Mensajera del Señor

Salvación por la fe: 1888

Casi ocho años después de la notable sesión de la Asociación General de 1888, en Minneapolis, Minnesota, Elena de White resumió los temas teológicos cruciales involucrados en los mensajes que ella, E. J. Waggoner y A. T. Jones presentaron en esa ocasión. En un testimonio franco dirigido a la membresía de la iglesia de Battle Creek, ella escribió que muchos todavía “despreciaban ” la esencia del mensaje del tercer ángel porque “odiaban la luz ”. MDS 195.3

En este testimonio y en muchos otros, la Sra. White realzó las presentaciones hechas por Waggoner y Jones como “un preciosísimo mensaje ” que “en su gran misericordia el Señor envió ” a su pueblo. Resumió sucintamente este “preciosísimo mensaje ”: “Presentaba la justificación por la fe en el Garante; invitaba a la gente a recibir la justificación de Cristo, que se manifiesta en la obediencia a todos los mandamientos de Dios. Muchos habían perdido de vista a Jesús. Necesitaban dirigir sus ojos a su divina persona, a sus méritos, a su amor inalterable por la familia humana. Todo el poder es colocado en sus manos, y él puede dispensar ricos dones a los hombres, impartiendo el inapreciable don de su propia justicia al desvalido agente humano. Este es el mensaje que Dios ordenó que fuera dado al mundo. Es el mensaje del tercer ángel, que ha de ser proclamado en alta voz y acompañado por el abundante derramamiento de su Espíritu... MDS 195.4

“El mensaje del Evangelio de su gracia tenía que ser dado a la iglesia con contornos claros y distintos, para que el mundo no siguiera afirmando que los adventistas del séptimo día hablan mucho de la ley, pero no predican a Cristo, ni creen en él... MDS 195.5

“Este es el testimonio que debe circular por toda la longitud y la anchura del mundo. Presenta la ley y el Evangelio, vinculando ambas cosas en un conjunto perfecto... Estos [los hijos de Dios] no tienen una mera fe nominal, una teoría de la verdad, una religión legal sino que su fe tiene un propósito, el de apropiarse de los ricos dones de Dios... ” MDS 195.6

Elena de White cerró su vigoroso testimonio con estas palabras gráficas: ”No tengo un mensaje suave para presentar a aquellos que han sido por tanto tiempo como falsos postes indicadores que señalan el camino equivocado. Si rechazáis a los mensajeros designados por Cristo, rechazáis a Cristo ”. 9 MDS 195.7

En términos generales, ¿cuál era el problema en Battle Creek? Con todos los sacrificios personales que habían hecho por la causa tan cercana a su corazón, los fieles y esforzados dirigentes de la iglesia todavía no entendían plenamente el Evangelio. Ella les dijo que había muy poca o ninguna esperanza para ellos si continuaban despreciando ”esta gloriosa oferta de justificación por medio de la sangre de Cristo, y de santificación mediante el poder purificador del Espíritu Santo ”. 10 MDS 195.8

Sin Elena de White los mensajes de Jones y Waggoner habrían sido aplastados y la his- toria de la Iglesia Adventista del Séptimo Día habría sido drásticamente diferente después del congreso de 1888 de lo que es ahora. Ese congreso representó uno de los momentos más difíciles de su extenso y arduo ministerio, “la lucha más difícil e incomprensible que jamás hayamos tenido en nuestro pueblo”. 11 MDS 195.9

Tras ser “desairada en la sede de la Asociación General ”, la Sra. White, junto con Waggoner y Jones, llevó la visión refrescante de una comprensión plena de la justificación por la fe a las iglesias de toda Norteamérica, primero en el circuito de los campestres y más tarde en los centros institucionales. Las experiencias en Ottawa, Kansas y en South Lancaster, Massachusetts, fueron especialmente memorables, y sus mensajes en esas ocasiones continúan siendo instructivos hasta el día de hoy”. 12 MDS 196.1

¿Cuáles fueron los principales asuntos y los mayores problemas que se debatieron? Los asuntos eran teológicos y los problemas eran actitudes. En 1890, en ocasión del instituto ministerial realizado en Battle Creek, Elena de White resumió las cuestiones teológicas en lo que actualmente conocemos como Manuscrito 36,1890. En este documento ella usó liberalmente la elipse de la verdad al atravesar aguas teológicas profundas.13 MDS 196.2

Para destacar un principio básico del Evangelio, ella dijo: “Que este punto esté plenamente claro en cada mente: Si aceptamos a Cristo como Redentor, debemos aceptarlo como nuestro Soberano”. Sólo podemos reclamar la certeza cristiana cuando “lo reconocemos como nuestro Rey y somos obedientes a sus mandamientos”. MDS 196.3

Ella bosquejó claramente las debilidades que hay en el mundo religioso respecto a los principios básicos del Evangelio: “Mientras una clase pervierte la doctrina de la justifica ción por la fe y deja de cumplir con las condiciones formuladas en la Palabra de Dios—Si me amáis, guardad mis mandamientos”—, igualmente cometen un error semejante los que pretenden creer y obedecer los mandamientos de Dios pero se colocan en oposición a los preciosos rayos de luz—nuevos para ellos— que se reflejan desde la cruz del Calvario. La primera clase no ve las cosas maravillosas que tiene la ley de Dios para todos los que son hacedores de su Palabra. Los otros cavilan sobre trivialidades y descuidan las cuestiones de más peso—la misericordia y el amor de Dios... MDS 196.4

