Mensajera del Señor

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Capitulo 16—Elena G. de White se Considera a Sí Misma una Mensajera

“Durante medio siglo he sido la mensajera del Señor, y mientras siga viviendo seguiré llevando los mensajes que Dios me dé para su pueblo”. 1 MDS 170.1

La autopercepcióti que Elena de White tenía de su misión determinó de qué manera ella estableció prioridades en su vida personal y cuán decididamente llevaría su mensaje al mundo. Ella se consideró a sí misma como un “frágil instrumento... un canal para la comunicación de la luz”. 2 En una declaración ante 2.500 personas (no todas miembros de iglesia) en el Tabernáculo de Battle Creek el domingo 2 de octubre de 1904, ella dijo: “Como dije ayer [una reunión del sábado], no soy una profetisa. No pretendo ser una dirigente; pretendo ser simplemente una mensajera de Dios, y esto es todo lo que alguna vez he pretendido”. 3 MDS 170.2

Naturalmente algunos tomaron esto y lo pregonaron como una confesión de que al fin y al cabo la dirigente adventista no era una profetisa. Pero Elena de White quena aclarar un malentendido común de lo que un profeta es y lo que no es. Si los profetas primaria mente predicen eventos, ella quería que la gente comprendiese que esa definición no se aplicaba a su papel como mensajera de Dios. 4 MDS 170.3

Ella contestó las inquietudes tanto de adventistas como de no adventistas cuando dijo: “Nunca he pretendido ser profetisa. Si otros me llaman así, no les discuto. Pero mi obra ha abarcado tantos aspectos, que no puedo llamarme sino mensajera, enviada para dar un mensaje del Señor a su pueblo y para ocuparme de cualquier actividad que él me señale”. 5 MDS 170.4

Ella era consciente de que estaba en la corriente histórica del sistema de comunicación de Dios a través de los profetas y las profetisas: “En los tiempos antiguos, Dios habló a los hombres por la boca de los profetas y apóstoles. En estos días les habla por los Testimonios de su Espíritu. Nunca hubo un tiempo en que Dios instruyera a su pueblo más fervientemente de lo que lo instruye ahora acerca de su voluntad y de la conducta que quiere que siga”. 6 MDS 170.5