannes, luego fuimos llevados en ferrocarril a Tramelan. En los vagones había solo cinco asientos y una estufita. Acabábamos de tener una fuerte nevada en Basilea y había habido mayor precipitación de nieve a medida que nos acercábamos a las montañas. Pasamos lentamente por la vía y los árboles parecían muy bonitos cargados de nieve pura recién caída. Algunos árboles habían sido tumbados, uno arrancado de raíz. Creo que nunca he visto nada igual a esto en belleza: los altos perennifolios, sus ramas cargadas de nieve [...]. 3MI 200.3

Hoy antes del mediodía hubo reuniones. El hermano Ertzenber- ger habló antes del mediodía. El discurso de dedicación me correspondió a mí. Hablé con mucha claridad en cuanto al templo de Salomón y a la santidad que debería ser observada por todos en una casa dedicada a Dios. Deberían recordarla como un lugar en el que Dios se encuentra con su pueblo, y no debería haber ningún sentimiento de enojo en el corazón de los fieles, porque esto alejaría de ellos al Espíritu de Dios. Esta fue una reunión muy solemne. Al anochecer se dio algo de atención a los niños de la escuela sabática. Tuvieron ejercicios y se los entretuvo con recitaciones de las Escrituras. Por la noche el pastor Ings tomó la palabra.— Manuscrito 72, 1886, pp. 1, 2 («Labores en Suiza»—Nº 7. Diario, 24 a 31 de diciembre de 1886). 3MI 200.4

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Texto: 1 Reyes 8: 54-61. Aquí ven ustedes, en la dedicación del templo, las condiciones que Dios requería de su pueblo para que este pudiera recibir las bendiciones de Dios en la adoración que llevaba a cabo. Mientras moraba en su palacio de cedro, David se sentía turbado en conciencia al considerar que no había una morada adecuada para el arca de Dios, que simbolizaba su presencia. Seguía reposando en el tabernáculo que había sido construido en el desierto y llevado todo el camino desde Horeb hasta Jerusalén en un peregrinaje de casi cuarenta años. Pero ahora la nación había acabado su peregrinaje y tenía una ubicación permanente. Y David miró a su alrededor, a los costosos edificios de cedro, a los hogares de los habitantes establecidos en la espléndida tierra de Canaán, y concibió la idea de que había que construir un templo, más digno para la residencia de Dios. Se indicó el lugar de la edificación y se dieron instrucciones muy concretas, y Salomón emprendió la gran obra. 3MI 201.1

«Al salir los sacerdotes del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar a causa de la nube, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová» (vers. 10, 11). Aquí aprendemos que Dios aprobó la obra de Salomón en la edificación del templo. Es verdad que el grupo de Tramelan es pequeño en comparación con los millones de personas que adoraban en el templo de Salomón, pero la presencia del Señor no está confinada a los números. Èl se encuentra con los pocos igual que con los muchos. La promesa es: «Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”» (Mat. 18: 20). 3MI 201.2

Estamos agradecidos de que Dios haya puesto en el corazón de los hermanos Roth construir este acogedor y bonito templo para la adoración de Dios. Cuando Dios ve los esfuerzos realizados para edificar un templo para su honra, aunque sea humilde según su capacidad, él lo aceptará, así como también el culto sincero de los adoradores. 3MI 201.3

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Sermón presentado en la dedicación de la iglesia de Tramelan, Suiza, 25 de diciembre de 1886. 3MI 201.4

Ustedes verán por la oración de Salomón que la dependencia de Israel estaba en el Dios de Israel. Las personas que edificaron el templo eran muchas y la casa que construyeron era grande e imponente, y el Señor Dios del cielo los honró porque le habían edificado un santuario en el que podrían reunirse para adorarlo. Los que lo adoraban con sinceridad tenían su bendición. 3MI 202.1

El primer tabernáculo, construido según las instrucciones de Dios, fue ciertamente bendecido por él. El pueblo se preparaba así para adorar en el templo no hecho de manos: un templo en los cielos. Todas las piedras del templo construido por Salomón eran preparadas en la cantera y luego llevadas al emplazamiento del templo. Se unieron sin el sonido de piquetas ni de martillos. Las vigas de madera también se preparaban en el bosque. El mobiliario, asimismo, fue traído al templo todo preparado para su uso. 3MI 202.2

