Un Ministerio Para Las Ciudades

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Capitulo 3 - Los Desafíos De La Ciudad

La obra de Satanás es muy evidente en las ciudades. Satanás trabaja laboriosamente en nuestras ciudades populosas. El resultado de su trabajo se advierte en la confusión reinante, en las luchas y las discordias entre las fuerzas trabajadoras y el capital, y en la hipocresía que ha entrado en las iglesias. Con el fin de lograr su propósito de que los hombres no tengan tiempo para meditar, Satanás los mantiene ocupados en la búsqueda de la alegría y el placer, y dedicados a beber y a comer. Los llena de ambición por llevar a cabo empresas que exalten su propia personalidad. El mundo se está aproximando paso a paso a la condición que existía en los días de Noé. Se perpetran todos los crímenes imaginables. Los instrumentos satánicos desempeñan su parte en la estimulación de la concupiscencia de la carne; los deseos de los ojos; la manifestación de egoísmo; la extralimitación en el poder; la crueldad; y la fuerza empleada para unir a los hombres en confederaciones y sindicatos, disponiéndolos en atados para el terrible fuego de los últimos días. Los hombres llaman “vida” a esta sucesión de crímenes y de locuras... MLC 33.1

El mundo, que actúa como si no hubiera Dios, absorto en propósitos egoístas, experimentará pronto una súbita destrucción, y no escapará. Muchos continúan en una complacencia descuidada del yo, hasta que llegan a estar tan disgustados con la vida que terminan con su existencia. Bailando y parrandeando, bebiendo y fumando, com-placiendo sus pasiones animales, marchan como bueyes al matadero. Satanás está trabajando con todo su arte y encantos, con el fin de mantener a los hombres marchando a ciegas hasta que el Señor se levante de su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por sus iniquidades, cuando la tierra devolverá su sangre y no cubrirá más a sus muertos. El mundo entero parece empeñado en la marcha de la muerte.- Manuscrito 139, 1903 (El evangelismo, pp. 23, 24). MLC 33.2

Los agentes satánicos organizan la oposición contra la Ley de Dios. Los hombres se han confederado para oponerse al Señor de los ejércitos. Estas confederaciones continuarán hasta que Cristo deje su lugar de intercesión ante el propiciatorio, y se vista las vestiduras de venganza. Los agentes satánicos están en toda ciudad, organizando febrilmente en partidos a los que se oponen a la Ley de Dios. Quienes profesan ser santos y los que son francamente incrédulos se deciden por dichos partidos. Para los hijos de Dios, no es el momento de ser débiles. Ni por un instante podemos dejar de estar en guardia.- Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 42. (1904) MLC 34.1

El conflicto entre el bien y el mal durará mientras dure el tiempo. Es terrible la lucha que se produce entre las fuerzas del bien y las del mal en los centros importantes donde los mensajeros de la verdad están llamados a trabajar. “No tenemos lucha contra sangre y carne -declara Pablo-; sino contra principados, contra potestades, contra se-ñores del mundo, gobernadores de estas tinieblas” (Efe. 6:12). Hasta el fin habrá un conflicto entre la iglesia de Dios y los que están bajo el dominio de los ángeles malos.- Los hechos de los apóstoles, p. 178. (1911) MLC 34.2

Los agentes satánicos aumentan la dificultad de trabajar las ciudades. No comprendemos hasta qué punto están trabajando estos elementos satánicos en las grandes ciudades. La obra de llevar el mensaje de la verdad presente delante de la gente se está haciendo más y más difícil. Es esencial que talentos nuevos y diversos se unan en una labor inteligente a favor de la gente.- Carta 168, 1909 (El ministerio médico, p. 300). MLC 34.3

La Pobreza Y El Desempleo

Las personas fueron creadas para la atmósfera celestial. Los hombres no fueron creados para estar sujetos a la pobreza, las enfermedades y el sufrimiento, ni para que desatiendan irreflexivamente sus necesidades físicas y espirituales, sino para la dignidad, la pureza y la elevación del carácter en esta vida, y para el gozo indecible y pleno de gloria en la futura vida inmortal. Las misericordias de Dios son distribuidas y diversificadas en toda la tierra; y si el hombre obedeciera las leyes de la naturaleza, no habría ni la décima parte de la miseria que ahora existe. La salud y la vida están en peligro por la indulgencia del apetito. Nuestras aflicciones se desprenden con mayor frecuencia del uso inconsciente de la abundancia que de la escasez. Los jóvenes de nuestras ciudades y pueblos están rodeados de tentaciones para complacer un apetito pervertido. El vicio brilla por fuera; como manzanas de Sodoma, parece hermoso por fuera, pero es ceniza por dentro.- Forest Park Reporter, 30 de marzo de 1879. MLC 34.4

