Mensajera del Señor

El juicio de Israel Dammon

El lunes 17 de febrero de 1845, Israel Dammon, uno de los ex dirigentes milleritas, se encontraba ante un tribunal en Dover, Maine, por perturbar la paz. 33 La ocasión inmediata del cargo tuvo lugar un sábado de noche (15 de febrero) en una reunión de aproximadamente cincuenta personas en el pueblo cercano de Atkinson. Habían venido visitantes desde Exeter, Garland y Orrington, todos buscando consuelo y algún significado de su chasco reciente ocurrido sólo cuatro meses atrás. El líder aparente en esa noche era Israel Dammon, de Exeter, un ex capitán de marina. MDS 473.6

Los adventistas del séptimo día se interesan en este juicio aparentemente insignificante poique, en la reunión del sábado de noche, estuvieron presentes el joven Jaime White (23) y Elena Harmon (17). Ni Jaime ni Elena estaban sometidos ajuicio, ni asistieron a él. Fueron mencionados incidentalmente por nombre, pero no fueron acusados de ninguno de los excesos que prevalecieron ese sábado de noche. MDS 473.7

¿Qué hacían Jaime White y Elena Harmon en esa reunión de Atkinson en la que gatear, rodar por el piso, darse besos “santos” entre personas de diferente sexo, poner énfasis en el ocio, gritar, etc., fueron parte de los eventos en esa larga reunión? 34 MDS 473.8

Poco después de su primera visión en diciembre de 1844, Elena recibió la instrucción de relatar su visión a otros, especialmente a los chasqueados ex milleritas. 35 Su salud era excesivamente pobre; estaba devastada por la tuberculosis, caminaba a duras penas, y se hallaba “marcada para la tumba ”.36 No sólo era tímida por naturaleza sino que rehuía relatar su visión en un tiempo cuando otros visionarios se sumaban al fanatismo de comienzos de 1845. 37 MDS 473.9

Pero ella fue, primero a Poland, Maine, luego a Orrington (donde más tarde recordó su primer encuentro con Jaime White), después a Garland, Exeter, Atkinson, y luego a su casa haciendo escalas en Palmyra y Topsham. En Exeter, en la casa de Israel Dammon, Elena tuvo su siguiente visión significativa “de Jesús levantándose de su trono de Mediador y yendo al lugar santísimo como el Esposo para recibir su reino”. 38 Esta visión fue sumamente oportuna porque ayudó a ciertos ex milleritas a ver más allá de su “espiritualización”del evento del 22 de octubre de 1844; esto es, que la segunda venida no fue la llegada de Jesús a sus corazones y, por lo tanto, que sus experiencias religiosas (fana- tismo) no eran el testimonio que confirmaba la segunda venida. Se les dijo a estos pequeños grupos que no alegorizasen o espiritualizasen las grandes verdades bíblicas, que Dios y el cielo eran ciertamente reales, que el lugar “más santo de todos” no estaba en sus corazones sino en el cielo donde Jesús actuaba ahora como el Sumo Sacerdote y de donde volvería con sus ángeles en la verdadera segunda venida. MDS 473.10

Oír todo esto de una adolescente muy enferma, la “más débil de los débiles”, no fue al principio muy convincente para muchos de aquellos que sentían gran satisfacción en sus diversas interpretaciones de la Escritura y en sus experiencias emocionales. Elena de White recordó que “sentí una pesada carga, de la cual no pude obtener alivio hasta tanto que relaté lo que me había sido revelado acerca de algunos fanáticos circunstantes. Declaré que estas personas se engañaban al creer que las animaba el Espíritu de Dios. Mi testimonio les fue muy desagradable, a ellas y a los que simpatizaban con ellas”. 39 MDS 474.1

Estas reuniones en Maine fueron los lugares a los que Dios envió específicamente a Elena Harmon, principalmente porque “estos partidarios de la posición de la ‘puerta cerrada’ eran los únicos que la escucharían”. 40Ella conocía la consagración y la devoción de estos chasqueados milleritas que habían manifestado su fervor sólo un corto tiempo antes, en 1843 y 1844. Ella escribió más tarde: “Esas personas eran nuestros hermanos amados, y anhelábamos ayudarlos. Fui a sus reuniones. Había mucha excitación, con ruidos y confusión... Algunos parecían estar en visión y caían al suelo. Otros saltaban, danzaban y gritaban. Declaraban que como tenían la carne purificada, estaban listos para la traslación. Repetían esto una vez tras otra... Habían ido tan lejos con sus ideas extremistas, que se habían convertido en un baldón para la preciosa causa de Dios. Se arrepintieron profundamente, y algunos de ellos llegaron a figurar más tarde entre nuestros hombres y mujeres más dignos de confianza. Pero hubo otros que de ahí en adelante anduvieron en aflicción”.41 MDS 474.2

Tal fue el marco de fondo de esta reunion en Atkinson donde Dios le ordenó a Elena Harmon que relatase su primera visión de diciembre de 1844 (tal vez que relatase también su segunda visión, la que vino sólo días antes de la reunión de Atkinson). A su alrededor había evidencias de fanatismo; pero su presencia era en respuesta al deber, no un respaldo a la conducta del grupo. MDS 474.3

¿Qué conclusión debiéramos extraer de la observación que Elena Harmon instó a algunos a bautizarse esa noche o que si no irían “al infierno”? No sabemos si ésta fue la interpretación hecha por sus oyentes de lo que ella realmente dijo, o si ella usó estas palabras. En ese tiempo Elena no creía en el infierno como un lugar de fuego “eterno”.42 Si ella dijo que los incrédulos se “perderían”, la mayoría de los cristianos de ese grupo habrían interpretado que eso significaba que irían “al infierno, a un infierno que ardía eternamente”. Por todo esto parece evidente que Elena Harmon era una joven ganadora de almas, que después del 22 de octubre de 1844 procuraba lograr conversiones. MDS 474.4

¿Qué ocurrió con Israel Dammon? Los registros indican que un tiempo más tarde Elena de White se encontró con Dammon en Garland, Maine. En una carta a J. N. Loughborough en 1874, ella mencionó a Dammon y se refirió al fanatismo en Maine como “una temible mancha... traída sobre la causa de Dios que traspasaría el nombre de los adventistas como la lepra”. Ella describió cómo daba un ‘testimonio decidido contra él [el fanatismo] doquiera que lo encontraba”. Entonces hizo referencia a Dammon y a su grupo indicando que estaban “en error y engaño”. Dammon, escribió ella, “tuvo las evidencias más positivas de que las visiones eran de Dios. Llegó a ser mi enemigo sólo porque yo di un testimonio en el que reprendía sus errores y su conducta fanática que hería la causa de Dios” 43 MDS 474.5