“Por un lado, los religiosos extremistas en general han divorciado la ley del Evangelio, mientras nosotros, por el otro lado, casi hemos hecho lo mismo desde otro punto de vista. No hemos levantado delante de la gente la justicia de Cristo y el pleno significado de su gran plan de redención. Hemos dejado a un lado a Cristo y su incomparable amor, introducido teorías y razonamientos, y predicado discursos argumentativos”. 14 MDS 196.5

La cuestión básica eu 1888 era cómo comprender la plenitud de la verdad del Evangelio según se refleja en las palabras de Juan de que el pueblo de Dios al fin del tiempo guardaría “los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12). 15 MDS 196.6

Los adventistas ortodoxos entendían claramente las exigencias de los mandamientos de Dios realzadas en forma especial en el mandamiento del día de reposo. Pero, como ocurre a menudo en la historia cristiana, puede ser que el pensamiento correcto no vaya siempre unido a un claro compromiso de fe en Cristo, quien es el único que puede salvarlo a uno de la culpa y el poder del pecado. Por lo general, los adventistas, en su fervor por proclamar la ley de Dios que había sido descuidada, tendían a dejar a Cristo fuera de su ley. Muchos predicaban sermones sin Cristo, por lo que representaban mal lo que significaba tener “la fe de Jesús“ (Apoc. 14:12). 16 MDS 196.7

Parte del problema surgió porque los adventistas veían en el mundo religioso en general el peligro del antinomianismo (la creencia de que la fe, como asentimiento mental, es suficiente y que la obediencia a la ley es legalismo). 17 Conceptos espurios de justificación y santificación permeaban varias denominaciones. Muchos adventistas pensaban que Jones y Waggoner representaban una hendidura en la puerta que conduciría a esos errores generalizados. MDS 196.8

Sin embargo, Elena de White superó los temores de ambos lados del conflicto al hacer claro que el Evangelio es la unión de la ley (incluyendo el sábado) y la gracia, de la absolución y el poder, del perdón y la purificación. Ella traspuso el argumento teológico por encima del callejón sin salida convencional de “la una o Ja otra” al nivel de “ambas/y” (esto es, las dos, la ley y la gracia). Colocó esta sólida comprensión bíblica dentro de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14. Al concentrarse en esta recuperación adventista del “Evangelio eterno” (Apoc. 14:6), ella clarificó el mensaje inequívoco de la Iglesia Adventista. Esta profunda unificación de lo que había estado dividiendo al mundo religioso durante siglos y específicamente a la Iglesia Adventista, fue su contribución extraordinaria a la crisis de 1888 sobre la salvación por la fe. Además de eso, sus mensajes demostraron claramente que este “preciosísimo mensaje” no era una mera recuperación de un relieve teológico del siglo XVI, ni un préstamo hecho a un énfasis metodista del siglo XIX, como lo representó la obra de Hannah Whitall Smith, The Christian ’s Secret of a Happy Life. MDS 196.9

¿Las presentaciones de Waggoner y Jones fueron luz nueva para Elena de White? Por lo general, no, como uno puede descubrirlo al leer sus mensajes anteriores a 1888. 18 Ella declaró en varias ocasiones que estas grandes verdades habían sido “impresas indeleblemente en mi mente por el Espíritu de Dios” y que habían sido “presentadas en los testimonios vez tras vez”. 19 MDS 197.1

Pero ella vio ciertos aspectos del “preciosísimo mensaje” como algo nuevo, oportuno y que formaba parte de la luz creciente que ella llamaba “la verdad presente”: “No se ha comprendido la importancia que tiene la obra peculiar del tercer ángel. Dios quería que sus hijos adelantasen mucho más de lo que han adelantado hasta hoy... No concuerda con la orden de Dios que nuestro pueblo haya sido privado de la luz, la verdad presente que necesita para este tiempo. No todos nuestros ministros que están dando el mensaje del tercer ángel comprenden realmente lo que constituye este mensaje”. 20 MDS 197.2

Podría haberse argumentado durante este periodo difícil que si la Sra. White hubiese sido más específica respecto, por ejemplo, al significado preciso de Gálatas 3, el conflicto se habría resuelto rápidamente. En realidad, durante más de un año ella buscó en vano materiales que había escrito sobre el tema. Hasta suscitó la pregunta en un sermón en la sesión del congreso de la Asociación General de 1888: “¿Por qué sucedió que perdí el manuscrito y por dos años no lo pude encontrar? Dios tiene un propósito en esto. Quiere que acudamos a la Biblia y obtengamos la evidencia de la Escritura”. 21 MDS 197.3

Los delegados de 1888 vieron aquí prevalecer nuevamente el principio, como había ocurrido desde el comienzo del ministerio de Elena de White: primero, estudio de la Biblia y luego confirmación mediante la revelación divina. En Minneapolis ella instó a que se hiciese un estudio cuidadoso de la Biblia con un espíritu cortés, convocando a “ambos lados de la cuestión, a todos los que querían que la verdad, la verdad bíblica, fuese expuesta a la gente”. 22 Dijo además: “No puedo definir mi posición en ninguno de los dos lados hasta que haya estudiado la cuestión [la ley en Gálatas] ”. 23 MDS 197.4