La situación de los pobres requiere de ayuda urgente. En las grandes ciudades hay muchedumbres que reciben menos cuidado y consideración que los animales. Piensen en las familias apiñadas en miserables viviendas, muchas de ellas sótanos oscuros, que trasudan humedad y desaseo. En esos lugares miserables nacen, se crían y mueren los niños. Nada ven de las bellezas naturales que Dios creó para solaz de los sentidos y elevación del alma. Harapientos y famélicos, viven en el vicio y la depravación, amoldando su carácter conforme a la miseria y el pecado que los rodean. Esos niños oyen el nombre de Dios solo en blasfemias. Llenan sus oídos palabras injuriosas, imprecaciones y obscenidades. Los vapores del alcohol, el humo del tabaco, hedores morbosos y degradación moral, pervierten sus sentidos. Así, muchísimos son entrenados para llegar a ser criminales, enemigos de la sociedad que los abandonó a la miseria y la degradación. MLC 35.1

Pero, no todos los pobres de esos barrios son así. Hay hombres y mujeres temerosos de Dios, arrastrados a la extrema pobreza por la enfermedad o el infortunio, y muchas veces también por las artimañas deshonestas de los que explotan a sus prójimos. Muchas personas honradas y bien intencionadas caen en la pobreza por falta de educación práctica. La ignorancia las inhabilita para luchar contra las dificultades de la vida. Arrastradas a las ciudades, es frecuente que no puedan encontrar ocupación. Rodeadas por las escenas y los sonidos del vicio, se ven expuestas a terribles tentaciones. Agrupadas y muy a menudo clasificadas con los viciosos y degradados, es únicamente mediante una lucha sobrehumana y un poder superior como son guardadas de hundirse en las mismas profundidades. Muchos permanecen firmes en su integridad, prefiriendo sufrir antes que pecar. Es especialmente esa clase de gente la que necesita de ayuda, simpatía y aliento.— El ministerio de curación, p. 143. (1905) MLC 35.2

Los pobres a menudo no saben a dónde recurrir en busca de ayuda.Multitudes están luchando contra la pobreza, obligadas a trabajar por unos salarios ínfimos y sin poder obtener las cosas más indispensables para la vida. La fatiga y las privaciones, sin ninguna esperanza de cosas mejores, hacen muy pesada su carga. Si a esto se añade la enfermedad y el dolor, entonces la carga se hace casi insoportable. Minados por las preocupaciones y oprimidos, no saben dónde buscar alivio.- Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 74. (1909) MLC 36.1

La Explotación De Los Pobres Por Parte De Los Ricos

Los ricos se enriquecen oprimiendo a los demás. El enemigo ha logrado pervertir la justicia y llenar los corazones de un deseo de ganancias egoístas. “La justicia se puso lejos: porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir” (Isa. 59:14). Las grandes ciudades contienen multitudes indigentes, privadas casi por completo de alimentos, ropas y albergue. Entretanto, en las mismas ciudades, se encuentran personas que tienen más de lo que el corazón puede desear; que viven en el lujo, gastando su dinero en casas ricamente amuebladas y en el adorno de sus personas o, lo que es peor aún, en golosinas, licores, tabaco y otras cosas que tienden a destruir las facultades intelectuales, perturbar la mente y degradar el alma. El clamor de las multi-tudes que mueren de inanición sube a Dios, mientras algunos hombres acumulan fortunas colosales por medio de toda clase de opresiones y extorsiones.- Testimonios para la iglesia, t. 9, pp. 11, 12. (1909) MLC 36.2