Aun así, el poderoso cincel de la verdad ha sacado un pueblo de la cantera del mundo y está preparando a este pueblo, que profesa estar formado por hijos de Dios, para un lugar en su templo celestial. Queremos que el cincel de la verdad haga su obra para nosotros. Somos tomados de la cantera del mundo. El material no debe ser una sustancia muerta, sino almas vivientes, y estas almas deben ser sacadas de la cantera del mundo, donde la mano de Dios puede tallarlas para el templo del cielo. Estamos aquí como rocas sin tallar, y debemos pasar por la mano de Dios. Todas las aristas ásperas y las superficies rugosas deben ser eliminadas, y debemos ser piedras talladas para el edificio. Somos constituidos como iglesia con defectos de carácter, pero no debemos retenerlos. Debemos ser preparados y tallados para el edificio. Debemos ser «colaboradores de Dios”, porque somos «la-branza de Dios”, somos «edificio de Dios» [1 Cor. 3: 9]. En vista de esto, debemos encargarnos de que nuestro templo no sea profanado con el pecado. Deberíamos ser piedras vivas, no muertas, pero piedras vivas que reflejen la imagen de Cristo. Debemos ser adoradores en espíritu y en verdad. 3MI 202.3

Aunque el grupo de ustedes es pequeño, ustedes pueden consolarse con las palabras del apóstol: «Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es» (1 Juan 3: 2). Y no deberíamos olvidar la continuación: «Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro» (1 Juan 3: 3). 3MI 202.4

No basta con ser introducidos como adoradores, sino que el corazón debe ser puesto en armonía con los planes de Dios. Debemos ser adoradores espirituales. Si queremos representar a Cristo, debemos ser piedras vivas edificadas «como casa espiritual» (1 Pedro 2: 5). 3MI 203.1

Es importante que vivamos según la indicación dada a Salomón en los versículos 4 a 6 de 1 Reyes 9: «“Y si tú andas delante de mí como anduvo David, tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado y guardando mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como le prometí a tu padre David, cuando dije: ‘Nunca faltará un descendiente tuyo en el trono de Israel’. Pero si obstinadamente os apartáis de mí vosotros y vuestros hijos y no guardáis los mandamientos y estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que vais y servís a dioses ajenos, y los adoráis”». Vemos que las promesas de Dios son para los obedientes, los que guardan los mandamientos de Dios. Si nos desviamos de su ley, nos separamos del cielo. Dios no se separa de nosotros, sino que nosotros nos separamos de él. 3MI 203.2

Estamos agradecidos de que este cómodo templo se haya preparado para su pueblo. El primer templo edificado en Battle Creek* era solo aproximadamente un tercio mayor que este, y cuando entramos en aquel edificio nos sentimos felices. Hasta entonces las reuniones se habían celebrado en una casa particular. Todos nos sentíamos pobres, pero creíamos que debíamos tener un lugar que dedicar al Señor. Todos ejercimos nuestra energía para construir, como hicieron en la erección del tabernáculo en el desierto. Requirió mucho esfuerzo erigirlo. En menos de dos años hubo que cambiarlo por uno mayor, pues era imposible que cupiera toda la gente que acudía a nuestras reuniones especiales. Y no pasó mucho tiempo antes de que hubiera que edificar el tercero, y luego el actual, que tiene cabida para tres mil personas. Y puede que aún tengamos que ensanchar nuestro territorio. Dios ha bendecido el empeño por ampliar los alojamientos para su obra en Battle Creek. Puede que tengamos que ejercer todo nuestro empeño en hacer la voluntad de Dios, pero él bendecirá según nuestra fe. Debemos actuar como hombres de fe, y después de que hayamos actuado según la voluntad de Dios, no encontramos que seamos más pobres. 3MI 203.3

En Oakland, California, parecía casi imposible obtener un lugar adecuado en el que adorar. La iglesia era pobre, dependía únicamente de sus propias manos, pero dijeron que edificarían. Fue también igual con la iglesia de San Francisco. Iniciaron la construcción de ambos templos, pero dijeron: ¿Dónde están los recursos?, y preguntaron al hermano White si podía ayudarlos. La respuesta fue: «Sí, pero tendremos que venderlo todo para hacerlo”. En esta transacción perdimos 1.700 dólares en el canje, pero no nos importó, porque ayudábamos a la causa. Los templos fueron erigidos, y el de Oakland ya ha resultado demasiado pequeño, y tuvo que ser vendido y uno mayor tuvo que ocupar su lugar. 3MI 204.1

