Mensajera del Señor

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Ayudantes editoriales

A fin de mantenerse al día con la incesante demanda de artículos y libros, Elena de White formó, con el tiempo, una eficiente organización de un equipo de ayudantes editoriales pagados y no pagados. En los primeros años, Jaime fue su muy capaz ayudante y estaba siempre dispuesto a preparar material para su publicación. 10 MDS 109.8

La sola idea de que un profeta necesite “asistencia” editorial ha resultado para algunos un pensamiento nuevo en años recientes. Pero al considerar el volumen de material que Elena de White se había comprometido a escribir, 11 sus contemporáneos sabían cuán necesarios eran sus ayudantes literarios. MDS 109.9

Aquellos que se sienten perturbados porque el profeta hace uso de ayudantes a menudo tienen una comprensión deficiente de la manera como Dios habla a los seres humanos. Creen que las personas inspiradas, incluyendo a la Sra. White, escribían en forma mecánica y exacta, palabra por palabra, lo que Dios había hablado o revelado. 12 Algunos esperan infalibilidad de parte de Elena de White, así como la esperan de los escritores bíblicos. En la página 421 se analizará lo que la propia Sra. White entendía acerca de la manera como ocurre la revelación/inspiración. MDS 109.10

Elena de White empleó ayudantes literarios por las mismas razones que lo hicieron los escritores bíblicos. Ella reconocía sus propias limitaciones de tiempo y de habilidades literarias. En 1873 escribió en su diario: “Mi mente está llegando a conclusiones extrañas. Estoy pensando que debo poner a un lado mis escri- tos en los cuales me he complacido tanto, y ver si puedo llegar a ser una persona letrada. No soy experta en gramática. Trataré, si el Señor me ayuda a los 45 años de edad, de llegar a ser una mujer versada en la ciencia. Dios me ayudará. Creo que lo hará”. 13 MDS 109.11

A menudo era interrumpida cuando escribía y esto hacía que el texto quedase enredado. Al comentar sobre esta necesidad de ayuda editorial, ella escribió: “Escribiendo tanto como lo hago, no es de sorprenderse si algunas oraciones quedan inconclusas”. 14 MDS 110.1

En una carta a G. A. Irwin, presidente de la Asociación General, Willie White notó que su madre buscaba ayuda literaria porque reconocía la calidad despareja de sus escritos: “A veces cuando la mente de mamá está descansada y libre de preocupaciones, los pensamientos son presentados en un lenguaje que no sólo es claro y vigoroso, sino hermoso y correcto: y a veces cuando está cansada y agobiada con pesadas cargas de ansiedad, o cuando el tema es difícil de exponer, hay repeticiones y frases incorrectas”. MDS 110.2

Describió además las pautas que su madre les fijó a sus ayudantes literarios: “A los copistas de mamá se les confía el trabajo de corregir los errores gramaticales, eliminar las repeticiones innecesarias, y agrupar párrafos y secciones en su mejor orden... Los empleados de experiencia de mamá, como las hermanas Davis, Burnham, Bolton, Peck y Hare, que están muy familiarizados con sus escritos, están autorizados a tomar una oración, un párrafo o una sección de un manuscrito e incorporarlo a otro manuscrito donde se expresaba el mismo pensamiento pero no tan claramente. Pero ninguno de los empleados de mamá tienen autorización para agregar material a los manuscritos introduciendo pensamientos propios”. 15 MDS 110.3

En 1881 Willie ya prestaba servicios como el coordinador editorial de los ayudantes literarios de su madre. 16 Debido a que Elena de White estaba viajando o escribiendo material nuevo la mayor parte del tiempo, decidió no involucrarse en detalles editoriales. Sabía que revisaría todos los documentos antes de que fuesen publicados a menos que ella diese, ocasionalmente, permiso específico a un director de revista para condensar el texto a fin de que se adecuase al espacio. Los registros muestran que ellos hicieron pocos cambios. MDS 110.4

Se elaboró una “jerarquía de responsabilidades”. Por ejemplo, para trabajos editoriales menores, Marian Davis estaba autorizada para tomar decisiones por sí misma; las preguntas más difíciles eran sometidas a W. C. White. Elena de White haría las decisiones finales en cuanto a cambios editoriales después que tanto William como Marian hubiesen hecho su trabajo. 17 MDS 110.5

Marian Davis tuvo oportunidad de describir su trabajo como ella lo veía: “He tratado de comenzar tanto los capítulos como los párrafos con oraciones cortas, y ciertamente de simplificar siempre que fuera posible, de excluir cada palabra innecesaria, y de hacer el trabajo, como lo he dicho, más compacto y vigoroso”. 18 MDS 110.6

Los publicadores esperaban mantener a Elena de White dentro del cronogruma y plan de trabajo de ellos, lo cual no era fácil para ella mientras realizaba sus pesadas obligaciones en Australia. Marian le escribió a Willie: “La Hna. White se siente constantemente hostigada por el pensamiento de que debiera enviar el manuscrito a los impresores inmediatamente. . . La Hna. White parece inclinada a escribir, y no tengo dudas de que ella producirá muchas cosas preciosas. Espero que sea posible incluirlas en el libro. Sin embargo, hay una cosa que ni aun el editor más competente podría hacer, que es preparar un manuscrito antes de que sea escrito”. 19 MDS 110.7

A veces Elena de White buscaba ayuda fuera del círculo de sus colaboradores inmediatos. Ella explicó este procedimiento a W. H. Littlejohn en 1894: “Hago que todas mis publicaciones sean minuciosamente examinadas. Deseo que no aparezca nada impreso sin que sea investigado cuidadosamente. Por supuesto, no quisiera que hombres que no poseen una experiencia cristiana o que carecen de habilidad para apreciar el mérito literario sean colocados como jueces de lo que es esencial que se presente a la gente, como el forraje puro es despojado de la paja. Coloqué todo mi manuscrito para Patriarcas y profetas y el tomo IV [del Espíritu de Profecía] delante de la comisión de libros para su examen y crítica. También coloqué estos manuscritos en las manos de algunos de nuestros ministros para que los examinasen. Cuanto más críticas reciba de ellos, mejor será para el trabajo” 20 MDS 110.8

Cuando ella escribía de asuntos médicos, sus ayudantes de oficina les pedían a especialistas en medicina que revisasen los manuscritos con cuidado: “Deseo que en toda su lectura usted note esos lugares donde se expresa el pensamiento en una manera que sería especialmente criticado por médicos y amablemente nos dé el beneficio de su conocimiento en cuanto a cómo expresar el mismo pensamiento en una forma más exacta”. 21 MDS 111.1

Sin considerar de dónde recibía ayuda editorial, Elena de White leía todo en su forma final: “De mañana encuentro bajo mi puerta varios artículos copiados por la Hna. Peck, Maggie Hare y Minnie Hawkins. Todo debe ser leído críticamente por mí... Todo artículo que yo prepare para ser editado por mis obreros, siempre debo leerlo por mí misma antes de que sea enviado para su publicación”. 22 MDS 111.2