Dios prohíbe enriquecerse mediante la explotación de los pobres. La Palabra de Dios no aprueba los métodos que enriquezcan a una clase mediante la opresión y las penurias impuestas a otra. Esta Palabra nos enseña que, en toda transacción comercial, debemos ponernos en el lugar de aquellos con quienes tratamos; mirar no solo por nuestros intereses sino también por los ajenos. El que se aprovecha del infortunio de otro para lucrar, o se vale de la flaqueza o la incompetencia de su prójimo, viola los principios y los preceptos de la Palabra de Dios.— El ministerio de curación, p. 141. (1905) MLC 37.1

El año sabático y el jubileo promovían la equidad social.Dios quería poner freno al amor excesivo a los bienes terrenales y al poder. La acumulación continua de riquezas en manos de una clase, y la pobreza y la degradación de otra clase, eran cosas que producirían grandes males. El poder desenfrenado de los ricos resultaría en monopolio; y los pobres, aunque tienen el mismo valor a los ojos de Dios, serían considerados inferiores a sus hermanos más adinerados. MLC 37.2

Al sentir la clase pobre esta opresión, se despertarían en ella las peores pasiones. Habría un sentimiento de desesperanza y desesperación que tendería a desmoralizar a la sociedad y a abrir la puerta a crímenes de toda índole. Las regulaciones que Dios estableció tenían por objeto promover la igualdad social. Las provisiones del año sabático y del jubileo habrían de corregir, en gran medida, lo que en el intervalo se hubiese desquiciado en la economía social y política de la nación.- Patriarcas y profetas, p. 515. (1890) MLC 37.3

Algunos Prestan Ayuda

Los compasivos ayudan a los pobres.Hay hombres y mujeres de corazón generoso que consideran ansiosamente la condición de los pobres y qué medios pueden encontrar para aliviarlos. ¿Cómo asistir a los que no tienen trabajo ni hogar, para que obtengan las bendiciones comunes de la providencia de Dios y lleven la vida que él dispuso que el hombre llevara?; esta una pregunta que muchos procuran contestar. Pero no son muchos, aun entre los educadores y los estadistas, los que comprenden las causas del estado actual de la sociedad. Quienes llevan las riendas del gobierno son incapaces para resolver el problema de la pobreza, del pauperismo y del incremento del crimen. En vano se esfuerzan para poner las operaciones comerciales sobre una base más segura.- El ministerio de curación, p. 138. (1905) MLC 37.4

Los Sindicatos

Los sindicatos contribuyen a aumentar las dificultades en las ciudades. Debido a la actuación de compañías monopolizadoras, al accionar de los sindicatos y a las huelgas, las condiciones de la vida en las ciudades se hacen cada vez más difíciles. Graves disturbios nos aguardan, y muchas familias se verán en la necesidad de abandonar las ciudades.- El ministerio de curación, p. 282. (1905) MLC 38.1

Los trabajadores peligran por los sindicatos. En todas nuestras grandes ciudades habrá una sujeción en manojos por parte de las confederaciones y de las asociaciones gremiales formadas. El hombre someterá a otros hombres, y demandará mucho de ellos. La vida de los que se nieguen a unirse a estos sindicatos correrá peligro. Todo se está preparando a fin de que se haga la última gran obra por parte de Aquel que es poderoso para salvar, y poderoso para destruir.- Manuscrito 145, 1902 (Manuscript Releases, t. 3, p. 42). MLC 38.2

Ser miembro de un sindicato impide cumplir el Decálogo.Estos gremios constituyen una de las señales de los últimos días. Los hombres están siendo unidos en atados listos para ser quemados. Puede ser que sean miembros de la iglesia, pero mientras pertenezcan a esas asociaciones no pueden guardar los Mandamientos de Dios, porque el pertenecer a ellas implica despreciar todo el Decálogo.- Carta 26, 1903 (Maranata, p. 188). MLC 38.3

Entre los esfuerzos finales de Satanás está la formación de sindicatos. La formación de estos sindicatos es uno de los últimos esfuerzos de Satanás. Dios llama a su pueblo a salir de las ciudades, a aislarse del mundo. Llegará el tiempo en que tendrán que hacer esto. Dios cuidará a los que lo aman y guardan sus Mandamientos.- Carta 26, 1903 (Manuscript Releases, t. 3, p. 43). MLC 39.1

