Mensajera del Señor

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La voz, no siempre bienvenida

Afirmar que los detractores de Elena de White eran sólo los disidentes, los dirigentes carismáticos que reavivaron errores teológicos una vez olvidados, o los predicadores en las iglesias populares sería escribir nuevamente la historia. El consejo, y a voces la reprensión, no siempre son bienvenidos, no importa a quién se den. Si ella hubiera ofrecido solamente alabanzas, habría sido aclamada como la portadora de un buen juicio singular. Pero ella compartió la carga de los genuinos profetas de las Escrituras. MDS 232.11

Desde los primeros días de su ministerio profético ella tuvo que contender con hombres y mujeres obstinados cuyos motivos egocéntricos y puntos de vista no autorizados por la Biblia debían denunciarse. 24 MDS 232.12

En 1869, teniendo 41 años, Elena de White tuvo nuevamente que contender con la calumnia, los rumores y la desinformación. Al rememorar las giras que hacía por los campestres, ella escribió: “Las mentiras de absoluta malicia y enemistad, la pura fabricación de iniquidad expresada y puesta en circulación para derrotar la proclamación de la verdad, eran impotentes para afectar las mentes de aquellos que estaban realmente deseosos de saber qué es la verdad. No dudaba ni por un momento que el Señor me había enviado para que las almas honestas que habían sido engañadas pudieran tener una oportunidad para oír por sí mismas qué clase de espíritu poseía la mujer que había sido presentada al público bajo una luz tan falsa a fin de que la verdad no tuviera ningún efecto ”. MDS 232.13

En esa carta ella destacó un punto que es siempre relevante: “Ninguno está obligado a creer. Dios da suficiente evidencia para que todos puedan decidir bajo el peso de la evidencia, pero nunca ha quitado ni nunca quitará toda ocasión [oportunidad] para dudar, nunca forzará la fe”. 25 MDS 232.14

Más tarde, en octubre de 1869, los ataques maliciosos fueron tan prominentes que se nombró un comité de dirigentes, integrado por J. N. Andrews, G. H. Bell y Uriah Smith, para investigar las acusaciones lanzadas contra Jaime y Elena White. El comité pidió todas las evidencias que pudieran reunirse para sustanciar los alegatos. MDS 233.1

Tras la abierta invitación del comité, unas pocas semanas más tarde los White también solicitaron en la contratapa de la Review: “Sugerimos que aquellos que saben de cosas en la conducta general de la Sra. White y mía, durante el período de nuestras labores públicas, que son dignas de ser expuestas, o indignas de cristianos y de maestros del pueblo, que sean tan amables de darlas a conocer inmediatamente a la oficina”. 26 MDS 233.2

El 26 de abril de 1870, el informe en forma de panfleto estaba listo para su distribución. Los miembros de iglesia de todas partes tenían ahora en sus manos la evidencia que probaba que las calumnias, rumores y desinformación carecían de fundamento. El informe no fue impugnado. MDS 233.3

En la Review, comenzando a fines de 1869 y siguiendo hasta bien avanzado el año 1870, Jaime White escribió 25 artículos en la primera página sobre “Nuestra Fe y Esperanza, o Razones por las que Creemos como lo Hacemos”. J. N. Andrews, entonces director de la Review, continuó con un editorial de veinte proposiciones respecto al uso de las visiones de Elena de White. MDS 233.4

Andrews escribió lo siguiente sobre el uso de los escritos de Elena de White como una “prueba”: “Existen... hombres que en la providencia de Dios tienen una oportunidad de familiarizarse con la obra especial del Espíritu de Dios, de modo que reconocerán que su luz es clara, convincente y satisfactoria. Consideramos que para tales personas los dones del Espíritu son claramente una prueba”. 27 MDS 233.5

En 1880 se publicó el Testimonio N.° 29. 28 Mucho del consejo estaba dirigido al gueto adventista en desarrollo en Battle Creek. Algunos de los miembros de la iglesia de Battle Creek, que no estaban dispuestos a aceptar los reproches y el desafio, acudieron a los periódicos locales para expresar sus senti- MDS 233.6

Battle Creek, como también en Lansing, Chicago y Detroit, junto con los ciudadanos de Battle Creek, pudieron también leer los escrutadores mensajes de Elena de White. Y los periódicos aman los conflictos. MDS 233.7

Uriah Smith pidió al Journal de Battle Creek que tuviese la cortesía de imprimir una réplica, lo cual fue concedido, para exponer algunas de las mentiras. Pocos días más tarde, el corresponsal Henry Willis escribió en el Journal: “Quisiera que todas las otras creencias religiosas en Battle Creek fueran tan leales a la moralidad como la Sra. White y sus adherentes. Entonces no tendríamos guaridas infames del vicio, ni negocios que ofrecen bebidas alcohólicas, ni locales que venden tabaco, ni infiernos con juegos de azar; ni aire contaminado con los vapores del licor o el humo de ese mortal destructor del hombre, el tabaco”. 29 MDS 233.8

En 1883, al notar que Uriah Smith y otros parecían tener una actitud indiferente hacia su trabajo, Elena de White pidió una reunión con los empleados de la casa publicadora. 30 MDS 233.9

Más tarde ella informó parcialmente las observaciones que hizo en esa reunión del 20 de agosto: “Se pondrán en circulación los informes más extravagantes, incongruentes, respecto a mi posición, mi trabajo y mis escritos. Pero aquellos que han tenido una experiencia en este mensaje y que han llegado a familiarizarse con el carácter de mi obra, no serán afectados por esas cosas a menos que se aparten de Dios y se corrompan por el espíritu del mundo. Algunos serán engañados a causa de su propia infidelidad. Quieren creer una mentira. Algunos han traicionado responsabilidades sagradas, importantes, y esta es la razón por la que vagan por los laberintos de la duda... Hay algunos que incluso están vinculados con nuestras instituciones que corren gran peligro que su fe naufrague... Satanás obrará en forma encubierta, en su mane ra más engañosa, en estas ramas de la obra de Dios... MDS 233.10

“Durante cuarenta años Satanás ha hecho sus esfuerzos más decididos para interceptar este testimonio a fin de que no llegue a la iglesia; pero ha continuado año tras año para advertir al errante, desenmascarar al engañador y animar al desalentado. Mi confianza está en Dios”. 31 MDS 234.1