Mensajera del Señor

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Tres presuposiciones básicas que obstaculizan la aceptación

Como vimos en los capítulos 41 al 43, las acusaciones y alegatos críticos hechos contra Elena de White descansan generalmente sobre ciertas presuposiciones mediante las cuales los críticos juzgan la validez de su ministerio: MDS 521.7

1. Aquellos que creen en alguna forma de inspiración verbal a menudo basan su crítica o rechazo en el cambio de una palabra o en una fecha cuestionable. 41 MDS 522.1

2. Aquellos que están comprometidos, consciente o inconscientemente, con ciertas doctrinas teológicas inadecuadas expuestas por algunos reformadores protestantes, rechazan aspectos claves de las enseñanzas de Elena de White sobre el plan de salvación. Aquellos que no creen que Cristo tiene dos fases específicas como Sumo Sacerdote después de su ascensión descartarán directamente su contribución a la doctrina adventista del santuario y probablemente su ministerio docente en general. 42 MDS 522.2

3. Aquellos que se sienten incómodos cuando se les reprende el pecado. 43 Cuando una persona cae en cualquiera de estas tres categorías, la respuesta habitual es la misma que la que dan aquellos que no aceptan la Biblia como revelación divina: ”No tiene sentido para mí”. Para aquellos que están motivados por la terquedad y el orgullo de opinión, oír el llamado de Dios a confiar en el mensaje cuando la mensajera comete errores humanos no tiene sentido. MDS 522.3

Para aquellos que están así motivados, oír que Dios llama a la gente a apartarse de la comprensión teológica convencional e ir contra la corriente de un vasto conjunto de estudiantes convencionales de la Biblia, no tiene sentido. MDS 522.4

Para aquellos que están así motivados, oír que Dios llama a los seres humanos a renunciar al orgullo de su opinión, a la seguridad de estar siempre “en control” de sus vidas, y a su confianza en los símbolos de nivel social por los cuales han establecido su “valor” y por los que son elogiados, no tiene sentido. MDS 522.5

Para los pecadores orgullosos, independientes, las Bienaventuranzas (Mat. 5) no tienen sentido. Ni tampoco la invitación de Jesús: “Si alguno quiere venir en pos de mí, nié guese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mar. 8:34), tiene sentido. MDS 522.6

Cambiar por un nuevo Amo el deseo de uno de ser el juez final sobre qué es mejor en la vida sólo tiene sentido después que una per sona se ha rendido a Cristo. Verse a uno mismo por lo que uno realmente es, es una experiencia fundamental que cambia la vida y que conduce a un pecador a convertirse en un hijo o una hija de Dios agradecido y sumiso. Sólo después de esta profunda entrega a los planes de Dios para la vida de uno, tendrán sentido los planes divinos. MDS 522.7

En otras palabras, renunciar a lo que parece ser seguridad humana para llegar a ser un discípulo de Jesús es contrario al sentido común de un incrédulo. Es por esto que Dios nos da un “sentido supercomún” a través de su Espíritu Santo cuando nos coloca en ese lugar en donde “vemos” la vida correctamente. MDS 522.8

Después que penetra profundamente la verdad acerca de nosotros mismos y del plan de Dios, cualquier otra cosa que Dios trate de decimos tiene sentido. Entonces tiene sentido el peso de la evidencia. Sólo entonces el peso de la evidencia parece equivalente al sentido común. 44 MDS 522.9