Contaminados Por La Cultura Popular

Recursos desperdiciados en diversiones inútiles. La vida en las ciudades es falsa y artificial. La intensa pasión por conseguir dinero, el torbellino de excitación, la búsqueda de placeres, y la sed de ostentación, lujo y extravagancia son otras tantas fuerzas que desvían la mente de los seres humanos del verdadero propósito de la vida. Abren la puerta a una infinidad de males y ejercen sobre la juventud un poder casi irresistible. Una de las tentaciones más sutiles y peligrosas que asaltan a los niños y a los jóvenes en las ciudades es el afán de placeres. Hay muchos días de fiesta [feriados]; los juegos y las carreras de caballos arrastran a miles; y el torbellino de las excitaciones y el placer los distrae de los austeros deberes de la vida. El dinero que debería ahorrarse para mejores fines se desperdicia en diversiones.— El ministerio de curación, pp. 281, 282. (1905) MLC 39.2

Ciudades que se vuelven como Sodoma y Gomorra. Las ciudades de nuestros días se están volviendo rápidamente como Sodoma y Gomorra. Los muchos días feriados estimulan la holgazanería. Los deportes excitantes, el asistir a los teatros, * las carreras de caballos y los juegos de azar, el beber licores, y las jaranas estimulan todas las pasiones a una actividad intensa. La juventud es arrastrada por la corriente popular. Aquellos que aprenden a amar las diversiones por las diversiones mismas, abren la puerta a un alud de tentaciones. Se entregan a las bromas y las juergas sociales, y a la jovialidad irreflexiva, y su trato con los amantes de los placeres tiene un efecto intoxicante sobre la mente. Son guiados de una forma de disipación a otra, hasta que pierden tanto el deseo como la capacidad de vivir una vida útil. Sus aspiraciones religiosas se enfrían; su vida espiritual se oscurece. Todas las más nobles facultades del alma, todo lo que une al hombre con el mundo espiritual es envilecido.- PalaPras de vida del gran Maestro, p. 35. (1900) MLC 39.3

No se respeta la libertad de acción individual. La misma atmósfera de esas ciudades está repleta de malaria venenosa. No se respeta la libertad de acción individual; no se considera que el tiempo de un hombre sea verdaderamente suyo; se espera que haga como los demás... MLC 40.1

La devoción a las diversiones y la observancia de tantos feriados dan mucho trabajo a las cortes, los funcionarios y los jueces, y aumentan la pobreza y la miseria, que no deben aumentar.- Special Testimonies on Education, p. 88. (1897) MLC 40.2

Niños sin supervisión forman relaciones perjudiciales. Los padres acuden con sus familias a las ciudades porque se imaginan que allí es más fácil ganarse la vida que en el campo. Los hijos, no teniendo qué hacer cuando no están en la escuela, se educan en la calle. De las malas compañías adquieren hábitos de vicio y disipación. Los padres ven todo esto, pero la corrección de su error requeriría de sacrificio, y permanecen donde está, hasta que Satanás obtiene pleno dominio de sus hijos.- Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 215. (1882) MLC 40.3

La Contaminación Ambiental

La contaminación a menudo compromete la salud. El ambiente físico de las ciudades es, muchas veces, un peligro para la salud. La exposición constante al contagio; el aire viciado; el agua impura; el alimento adulterado; las viviendas oscuras, malsanas y atestadas de seres humanos son algunos de los muchos males con que se tropieza a cada paso. MLC 40.4

No era el propósito de Dios que los hombres vivieran hacinados en las ciudades, confinados promiscuamente en estrechos alojamientos. -El ministerio de curación, p. 282. MLC 41.1

El ambiente de las ciudades agrava los problemas de salud de los ya enfermos. El ruido, la agitación y la confusión de las ciudades, y su vida reprimida y artificial cansan y agotan a los enfermos. El aire cargado de humo y de polvo, viciado por gases venenosos y saturado de gérmenes morbosos, es un peligro para la vida. Los enfermos, muchos de ellos encerrados entre cuatro paredes, se sienten casi presos en sus cuartos. A sus miradas no se ofrecen más que casas, pavimento y muchedumbres presurosas; y, tal vez, ni siquiera una vislumbre del cielo azul, ni un rayo de sol, ni hierba ni árbol ni flor. Así encerrados, cavilan en sus padecimientos y aflicciones, y llegan a ser presa de sus tristes pensamientos. MLC 41.2

