Mensajera del Señor

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La enseñanza reemplazó a la profecía

Pueden ofrecerse por lo menos dos respuestas razonables: MDS 22.7

(1) Los excesos de los montañistas en la última mitad del siglo II d.C., quienes comenzaron bien recriminando a las iglesias por su negligencia y falta de celo, pero que se “desenfrenaron” en sus interpretaciones proféticas. “Pronto los profetas cristianos dejaron de existir como una clase separada en la organización de la iglesia”. 32 MDS 22.8

(2) El surgimiento del sacerdotalismo (el surgimiento del sacerdocio como los principales mediadores entre Dios y la raza humana) y la institucionalización de los “santos” canonizados suplantaron la voz del profeta como un elemento visible en la vida de la iglesia. 33 MDS 22.9

Pero, aunque la iglesia institucional se deslizó en la edad del oscurantismo, los do nes espirituales estuvieron presentes doquiera el Evangelio se proclamaba fielmente. No cesaron por completo. Una de las razones por la que sabemos tan poco sobre este período relativamente silencioso respecto al don de profecía, puede ser simplemente porque los escritores en la iglesia institucionalizada re chazaron los dones espirituales y persiguieron a sus recipientes. Pero el registro de ese largo período existe: “La historia del pueblo de Dios durante los siglos de oscuridad que siguieron a la supremacía de Roma, está escrita en el cielo, aunque ocupa escaso lugar en las crónicas de la humanidad”. 34 MDS 22.10