Esperamos que el Señor bendiga tanto el trabajo de ustedes que este templo resulte demasiado pequeño para ustedes. Esperamos ver otras causas erigidas por nuestro pueblo, y en esto se revelará nuestra fe, porque la fe sin obras está muerta. Este templo, pequeño como es, está anotado en el cielo. Puedo venir a visitarlos con más valentía ahora que hasta aquí, porque la gente verá que ustedes van en serio. Esperan algo de ustedes. Dios honrará a los que lo honren. 3MI 204.2

Doy gracias a Dios de haber tenido el privilegio de dirigirme a ustedes hoy. Este pequeño templo es igual de precioso a ojos de Dios que lo sería uno mayor, porque ustedes han hecho lo que podían. Ahora ustedes pueden enseñar reverencia al entrar y salir. Cuando se celebran reuniones en una habitación usada de forma cotidiana por la familia, todos los días con todos los fines, no se le muestra mucho respeto como lugar de culto. Todo lo que la gente contempla está asociado con asuntos cotidianos. 3MI 204.3

Al entrar en la casa de adoración, hay que recordar que es la casa de Dios. Debería mostrarse respeto quitándose el sombrero, recordando que se entra a la presencia de Dios y los ángeles. Se debería enseñar reverencia a los niños. Realícense serios esfuerzos con este fin, y recordemos que somos el templo del Dios viviente. 3MI 204.4

Efesios 2: 1-19; 4: 1-6. Ahora bien, si tuviéramos un templo de enorme esplendor y nuestro corazón no estuviera bien, no valdría nada. Nuestra mayor preocupación debería ser en lo tocante a nuestra condición espiritual. Debemos enseñar a nuestros hijos que Dios se encuentra con su pueblo, y dirigir sus pensamientos hacia el cielo. 3MI 204.5

El único día en el que Dios ha puesto su sello es el séptimo. Aunque nos ha dado los seis días, ha tomado el séptimo para sí para que su plan de adoración pudiera preservase. Ni la casa de Dios ni su día deberían ser usados para pasar un rato con las amistades, sino que nuestros pensamientos deberían estar en el cielo y las cosas celestiales. No haya ninguna desunión de unos con otros. En el supuesto caso de que surgiera en el corazón de uno resentimiento hacia un hermano o una hermana, que no se ponga el sol antes de eliminar tal resentimiento, para poder retener sobre nosotros la bendición de Dios. 3MI 204.6

Cristo dice que todos los hombres pueden saber si nos amamos unos a otros. Ahora bien, para tener este amor mutuo en el corazón, debe ser cultivado, y si se obtiene esta gracia, seremos un espectáculo al mundo y a los ángeles. Tenemos una gran verdad y debemos procurar estar en armonía con ella. Si somos piedras vivas, deberíamos emitir luz y ejercer una influencia sobre los demás para su bien. Si cada miembro buscara honrar a Dios, seríamos un poder que se percibiría. Queremos un aumento de fe. Necesitamos una fe que nos capacite para enfrentarnos a la infidelidad. 3MI 205.1

Queremos que el Espíritu de Dios entre para encontrarse con nosotros en nuestra adoración. Cuando entremos en el templo, sería grato a Dios que todos elevaran su corazón a Dios en oración secreta. Al subir al pulpito, todo pastor debería ponerse de rodillas para implorar la ayuda divina. No nos aferramos como deberíamos del brazo divino. Podríamos ser espiritualmente más fuertes. Todo defecto de carácter debe ser eliminado para que podamos estar en pie ante el gran trono blanco. Allí se abrirán los libros, y hemos de ser juzgados por lo que contienen, y no queremos sentimos avergonzados al enfrentamos con nuestro historial. Si manifestamos gran celo en los asuntos mundanales y estamos muertos en las cosas espirituales, ello será manifiesto en la casa de Dios. Puede hacerse que las reuniones sean más interesantes si todos tienen más fervor en la vida espiritual. Dios está lleno de bendiciones, pero, si no las estimamos, sufrimos su pérdida. Es preciso que nos aferremos del brazo de Dios, y Dios se encontrará con ustedes en este templo. 3MI 205.2

Por encima de todo lo demás, estén en paz entre ustedes. Esfuércense por ser del mismo parecer y ser miembros del Rey, y la bendición de Dios reposará sobre ustedes como reposó sobre el templo de Salomón. Y que de este lugar salgan la luz y la verdad, y trabajen en el corazón de la gente, y entonces se notará su testimonio. Debemos entretejer los principios de la verdad en nuestro carácter, y así podremos estar preparados para el templo de Dios y tener el privilegio de participar del himno: Digno es el Cordero.— Manuscrito 49, 1886, pp. 1-6 3MI 205.3

Patrimonio White,

diciembre de 1965