Para los que son moralmente débiles, las ciudades encierran muchos peligros. En ellas, los pacientes, que han de reprimir sus apetitos morbosos, se ven continuamente expuestos a la tentación. Necesitan trasladarse a un ambiente nuevo, donde el curso de sus pensamientos cambiará; necesitan ser expuestos a influencias absolutamente diferentes de las que hicieron naufragar su vida. Aléjeselos por algún tiempo de esas influencias que los apartaban de Dios y póngaselos en una atmósfera más pura.- El ministerio de curación, p. 202. (1905) MLC 41.3

Delincuencia Y Corrupción

Existe una epidemia de la delincuencia en todas partes.Vivimos en medio de una epidemia de delincuencia, frente a la cual los hombres pensadores y temerosos de Dios se sienten horrorizados. Es indescriptible la corrupción prevaleciente. Cada día nos trae nue vas revelaciones de luchas políticas, cohechos y fraudes. Cada día trae su registro doloroso de violencia, anarquía, indiferencia para con los padecimientos humanos, y brutalidades y muertes alevosas. Cada día confirma el aumento de la locura, los asesinatos y los suicidios. ¿Quién puede dudar de que los agentes de Satanás están obrando entre los hombres con creciente actividad, con el propósito de distraer y corromper la mente, y manchar y destruir el cuerpo? MLC 41.4

Y mientras abundan estos males en el mundo, es demasiado frecuente que el evangelio se predique con tanta indiferencia que solo haga una débil impresión en la conciencia o en la conducta de los hombres. En todas partes hay corazones que claman por algo que no poseen.— El ministerio de curación, pp. 101, 102. (1905) MLC 42.1

Las ciudades en todo el mundo están llenas de delincuencia. En el mundo entero, las ciudades se vuelven semilleros del vicio. Por doquiera se ve y se oye el mal. En todas partes se encuentran incentivos a la sensualidad y la disipación. La marea de corrupción y crimen sube de continuo. Cada día se registran actos de violencia: robos, asesinatos, suicidios y crímenes inenarrables.— El ministerio de curación, p. 281. (1905) MLC 42.2

El aumento de la delincuencia es resultado del rechazo de Dios. Con rapidez y seguridad, y por causa del constante aumento de una impiedad osada, se está acumulando una culpabilidad casi general sobre los habitantes de las ciudades. La corrupción que prevalece supera la capacidad descriptiva de la pluma humana. Cada día nos comunica nuevas revelaciones de las contiendas, los cohechos y los fraudes; cada día nos trae aflictivas noticias de violencias e iniquidades, de la indiferencia hacia el sufrimiento humano, de una destrucción de vidas realmente brutal e infernal. Cada día atestigua del aumento de la locura, los homicidios y los suicidios. MLC 42.3

De un siglo al otro, Satanás procuró mantener a los hombres en la ignorancia acerca de los designios benéficos de Jehová. Procuró impedir que viesen las cosas grandes de la Ley de Dios: los principios de justicia, misericordia y amor que en ella se presentan. Los hombres se jactan de su maravilloso progreso y de la iluminación que reina en nuestra época; pero Dios ve la tierra llena de iniquidad y violencia. Los hombres declaran que la Ley de Dios ha sido abrogada, que la Biblia no es auténtica; y, como resultado, arrasa al mundo una marea de maldad como nunca ha habido desde los días de Noé y del apóstata Israel. La nobleza del alma, la amabilidad y la piedad se sacrifican a fin de satisfacer las codicias de cosas prohibidas. Los negros anales de los crímenes cometidos por amor a la ganancia bastan para helar la sangre y llenar el alma de horror. MLC 42.4

Nuestro Dios es un Dios de misericordia. Trata a los transgresores de su Ley con longanimidad y tierna compasión. Sin embargo, en esta época nuestra, cuando hombres y mujeres tienen tanta oportunidad de familiarizarse con la Ley divina según se revela en la Sagrada Escritura, el gran Príncipe del universo no puede contemplar con satisfacción a las ciudades impías, donde reinan la violencia y el crimen. Se está acercando rápidamente el momento en que acabará la tolerancia de Dios hacia aquellos que persisten en la desobediencia.- Profetas y reyes, pp. 204-206. (1917) MLC 43.1

