Mensajera del Señor

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Capitulo 34— Hermenéutica/3
Reglas Básicas de Interpretación —Externas

“Muchos hombres toman los testimonios que el Señor ha dado y los aplican como suponen que debieran ser aplicados, extrayendo una cláusula aquí y otra allí, sacándola de su contexto adecuado y aplicándola de acuerdo con sus ideas. Así quedan perplejas las pobres almas, cuando podrían leer a fin de que en todo lo que ha sido dado pudieran ver la verdadera aplicación y no se confundieran” .1 MDS 394.1

Ocho reglas básicas de interpretación que abarcan un contexto más amplio de un documento incluirían: MDS 394.2

Regla Uno: Incluya todo lo que el profeta ha dicho sobre el tema bajo discusión antes de llegar a una conclusión.2 MDS 394.3

Esta regla parece obvia; sin embargo, probablemente es la primera razón por la que reina confusión cuando las personas no están de acuerdo entre sí. ¿Cuál es la razón? La mayoría de las personas sólo ven lo que quieren ver. Este simple hecho influye en la mayoría de las investigaciones, ya sea en astrofísica, medicina, política o teología. Desafortunadamente, pocas personas lo admitirán. Llamamos a este fenómeno la fijación del paradigma o el problema de las presuposiciones.3 Especialmente al estudiar la Biblia, ¡nada parece más difícil para la mayoría de las personas que examinar todos los hechos! Esta dificultad no se debe a que la capacidad de pensar de una persona sea deficiente. La dificultad que separa a los pensadores que examinan la misma información es que sus presuposiciones son diferentes, presuposiciones no sólo de la cabeza sino del corazón. MDS 394.4

Más a menudo las presuposiciones llevan a los estudiantes a “ver” sólo lo que desean ver, por lo que pasan por alto la extensión total de lo que un escritor ha escrito sobre un tema particular. Estos paradigmas o patrones controlan la mente en lo que ésta desea ver, y el corazón en lo que éste desea creer. Anteriormente 4 calificamos este fenómeno como “actitud”. Estas actitudes profundas, a menudo no expresadas, determinan muy frecuentemente las conclusiones a las que uno llega.5 MDS 394.5

Después de reconocer esta nube flotante de presuposiciones (paradigmas o cosmovisión) que cada estudiante debiera admitir, el siguiente desafío es examinar todo lo que una persona ha dicho o escrito sobre el tema bajo discusión. Sólo de esta manera el escritor (u orador) puede ser tratado en forma justa. MDS 394.6

Muchos eruditos bíblicos a lo largo de los siglos han aceptado el principio de Isaías: “La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá” (cap. 28:13). La aceptación de este principio presupone que la Biblia contiene un desarrollo unificado, armonioso, de los mensajes de Dios para los seres humanos. Pero este principio no enseña que todos los textos son igualmente claros, o que el significado de un versículo puede entenderse aparte del contexto de ese versículo. El mensaje total de la Biblia (o de cualquier otro libro o autor) provee el contexto final para el significado de cualquier “precepto” o “línea” en particular. MDS 394.7

El mismo principio se aplica a los escritos de Elena de White. Ella explicó a menudo: “Los testimonios mismos serán la clave que explicará los mensajes dados, a medida que se explique un texto con otro”.6 MDS 394.8

Ella creía que sus escritos eran consecuentes y armoniosos desde el comienzo hasta el fin, y que revelaban “una cadena recta de verdad sin una sola sentencia herética”.7 Esta es una declaración notable para que la haga cualquier autor, especialmente alguien que ha estado escribiendo durante más de sesenta años. 8 MDS 395.1

La Sra. White no escribió nada sobre algunos temas que muchos consideran importantes hoy día. Las películas, los programas de televisión y radio, el aborto, la cremación, los trasplantes de órganos, etc., no eran temas corrientes en su tiempo. MDS 395.2