La delincuencia de las ciudades aumenta continuamente.Los jóvenes de nuestras ciudades respiran la atmósfera impura y contaminada de la delincuencia. La influencia maligna luego es comunicada al campo, y toda la comunidad se contamina. Los gobernantes no son hombres de valor moral, sino que están bien provistos de los bienes de este mundo, y no tienen el deseo ni la inclinación de frenar el crecimiento de esta raíz de amargura que aumenta año a año, y que es fomentada y alimentada por esas publicaciones que se venden ahora en todas partes, y por esas historias y descripciones de las prácticas delictivas que se encuentran en los periódicos del día.- Manuscrito 13, 1895 (Manuscript Releases, t. 10, p. 226). MLC 43.2

Dios contempla con ternura a los malhechores juveniles. [Los adultos y otros jóvenes ven a los malhechores juveniles como] debilitados, arruinados, sin fuerza moral; desastres morales que comunican sus prácticas inicuas a los demás. El corazón de los padres está destrozado. Los hermanos, las hermanas y los parientes hablan de estas pobres almas como irremediables, pero Dios los contempla con... dolor y con ternura. MLC 44.1

Comprende todas las circunstancias que los han llevado a la tentación, que los han separado de Dios. ¿Cómo pueden, los jóvenes de esta generación, escapar del terrible deshonor de desperdiciar su herencia, dada por Dios, al vender sus derechos de la primogenitura como lo hizo Esaú...; al traicionar los intereses sagrados que se les confiaron para bendición de la humanidad? Se entregan a apetitos intemperantes y, mediante la codicia por obtener dinero, caen en prácticas deshonestas. MLC 44.2

Estas pobres almas necesitan conectarse con los principios bíblicos elevados y puros. Pero, primero, la obra de restauración debe iniciarse dándoles alimentos saludables, ropa limpia y proporcionándoles un lugar para asearse, y comenzarán a verse algunas chispas de gratitud. -Manuscrito 14a, 1897. MLC 44.3

El Juicio De Dios Sobre Las Ciudades

La transgresión de la Ley atrae los juicios de Dios. Estando en Loma Linda, California, el 16 de abril de 1906, pasó delante de mí una escena asombrosa. En una visión de la noche, yo estaba sobre una altura desde donde veía las casas sacudirse como el viento sacude los juncos. Los edificios, grandes y pequeños, se derrumbaban. Los sitios de recreo, los teatros, los hoteles y los palacios suntuosos eran conmovidos y derribados. Muchas vidas eran destruidas, y los lamentos de los heridos y aterrorizados llenaban el espacio. MLC 44.4

Los ángeles destructores, enviados por Dios, estaban obrando. Un simple toque, y los edificios, construidos tan sólidamente que los hombres los consideraban resguardados de todo peligro, quedaban reducidos a un montón de escombros. Ninguna seguridad había en parte alguna. Personalmente, no me sentía en peligro, pero no puedo describir las escenas terribles que se desarrollaron ante mi vista. Era como si la paciencia de Dios se hubiese agotado y hubiese llegado el día del Juicio. MLC 44.5

Entonces, el ángel que estaba a mi lado me dijo que muy pocas personas se dan cuenta de la maldad que reina hoy en el mundo, especialmente en las grandes ciudades. Declaró que el Señor ha fijado un tiempo en que su ira castigará a los transgresores por su persistente menoscabo de su Ley. MLC 45.1

Aunque terrible, la escena que pasó ante mis ojos no me hizo tanta impresión como las instrucciones que recibí en esa ocasión. El ángel que estaba a mi lado declaró que la soberanía de Dios y el carácter sagrado de su Ley deben ser manifestados a quienes rehúsan obstinadamente obedecer al Rey de reyes. Los que prefieran quedar infieles habrán de ser heridos por los juicios misericordiosos de Dios, a fin de que, si fuere posible, lleguen a percatarse de la culpabilidad de su conducta.- Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 76. (1909) MLC 45.2

La maldad no se limita a una ciudad específica. Consideremos la ciudad de San Francisco. ¿Qué fue lo que atrajo los juicios de Dios sobre esa ciudad? Leemos la respuesta en las revelaciones de corrupción que se han hecho sobre quienes ocupaban altos cargos. Por todos lados se descubre corrupción, ebriedad y robos. Y esta condición de debilidad no existe en San Francisco solamente. Los que tenemos la verdad comprendemos el significado de estas condiciones y acontecimientos. MLC 45.3

Estamos viviendo en la última noche de la historia de esta Tierra. ¿No es hora de que cada alma arregle su relación con Dios, a fin de desempeñar una parte individual para la edificación del Reino de Cristo? -Manuscrito 73, 1909 (Sermons and Talks, t. 2, pp. 314, 315). MLC 45.4

Las Noticias Alarmantes Dificultan La Evangelización Urbana

No deben darse anuncios alarmantes. No hace muchos años, un hermano que trabajaba en la ciudad de Nueva York publicó algunas noticias alarmantes con respecto a la destrucción de esa ciudad. Yo escribí inmediatamente a quien estaba a cargo de la obra allí, diciéndole que no era sabio publicar tales noticias; que ello haría surgir una excitación que resultaría en un movimiento fanático, y que esto perjudicaría la causa de Dios. Es suficiente presentar la verdad de la Palabra de Dios al pueblo. Las noticias alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra... MLC 46.1

¿De dónde vino la noticia de que yo declaré que Nueva York ha de ser barrida por una ola gigantesca? Nunca lo he dicho. Yo he dicho, cuando veía los grandes edificios levantarse allí, piso tras piso: “¡Qué terribles escenas ocurrirán cuando el Señor se levante para sacudir terriblemente la Tierra! Entonces se cumplirán las palabras de Apocalipsis 18:1 al 3”. Todo el capítulo 18 de Apocalipsis es una advertencia de lo que ha de suceder en la Tierra. Pero, yo no tengo luz en particular con respecto a lo que ha de venir sobre Nueva York, y lo único que sé es que algún día los grandes edificios de esa ciudad serán derribados por el poder trastornador de Dios. Por la luz que me ha sido dada, sé que la destrucción está en el mundo. Una palabra del Señor, un toque de su terrible poder, y estas masivas estructuras caerán. No podemos imaginarnos el carácter terrible de las escenas que sobrevendrán... MLC 46.2

Hay muchos con los cuales está luchando el Espíritu de Dios. El tiempo de los juicios destructivos de Dios es el tiempo de misericordia para aquellos que no tienen ninguna oportunidad de enterarse de la verdad. El Señor los considerará con ternura. Su corazón de misericordia es tocado; su mano está todavía extendida para salvar... MLC 46.3

Cuando estuve la última vez en Nueva York, fui llamada a presenciar de noche cómo se levantaban los edificios, piso sobre piso, hacia el cielo. Estos edificios tenían garantía contra el fuego y eran erigidos para glorificar a los propietarios. Estas estructuras se levantaban más y más alto, y en ellas se usaba el material más costoso... MLC 46.4

Mientras subían estos altos edificios, los propietarios se regocijaban, con un orgullo ambicioso, de que tenían dinero que invertir en glorificar el yo... Mucho del dinero que era invertido había sido obtenido por exacción, oprimiendo a los pobres. En los libros del cielo se guarda un registro de toda transacción comercial. Allí, se registra todo trato injusto, toda acción fraudulenta. Viene el tiempo en que los hombres, en su fraude y en su insolencia, llegarán a un punto del que el Señor no les permitirá pasar, y ellos sabrán que hay un límite a la tolerancia de Jehová. MLC 47.1

La escena que enseguida pasó delante de mí era de un fuego alarmante. Los hombres miraban los edificios elevadísimos, pretendidamente a prueba de fuego, y decían: “Están perfectamente seguros”. Pero, estos edificios eran consumidos como si estuviesen hechos de resina. Las bombas de incendio no podían hacer nada para detener la destrucción; los bomberos eran incapaces de hacerlas funcionar. Se me ha instruido en el sentido de que, cuando venga el tiempo del Señor, si no ha ocurrido un cambio en los corazones de los hombres orgullosos y de los ambiciosos seres humanos, hallarán que la mano que ha sido poderosa para salvar será poderosa para destruir. Ningún poder terrenal es capaz de detener la mano de Dios. Ningún material puede ser usado, en el levantamiento de edificios, que los preserve de la destrucción cuando llegue el tiempo señalado por Dios para mandar retribución a los hombres por su insolencia y el descuido de su Ley.- Notas biográficas de Elena G. de White, pp. 450-453. (1915; extractos de 1903, 1904, 1906.) MLC 47.2